La ficción especulativa se paga decentemente en la actualidad, pero es sólo en los últimos años que más de un puñado de escritores han sido capaces de vivir únicamente de este tipo de literatura. Por cada escritor que consigue un éxito rápido hay una docena que construyen sus trayectorias lentamente, y muchos más cuyas carreras consisten en unas pocas historias y novelas desperdigadas a lo largo de los años, sin obtener nunca los ingresos necesarios para vivir de ellas.
No deje su trabajo. En otras palabras, no lo haga cuando firme el contrato de su primera novela. 5000 dólares pueden parecer mucho dinero hasta que uno se da cuenta de que para alcanzar el salario medio nacional (25000 dólares cuando se escriben estas líneas) hay que conseguir vender cinco libros al año a esa tarifa.
No es posible estar seguro de que se van a poder escribir cinco libros publicables al año. Y si lo hace, corre el riesgo de ser percibido como un escritorzuelo que produce montones de material de mediocre calidad. Es poco común que escritores con esa reputación consigan adelantos lo suficientemente grandes como para liberarles y que escriban uno o dos libros realmente buenos al año.
Incluso si se consiguen los suficientes ingresos como para vivir de ello, es algo errático y poco fiable. Los cheques con los royálties llegan con frecuencia tarde (aunque si se pregunta a los editores todos han olvidado que alguna vez fueron un poco lentos en sus pagos) y abundan las sorpresas desagradables («lo siento, pero hemos sufrido muchas devoluciones y esta vez no hay dinero para usted»). Eso asumiendo que los beneficios de alguno de sus libros supere alguna vez lo que percibió como adelanto y generen royálties: no fue hasta mi noveno libro que empecé a recibirlos después de cubrir el adelanto original, y todo el mundo considera que tuve una carrera bastante exitosa desde el principio[33].
En Estados Unidos vivimos en un mundo organizado financieramente en torno a los ciclos lunares, y los escritores no encajamos muy bien en ese modelo. La llegada mensual de las facturas y el alquiler o la hipoteca supone tener dinero ahorrado para afrontar los largos periodos sin recibir cheques. No hay problema si tiene dinero ahorrado; pero todo puede venirse abajo si los cheques se retrasan. En otras palabras, si escribir es su única fuente de ingresos, puede meterse en problemas crediticios mientras sus editores solventan en unos meses sus «problemas de liquidez» (lo que quiere decir que les queda el dinero suficiente para pagar a la imprenta, pero no al escritor).
Puede que tenga el sueño de librarse de su empleo de forma que en lugar de escribir sus historias en ratos perdidos —por la noche, a la hora del almuerzo, los fines de semana— pueda dedicarse a tiempo completo a sus creaciones. Pero ¿es posible producir una prosa inmortal cuando se está obsesionado por tener el dinero suficiente para seguir adelante? ¿Cuando cada llamada de teléfono puede ser del banco?
Si dibujo un escenario oscuro de la parte financiera del negocio de escribir es porque la situación es con frecuencia muy oscura. Salvo que tenga independencia económica, un cónyuge deseoso de mantener su hábito literario o familiares que puedan echarle un cable en caso de dificultades, piénselo cuidadosamente antes de abandonar un ingreso regular.
Además, un empleo le mantiene en contacto con el mundo, con otra gente, con potenciales historias y personajes. Muchos de los que dejan su trabajo descubren con disgusto que no escriben más de lo que lo hacían cuando sólo le podían dedicar ratos perdidos.
Manejar el dinero. Si tras analizar sus gastos y posibles ingresos por escribir decide que puede conseguirlo, hágalo de la forma correcta. Nadie le va a retener los impuestos. El dinero llegará a sus manos y resultará tentador gastarlo dejando los impuestos para el siguiente cheque. Hablo por experiencia: es un camino al desastre. Calcule los impuestos que deberá pagar por cada ingreso que reciba, ponga esa cantidad aparte y nunca, nunca la gaste excepto para cumplir con el fisco. Ni los agentes ni los editores, ni siquiera los críticos, pueden causar un dolor semejante al que se siente cuando se retrasa el pago de los impuestos y los intereses se acumulan.
Además de su cuenta para impuestos, tenga una reserva de efectivo y hágala crecer hasta que tenga el equivalente a un año de ingresos en el banco. Créame: la necesitará. El gran cheque de hoy no garantiza otro similar el próximo año. En 1980 yo iba a por todas, firmé un contrato de 75000 dólares y otro de 30000. Creí que seguiría así, en una curva ascendente. En su lugar, durante la recesión del comienzo de esa década, en la que los editores entraron en pánico, me encontré escuchando ofertas de 7500 dólares o rechazos rotundos a comprar nuevo material. Sabía que aceptar un adelanto de ese tipo sería un peligroso paso atrás; tuve que volver a mi antiguo trabajo durante un año para mantener mis adelantos en el nivel adecuado[34].
Escribir no se diferencia del mundo del cine, del deporte, o cualquier otra profesión con un riesgo financiero. La fama y la riqueza aguardan a unos pocos; la mayoría vivimos continuos altibajos. Cuando tenga un «alto», ahorre para el próximo «bajo». Cuando gane 50000 dólares después de cinco años a 15000, no empiece a vivir como si fuera a ganar 50000 cada año: es posible que el año próximo no ingrese nada en absoluto.
La ficción especulativa es un campo abierto y se puede vivir de él con la correcta combinación de talento, suerte, instinto y disciplina financiera. Por desgracia, las mismas cualidades que le convierten en un magnífico narrador pueden trabajar en su contra a la hora de administrarse. Si ése es su caso, como lo es el mío, sea lo suficientemente honesto para admitirlo y ponga a otro al cargo de sus finanzas. En mi caso tuve el acierto de casarme con una persona adulta. Kristine maneja el dinero y yo ni siquiera llevo una chequera encima. La vida funciona mejor de esta forma para nosotros. Hágase una idea de qué puede ser lo mejor para usted y adelante con ello.