A bordo del George Washington.
John vigilaba de manera clandestina la totalidad de los mensajes que circulaban por el portaaviones, por medio de un improvisado empalme que había hecho en algunas líneas clave. Fue así como interceptó noticias inquietantes. También había desviado tráfico de mensajes en el que se mencionaba información recopilada sobre el área de Beijing por una aeronave que en sus fuentes recibía el nombre de Aurora.
Había codificado y transmitido una breve línea de advertencia a Kil, pero no estaba seguro de que éste la hubiera recibido. Era necesario que la confirmación de Kil llegara antes de que el submarino estuviese en Bohai, porque, si no, se vería obligado a transmitirla en público, sin cifrar, con el peligro de que todo el mundo se enterara. John estaba seriamente preocupado por Kil. Decidió que no le comunicaría sus descubrimientos a Tara, para evitar preocupaciones innecesarias y confusión. Se había enterado de las buenas noticias y no quería alterarla. John no conocía los detalles de la misión de Kil en China, pero sospechaba que el objetivo que pudieran tener allí estaría relacionado con los mensajes que había interceptado hacía poco.
Durante la reunión de los mandos del portaaviones a la que había asistido el día anterior («asistido» en un sentido amplio del término, ya que a la mitad de la sesión le habían ordenado abandonar la sala por razones de seguridad), John se había enterado de que el almirante sentía preocupación por uno de los civiles que viajaban a bordo. El oficial que tenía la palabra en ese momento empleó el tiempo que se le había asignado para informar al almirante, con la precaución de no emplear nombres, porque sabía que había civiles presentes.
—El muchacho dice que oyó cosas raras en el nivel 0-3 de popa, almirante. Se lo contó a la enfermera y al médico. ¿Cómo le parece a usted que procedamos?
El almirante hizo un gesto con la mano para ordenar que todos los no militares que se encontraban en la sala se marcharan. Entonces, Joe, su asistente, los hizo salir a todos y cerró la puerta. John sabía que lo más probable era que no le ordenaran volver, así que aprovechó el momento para hacer una llamada desde el teléfono del pasillo. Marcó el número de la enfermería.
—Jan al habla. ¿Hay alguna emergencia?
—No, soy John. Escucha, ¿recuerdas esa discusión que tuvimos hará una semana a propósito de Danny?
—Sí, ¿por qué?
—¿Se lo has contado a alguien?
—No, tan sólo lo he comentado con Dean. Dean me dijo que se lo comentaría al almirante en la reunión de la próxima semana.
John calló por unos instantes.
—Te lo pregunto porque esta mañana estaba en la reunión de los mandos y he oído algo sobre esa cuestión, pero entonces han hecho salir a los civiles. Han hablado de un muchacho que había oído cosas raras. —John sacó el bloc de notas y pasó páginas hasta llegar a la primera que no tenía la esquina del papel doblada—. Un muchacho que había oído cosas raras en la popa, en el nivel 0-3, y que se lo había contado a la enfermera.
Jan se quedó en silencio al otro extremo de la línea.
—¿Jan? Creo que lo mejor será que convoquemos una reunión del Hotel 23.
— De acuerdo, a mí me parece bien. Te veo dentro de unos minutos. Nos encontramos en el pasillo donde están nuestros camarotes.
—Muy bien, hasta ahora. Ándate con cuidado.
—Desde luego. Hasta ahora, John.
John llamó a Will, Dean y Tara antes de ir al lugar indicado. Después de recorrer con diligencia los niveles y escalerillas correspondientes, llegó al sitio y se encontró con que Jan y Will ya estaban allí y, junto a la mujer, una bonita sorpresa: Laura con Annabelle.
—¡Hola, Laura! ¿Vas a cuidar de mi perrita?
—¡Sí! ¡Pero es mía, ella misma me lo dijo! —respondió Laura. Soltó una risilla y le rascó el lomo a Annabelle. La perrita, como si lo hubiera entendido, meneó su colita enroscada, como de cerdo.
—¡Eso ya lo veremos, niñita! —dijo John con su voz de tío malvado, y le provocó más risillas a Laura.
Annabelle meneó la cola y se marchó corriendo, con la lengua fuera, preparada para dar lametones, meneando la cola sin control.
—Will, ¿cómo te va todo? Siento no haber tenido ni siquiera cinco minutos para hablar contigo durante los últimos días. He estado ocupado con los sistemas de comunicaciones y todo eso.
—No te preocupes… Jan me tiene ocupado a mí cambiando bacinillas y bolsas de suero. Me hace trabajar como a una mula.
