En el hospital, antes de darle el alta, se realiza una prueba para comprobar la audición del bebé. Consiste en ponerle unos auriculares durante unos minutos. Es indolora y rápida.
Es una prueba de criba: si supera la prueba, se concluye que el bebé oye bien. Sin embargo, si un niño no supera la prueba, no significa que no oiga. Lo único que indica es que habrá que hacer otra prueba más fiable (potenciales evocados auditivos). Hay que tener en cuenta que esta primera prueba está pensada para que no se escape ninguna sordera sin diagnosticar, y es tan sensible que muchos niños normales no la pasan. La gran mayoría de los bebés que no pasan las pruebas de cribado tienen una audición normal.
Por tanto, si tu niño no pasa el cribado de audición no debes preocuparte, porque lo más probable es que no tenga ningún problema serio. De cualquier modo, hay que hacerle un seguimiento y otras pruebas más fiables para valorar mejor su audición.
Si después de todo el estudio se concluye que el bebé tiene un problema de audición, cuanto antes se sepa, antes se le podrá ayudar: en el desarrollo de comunicación, con implantes cocleares, etcétera.