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Agentes

Para sus relatos cortos no necesita agente.

Para su primera novela, no necesita un agente hasta que tenga la oferta de un editor.

Hasta que no tenga una trayectoria en el campo del relato, la clase de agente que estará dispuesto a representarle antes de que haya recibido una oferta de un editor no será del tipo que podría dar un empujón a su carrera. Una vez que tenga esa oferta de contrato, sin embargo, puede enviarlo al agente que quiera que le represente y decirle: «La editorial Y me ha enviado este contrato. ¿Le gustaría representarme?».

¡Un momento! Si ya tiene contrato, ¿para qué necesita agente?

No para sacar más dinero, porque sólo en casos muy raros un agente puede conseguir un céntimo más por una primera novela. Necesita a su agente por otras razones. Para que se deshaga de cláusulas odiosas antes de que firme. Para que estén presentes otras cláusulas vitales; el retorno de los derechos a su poder si el libro queda descatalogado, por ejemplo.

Derechos subsidiarios. Antes que nada, necesita un agente para asegurarse de que nunca cederá sin necesidad al editor algún derecho subsidiario. No ceda los de traducción o los de adaptación al cine o la televisión jamás, salvo que el editor pague por ellos un montón de dinero adicional… y no aconsejo aceptar ni siquiera entonces. Si retiene esos derechos, un agente con un acuerdo con otros del extranjero puede conseguir ventas internacionales que el editor jamás se molestará en buscar. Sólo un puñado de mis libros me han dado más dinero fuera que en los Estados Unidos, pero ninguno de ellos se cuenta entre los que, al principio de mi carrera, dejé en manos de editores para su venta internacional.

La verdad, los derechos en holandés no van a suponer mucho dinero. Pero serán 500 dólares más de los que habría conseguido el editor, que no se va a molestar en mover su primera novela si puede colocar otra de un autor conocido. O, en muchos casos, el editor ni siquiera tendrá contacto alguno en Holanda.

En cuanto a los derechos cinematográficos, no espere que Hollywood vaya a llamar a su puerta. Pero de vez en cuando alguien se interesa. Pagarán una opción para adaptar un cuento o un libro. La mayor parte de esas opciones jamás suponen una venta, pero entre tanto habrá ingresado entre 3000 y 5000 dólares. Nunca me ha faltado un buen destino para uno de esos cheques. Pero tampoco he tenido jamás uno de ellos como resultado de la labor que un editor hizo por mí.

A eso es a lo que se dedican los agentes. Conserve todos esos derechos, y luego explótelos. Recuerde que el agente trabaja para usted. El editor no. ¿Quién protegerá mejor sus intereses?

Diez por ciento. Hay quien querrá hacerle creer que los mejores agentes actuales son los que cargan a sus clientes un 15%. No les crea. A los mejores agentes les basta con un 10%. (Una cantidad que se aumenta, de forma correcta, cuando deben dividir beneficios con una agencia extranjera). Cuando un agente pide un porcentaje mayor, es o bien una confesión de impotencia para ganarse la vida con una tarifa del 10%, o la admisión de que se cree una especie de productor o coautor de su trabajo. Se jactará de los servicios extra que le proporciona. Le prometo que no quiere o necesita ningún servicio adicional sobre los que mi agente me brinda… por un 10%.

¿Cómo convencen a los autores de que deben pagarles un 15%? Si no acepta la idea de que «todo el mundo cobra eso ahora», entonces minarán su autoestima. «Lo siento, simplemente es que no puedo permitirme llevar a un escritor marginal por un 10%». Se aprovecharán de su inseguridad.

El ciento por ciento del valor de su libro procede de lo que usted puso en él. Es generoso darle a otro un 10% de los ingresos que obtenga de ese libro, simplemente por manejar las ventas y los contratos. No lo olvide. Si no puede encontrar un agente por el 10%, busque por sí mismo sus propios contactos en el extranjero, consiga un abogado que se ocupe de los contratos, léalos cuidadosamente usted mismo y viva sin agente. Ellos le necesitan más al 10% de lo que usted les necesita al 15%.

Tarifas de lectura. Por lo general, debe mantenerse alejado de las agencias que cobran por leer sus textos. Sé que leer una pila de originales consume una buena parte del tiempo de los agentes, pero usted no debe estar en esa pila. Porque usted no buscará un agente hasta que no tenga un contrato, y cuando lo tenga, los interesados en representarle podrán saber que usted va en serio. No hay riesgo. No forma parte de esa pila.

Además, los agentes son representantes para negocios, no talleres de escritura. ¿Quién cree que redactará la respuesta a su manuscrito en esa agencia que le cobra por leer sus textos? Muy probablemente, algún pobre aspirante a agente o a escritor que reduce la pila de material pendiente del agente por un dinerillo. ¿Y qué sabrá él?

Puede haber excepciones. Puede haber agencias que cobran por la lectura que de hecho le den algo a cambio. No lo creo, pero admito que existe esa posibilidad. El problema es que no habrá forma de saberlo hasta que no gaste su dinero.

Es triste ver cuántos escritores noveles consumen tiempo y esperanzas en el intento de conseguir un agente en un punto de sus carreras en el que un agente no les ayudará de ninguna manera… y la clase de agente que pueden conseguir puede causarles un daño serio.

Crea en usted mismo. No necesita ningún truco mágico para vender su producción. Sólo necesita poner su mejor empeño para conseguir un trabajo excelente. Tener un agente no es el secreto para vender su ficción, sino para conseguir mejores contratos y mayores ingresos una vez que ya haya demostrado que puede vender. Todo empieza por usted mismo.