Jan le puso mala cara e hizo sonreír a todos los demás.
La puerta de un camarote se cerró detrás de John; éste se volvió y vio a Tara.
—No creo que sea necesario pero, de todos modos, estaría bien que nos marcháramos del pasillo antes de que pase alguien. Dean aún no ha llegado.
—Estoy aquí. —La voz de Dean resonó por el pasillo. Una pelota de baloncesto resonó contra el techo de acero. Un indicio de que Danny iba con ella.
—Danny, ve con Laura a estudiar en el aula. Iré a buscarte cuando hayamos terminado, y no quiero que me pongas mala cara, jovencito.
—Está bien, abuela —respondió Danny con voz triste. A un niño pequeño nunca le gusta que lo manden a cuidar a una niña aún más pequeña.
Dean le acarició la cabeza con manos que el trabajo le había encallecido y le dijo:
—Os vais a divertir, niño, y de todos modos no durará mucho. Venga, márchate.
Danny, Laura y Annabelle se marcharon corriendo. Annabelle saltó al pasar una compuerta de seguridad, como un gamo del bosque saltaría sobre un leño. Al cabo de unos instantes, el correteo de Annabelle se oyó con más fuerza y entonces apareció de nuevo, y se detuvo a los pies de John.
—¡Así me gusta! —dijo John—. Vamos a mi camarote, allí tendremos más espacio.
—¡Anda, mira el privilegiado este! —dijo Tara con una sonrisa sarcástica.
—Sí, y me siento un poco culpable, pero me paso la noche despierto y vivo en el camarote del hombre que hacía el mismo trabajo antes que yo. Estoy en el camarote del oficial de comunicaciones. Es un lugar sencillo en comparación con el Hotel 23, pero muy espacioso para lo que tenemos ahora.
—¡Ah, por favor, cállate de una vez, John! El que uno de nosotros pueda estar un poco más cómodo es motivo de alegría para los demás —le aseguró Dean.
—Gracias, Dean, lo único que ocurre es que no quiero que nadie piense que me he olvidado de todos vosotros. ¿Empezamos?
Entraron todos en el camarote de John y cerraron la puerta. Tomaron asiento en las literas, el fregadero y el pequeño escritorio plegable, y John empezó a contarles lo que había ocurrido por la mañana. Annabelle encontró la cuerda que John se había llevado del castillo de proa y se pasó el rato masticándola. Mientras John les explicaba lo que había oído, Dean empezó a poner cara de preocupación. Había tenido la intención de solicitar una entrevista con el almirante, pero como, al fin y al cabo, Danny no había visto nada con sus propios ojos, había acabado por parecerle que, de momento, lo mejor sería dejarlo correr.
—Ya sé cómo ha llegado esto a oídos del almirante —exclamó Jan—. Hará una semana, estaba en la enfermería con el Dr. Bricker. Danny tuvo que venir a que le pusiéramos unos puntos y dijo que le parecía que llevábamos zombis a bordo, y que jugaba a los zombis con los otros niños. Después de que Danny se marchara, el Dr. Bricker me contó que a veces le habían llevado muestras de tejido orgánico para que las analizara, y que tenía sospechas acerca de su procedencia.
—Todo eso no significa nada, Jan. Además, ¿creéis que tenemos que sacar conclusiones precipitadas y alterarnos por unas muestras de tejido orgánico? —preguntó Tara.
Jan frunció el ceño y empezó a explicárselo:
—Es que no eran simples muestras de tejido orgánico. Bricker me contó que se trataba de tejido cerebral altamente irradiado. Enfatizó que no se habían llevado a cabo misiones de reconocimiento ni de captura durante las dos semanas previas a la recuperación de las muestras.
—No es que dude de ti, Jan…, pero es que creo que no estoy preparada para hacerme a la idea de que esas criaturas viajan conmigo en el portaaviones y… —Tara se oprimió el estómago con ambas manos, se lo frotó suavemente y empezó a sollozar.
—No pasa nada, Tara —dijo John—. Si se encuentran a bordo, por lo menos ya lo sabemos. Estamos todos armados, aunque no nos pareciese necesario cuando llegamos aquí. En vez de desarmarnos a todos, el ejército nos exigió que lleváramos armas a todas horas mientras nos encontráramos a bordo; eso juega a nuestro favor. Lo único que nos queda es demostrar que los no muertos están aquí, con nosotros.
John se levantó del escritorio y se colocó bien las gafas sobre el puente de la nariz.
