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El mismo día en que el juez de instrucción Ernest Coméliau, 23 bis, Rue de Seine, en París, recibía esta carta, los periódicos anunciaban que el doctor Charles Alavoine, nacido en Bourgneuf (Vendée), se había suicidado en circunstancias bastante misteriosas en la enfermería de la cárcel.

Por respeto a su pasado, a su profesión y dada su serenidad y lo que el médico en jefe del establecimiento penitenciario llamaba su buen humor, a veces lo dejaban solo durante unos instantes en la enfermería, donde se le sometía a tratamiento.

Pudo de este modo acceder al armario de productos tóxicos y envenenarse.

Se ha abierto una investigación.

15 de diciembre de 1946