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La ficción especulativa es una comunidad literaria viva, con una fuerte participación de los lectores, escritores, editores y críticos. Puede que ya conozca el fandom[35]: los congresos cada semana, los fanzines, los clubes. O puede incorporarse a la comunidad profesional —asociaciones del sector, premios, publicaciones de crítica—. O puede que ya haya entrevisto toda esta actividad: los premios Hugo y Nébula, las antologías de lo mejor del año, las citas de otros autores en las cubiertas de los libros.

El hecho es que incluso antes de convertirse en un autor de ficción especulativa con obra publicada puede implicarse activamente en casi cada nivel de esta comunidad de gente unida por las historias maravillosas en mundo extraños.

Congresos

La mayoría de las ciudades importantes de los Estados Unidos albergan al menos uno al año. Algunos se centran en determinados temas: unos en cine y televisión, otros en elaborados disfraces basados en libros o películas, otros más se centran en videojuegos y algunos tienen un nivel serio de discusión crítica y literaria. Con todo, la mayoría tienen un poquito de cada cosa.

Casi siempre hay un par de invitados famosos y unos cuantos no tan conocidos.

El mayor es la Convención Mundial de Ciencia-Ficción (World Science Fiction Convention), cuya sede cambia cada año[36]. Organizada por aficionados, la WorldCon es un evento significativo al que acude casi todo el mundo. Es posible ver un listado de las próximas convenciones en la web de la revista Locus, www.locusmag.com[37].

Una vez que haya comenzado a vender historias, si se lo hace saber a los organizadores de la convención local, sin duda le colocarán en algunas mesas redondas y le darán la oportunidad de hablar sobre lo que le interese. Déjeme darle algunos consejos sobre cómo hacerlo con éxito:

Sea modesto. Aunque su público incluirá con frecuencia a personas vestidas poco convencionalmente o incluso disfrazadas, los asistentes a los actos de un congreso de ciencia-ficción son por lo general gente bastante por encima de la media de la población, y pueden detectar a un farsante a cincuenta metros de distancia. No van a quedarse boquiabiertos por ver a un Verdadero Escritor como usted, porque la mayoría ha hablado en alguna ocasión con Lariy Niven, Carolyn Cherryh o Harían Ellison en otra convención y no van a tratarle con deferencia o especial respeto.

Así que no malgaste demasiado tiempo hablando de su último libro, porque probablemente no les importa, y si insiste demasiado al respecto, con seguridad habrá alguien que lo haya leído, no le gustó y no tendrá el menor empacho en exponerle las razones al resto de los asistentes. Pero si expresa sus ideas con inteligencia y pasión —incluso si no es un buen orador en público— será acogido con calidez. La gente auténtica es bien recibida por el fandom; los pretenciosos son masticados y escupidos.

No deje que se adueñen de su vida. Hay un congreso de este tipo cada fin de semana en algún lugar de Estados Unidos. A medida que su trabajo empiece a tener éxito, el público reparará más en usted. Será invitado a un montón de estas convenciones. Algunas incluso le ofrecerán costear el viaje o darle alojamiento, la mayoría dan acceso gratuito a los escritores profesionales (es decir, gente que ha publicado algo). Si es un actor frustrado como yo, le darán la posibilidad de lucirse; si se siente solo, se aferrará a la oportunidad de encontrarse con otra gente interesada por la literatura.

Además, en las convenciones principales podrá encontrarse con un montón de escritores y editores. Conseguirá información. Será invitado a cenar en sitios elegantes. Es fácil convencerse a uno mismo de que es necesario ir a la convención X, porque es parte del negocio. Y lo es, sí, pero sólo de vez en cuando.

Es posible, a la larga, quedar atrapado por la vida de estos eventos. Es positivo profesionalmente hablando ser visible; es personal y artísticamente debilitador convertirse en ubicuo. Algunos escritores parecen vivir en los bares de las convenciones, y uno se pregunta cuándo están lo suficientemente sobrios para mecanografiar. Otros simplemente dejan de escribir durante largos periodos, porque todo su tiempo lo consume el fandom. Si descubre que el fandom y los congresos interfieren con su trabajo, asegúrese de que la escritura siempre tiene preferencia. Las convenciones seguirán sin problemas aunque usted no asista una temporada.

Organizaciones profesionales

El nombre de la Science Fiction Writers of America (SFWA) no se ajusta a la naturaleza de la organización, porque muchos de sus miembros proceden de otros países, un buen número de ellos escriben fantasía, y unos cuantos no han publicado ni un solo relato en toda su vida. Sea como fuere, la SFWA es una de las organizaciones profesionales más poderosas —y combativas— del mundo de las artes.

La SFWA no es un sindicato, jamás le pedirá que vaya a la huelga. No es tampoco barata, sus cuotas son elevadas. Pero la SFWA se las ha apañado para llevar a cabo algunos milagros a través de los años, bajo fuertes liderazgos y con una gran solidaridad entre sus miembros. Han auditado las cuentas de editores acusados de deshonestidad y descuido, y arreglado pagos pendientes para sus integrantes; han convencido a distintos editores de abandonar o revisar contratos abusivos; y, a través de su laborioso comité de quejas, han hecho muchísimo para ayudar a sus miembros en disputas con editoriales, editores y agentes.

Además, la SFWA organiza las votaciones de los premios Nébula, los «premios de la Academia» de la ciencia-ficción. No importa tanto si el premio recae finalmente en el mejor trabajo del año; lo más interesante es que los miembros de la SFWA se preocupan profunda y apasionadamente por lo que creen que es buena cf y fantasía, y esas disquisiciones salen a la luz durante los periodos de candidaturas y votaciones. Y cuando los resultados se anuncian y publican, el mensaje al público lector es claro: a los escritores de ficción especulativa les preocupa que se reconozca la excelencia en su campo; esto es arte, no sólo negocio.

Es bueno recordar estos logros cuando se asiste a las discusiones y ataques que se producen en las reuniones de la SFWA y en sus publicaciones. Formar parte de la comunidad literaria supone algunas fricciones, y dado que todos los participantes estamos cualificados en retórica, el lenguaje puede ser en ocasiones colorido. De todas formas, la mayor parte de los miembros de la SFWA son personas amables y educadas a los que estremecen los comportamientos de algunos de sus colegas. E incluso los individuos más animosos se convierten en amigos o mentores en caso de necesidad. Si el nivel —o el calor— del conflicto le incomoda, busque la historia de cualquier literatura en su nacimiento y encontrará la misma clase de debates acalorados. La SFWA tiene hasta la fecha un menor índice de ataques físicos que, digamos, la literatura inglesa del siglo XVIII, así que quizá no somos tan terribles.

Los requisitos de acceso son sencillos: unos pocos relatos o una novela publicada le permitirán una membresía completa, y hay otras con exigencias aún menores.

Existen otras asociaciones de escritores como la Horror Writers Association, creada a imagen de la SFWA. Infórmese en Locus, o a través de su editor, si está interesado en pertenecer a alguna de estas entidades[38].