—Creo que tengo el perfecto detector de no muertos, baterías no incluidas. —Miró a Annabelle. Todavía masticaba la cuerda y meneaba la colita—. Esos pelitos del pescuezo nos han salvado a Kil y a mí en más de una ocasión.
ZAAUZYUW RUEOMFC7685 1562255-TTTT-RHOVIQM.
ZNR TTTTT ZUI RUEOMCG340X 1562254.
Z 042253Z.
DEL PORTAAVIONES GEORGE WASHINGTON.
A RHOVNQN / GOBIERNO EN FUNCIONES MT W.
BT.
ALTO SECRETO // 002045U.
ASUNTO:/ INFORME CARRETERA ELEVADA-CENTRO.
OBSERV:/ FASE FINAL DE EXPERIMENTACIÓN EN ESPECÍMENES CARRETERA ELEVADA Y CENTRO EMPEZARÁ EN LAS PRÓXIMAS 24 HORAS. DE ACUERDO CON ÓRDENES DEL GOBIERNO EN FUNCIONES, ÁREAS PREESTABLECIDAS DEL CEREBRO SERÁN LOBOTOMIZADAS, UN OJO EXTRAÍDO PARA PRUEBAS DE PRESUNTA PERCEPCIÓN SENSORIAL TÉRMICA.
ESTA BASE ENVIARÁ INFORMACIÓN ACTUALIZADA POR CORRESPONDENCIA SEPARADA.
BT.
AR.
NNNNN.
* * *
INICIO DE TRANSMISIÓN DE TEXTO.
LUZ DE KLIEG SERIE 209.
RTTUZYUW-RQHNQN-OOOOO-RRRRR-Y.
ALTO SECRETO // SAP HORIZONTE.
ASUNTO: CONCLUSIONES EFECTOS RADIACIÓN SOBRE ESPÉCIMEN DE NUEVA ORLEANS.
OBSERV:/ ESTA BASE HA FINALIZADO EL EXAMEN INICIAL DE LOS ESPECÍMENES CARRETERA ELEVADA Y CENTRO (DESIGNADOS EN REFERENCIA AL SITIO DE CAPTURA EN NUEVA ORLEANS). DURANTE LAS PRUEBAS INICIALES, AMBOS SUJETOS MOSTRARON CONGRUENCIA EN LA FUNCIÓN MANO-OJO, SIMILAR A NIÑO PEQUEÑO EN LA CAPACIDAD DE INTRODUCIR OBJETOS DE MADERA EN AGUJEROS CON LA MISMA FORMA. DURANTE LAS PRUEBAS DE COORDINACIÓN MÁS AVANZADAS, CENTRO DEMOSTRÓ CAPACIDAD DE MOVERSE A DIECISÉIS KILÓMETROS POR HORA. CARRETERA ELEVADA NO PASÓ DE LOS DIEZ. CENTRO TAMBIÉN POSEÍA CAPACIDAD PARA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS SENCILLOS, Y ELEGÍA DETERMINADAS HERRAMIENTAS PARA TRATAR DE ROMPER LOS CRISTALES, A FIN DE CAPTURAR LO QUE PERCIBÍA QUE PODÍA SER UNA PRESA VIVIENTE DETRÁS DE UN CRISTAL BALÍSTICO. CENTRO EXHIBIÓ COMPORTAMIENTO HOSTIL FRENTE A CARRETERA ELEVADA CUANDO HABÍA COMIDA PRESENTE, Y EN OCASIONES EMPUJABA A CARRETERA ELEVADA PARA ALEJARLO DE LA COMIDA.
COMPORTAMIENTO A DESTACAR: SE NOTÓ QUE CENTRO OBSERVABA LAS ENTRADAS Y SALIDAS DE LOS INVESTIGADORES E IMITABA LOS MOVIMIENTOS DE SUS MANOS CUANDO ESTOS TIRABAN DE LAS PALANCAS DE LA COMPUERTA PARA SALIR, LO QUE SUGIERE POR LO MENOS UNA CAPACIDAD RUDIMENTARIA DE APRENDER. TANTO CARRETERA ELEVADA COMO CENTRO TIENEN RAPIDEZ Y AGILIDAD TODAVÍA NO OBSERVADAS EN CRIATURAS NO EXPUESTAS AL BOMBARDEO RADIACTIVO DE LAS PASADAS DETONACIONES NUCLEARES.
RESUMEN: EL PORTAAVIONES GEORGE WASHINGTON PROSEGUIRÁ CON LA OBSERVACIÓN DE LOS ESPECÍMENES. AVISARÁ AL GOBIERNO EN FUNCIONES DE CUALQUIER PROPÓSITO DE DESTRUIRLOS. CINCO SUJETOS EN CONDICIONES VARIAS, PROCEDENTES DE ÁREAS GEOGRÁFICAS DISTINTAS, PERMANECEN A BORDO. ESTA BASE SE MUESTRA ESCÉPTICA POR LO QUE RESPECTA A LAS POSIBILIDADES DE EXTERMINAR A LA POBLACIÓN NO MUERTA DE ESTADOS UNIDOS. EN ESTOS MOMENTOS LOS NO MUERTOS IRRADIADOS NO MUESTRAN SIGNOS DE PUTREFACCIÓN. DATOS PROCEDENTES DE LOS ARCHIVOS DE HIROSHIMA Y NAGASAKI INDICAN CIERTA PRESERVACIÓN DE LOS CADÁVERES POR LA RADIACIÓN, PERO NO DE ESTE ORDEN DE MAGNITUD. ESPECULAMOS CON QUE LA RADIACIÓN ELEVADA HA CONSTITUIDO UNA RELACIÓN SIMBIÓTICA CON LA ANOMALÍA EN UN NIVEL QUE SOMOS INCAPACES DE VERIFICAR O MEDIR EN ESTE MOMENTO. BUENA SUERTE.
CIENTÍFICO JEFE DEL GW ENVÍA…
BT.
AR.
Túnel en el espacio… Estaba tan enfrascado en la misión, que no había entendido lo que John quería decirme. Hace más de una semana que añade códigos extra a sus mensajes. Los apunté sin pensar, porque en ese momento me parecían un puro galimatías. John me había mandado mensajes cifrados por medio de nuestras copias gemelas de Túnel en el espacio. Me ha mandado códigos en los que se indicaba la página, el párrafo y la frase, para hacerme buscar palabras y letras que se encontraban en mi ejemplar del texto. Al juntarlos, forman frases breves. Me he dado cuenta después de que Crusow me reenviara el último mensaje de John. Aunque ya le había dicho que hacía tiempo que terminé el libro, me lo ha vuelto a preguntar después de mandarme la última serie de códigos. «¿Ya has leído Túnel en el espacio?».
Me he pasado un rato sentado en la litera, confuso. He hojeado la novela, a la espera de recibir informes actualizados del equipo que regresa de Kunia. He buscado algo que John pudiera haber escrito dentro del libro, algo que me hubiera pasado por alto.
Finalmente he logrado transcribir el mensaje. El código, aparentemente sin sentido, se ocultaba a la vista de todo el mundo en las series de movimientos de ajedrez. Se refería a secuencias específicas que tan sólo se podían descifrar si el receptor tenía exactamente la misma clave que el emisor. En este caso, un libro no habitual y agotado en imprenta. Me ha llevado unos minutos, pero el mensaje estaba claro.
«ESPÉCIMEN COLISIÓN NEVADA 1947 EXPUESTO A LA ANOMALÍA… MUY FUERTE… ARMAS INEFECTIVAS, NEUTRALIZADO CON FUEGO… ¿SIGNIFICA ALGO?».
Por supuesto, estoy sorprendido y confuso porque no entiendo cómo puede ser posible que John disponga de esa información. Pero, bien mirado, no es tan extraño, ya que es oficial de comunicaciones en funciones a bordo del George Washington. Parece que la armada trabaja siempre de acuerdo con dos principios esenciales. Uno de ellos es la regla «a más imbecilidad, más autoridad», lo que quiere decir que, cuanto más imbécil seas, más probable es que te asciendan. El otro principio que he visto confirmado durante mi período de servicio es la «maldición de los competentes». John se encuentra en este último caso. Cuanto más competente seas, mayores serán las responsabilidades por las que no te pagan, y más trabajo te exigirán.
Sin excepciones, los mandos que están por encima de los competentes pueden englobarse dentro de la primera de las categorías citadas. Me imagino que le han dado acceso global a las redes de comunicación del portaaviones porque es el único que sabe hacer el trabajo que le exige su puesto. Sea como sea, no le voy a revelar este mensaje al capitán mientras no sepa bien en cuál de las dos categorías se encuentra. Se lo contaré a Rex y a los demás cuando llegue el momento oportuno; son los operativos de esta misión y tienen derecho a saberlo. Lo de China va a ser problemático, como mínimo.
Este mensaje codificado de John me habría parecido muy extraño si no me hubiesen informado previamente de lo que nuestro gobierno nos había ocultado durante todos estos años en las montañas del oeste.