08 Lactancia materna

Si has elegido esta opción: ¡enhorabuena! La leche materna tiene claras ventajas en su composición sobre las leches de fórmula. Entre otras, que posee inmunoglobulinas y células vivas que ayudan a proteger al bebé de las infecciones y es específica de la especie humana. Además, el hecho de mamar favorece la creación de vínculos y el apego entre madre e hijo. Por otro lado, los beneficios de la lactancia materna van más allá de la infancia, y también es buena para la madre.

Existen algunas situaciones en las que la lactancia materna puede estar contraindicada, pero son casos excepcionales en los que o la madre padece una enfermedad grave, como el sida o la tuberculosis activa, o el recién nacido tiene algún problema, como galactosemia. Pero estas situaciones son poco frecuentes. Lo habitual es que las madres puedan dar el pecho a su hijo y que todas tengan leche en cantidad y calidad suficiente.

También debes saber que, al principio, tendrás una leche algo diferente (calostro) y poca cantidad, pero pronto pasarás a producir la leche de transición y luego, la definitiva. La leche materna va cambiando según las necesidades del bebé.

¿Cómo dar el pecho?

Dar el pecho no es difícil, pero conviene que conozcas algunas cuestiones básicas sobre esta práctica.

Lo fundamental es que la madre y el niño estéis cómodos y tranquilos. Los hospitales son sitios muy poco íntimos y poco silenciosos, con el personal entrando y saliendo en la habitación, la toma de constantes, las exploraciones médicas, etcétera. Y no es raro encontrar la habitación de la recién mamá llena de visitas: uno con la cámara, otro con el móvil que no para de sonar, y cosas por el estilo.

Este panorama no contribuye a crear el ambiente de tranquilidad y sosiego deseable para la madre y su hijo recién nacido. Más bien al contrario. A veces la madre se encuentra al borde de un ataque de nervios: acaba de parir, tiene un bebé llorando al que todavía no controla, duerme mal y, además, ha de sonreír a las visitas (bien intencionadas, sin duda, pero...). Y si la madre no está tranquila, el bebé se pone nervioso. Porque la ansiedad es muy contagiosa.

Cuando todo esto coincide con la hora de la toma, es fácil adivinar el resultado: no hay tranquilidad, no hará bien la toma. Cosa que las visitas aprovechan para no escatimar consejos y opiniones:

— Déjalo, ya comerá más tarde. Pobrecito, estará cansado.

— No puede estar cansado. Tendrá gases. A ver si eructa y luego vuelves a intentarlo.

— Mejor prueba con una pezonera. A tu tía Rosalía le fue muy bien…

— Lo que tú quieras, pero yo creo que es mejor darle un biberón.

— Mira, mira como chupa la mano. Seguro que tiene hambre.

Todo esto acabará por arruinar definitivamente la toma. Lo que necesitas para que todo sea más fácil es crear un ambiente relajado y tranquilo. Como se ha comentado antes, los bebés notan, por el tono de voz y por los movimientos, el nerviosismo y la excitación en el ambiente. Por eso, sería deseable cambiar la extendida costumbre de visitar muy pronto a la madre y al recién nacido, y dejarlo para unas semanas más tarde, cuando tanto el uno como la otra estén más asentados y se hayan establecido ciertas rutinas.

Dicho esto, centrémonos en el tema de este apartado: cómo dar el pecho. Los pediatras o el personal sanitario, al observar cómo mama el niño, se fijarán en la colocación y en el agarre, y te indicarán las formas correctas. Si tú y el bebé estáis bien colocados y consigues que el bebé agarre correctamente el pecho, tendrás mucho ganado.

Colocación correcta:

Ponte cómoda (hombros caídos), relajada y tranquila, y mira a tu bebé.

Procura tener agua a mano. A muchas mujeres amamantar les da sed.

Coloca tu ombligo frente al ombligo de tu bebé: «ombligo con ombligo».

La cabeza del bebé debe estar bien alineada con su tronco; que el cuello no le quede flexionado ni girado.

La boca del bebé debe estar a la altura de la mama.

Apóyate la cabeza del niño en el centro del antebrazo (no en el codo).

Acerca el bebé al pecho y no el pecho al bebé.

No le metas el pecho en la boca como si fuese un biberón. El niño debe buscar: acércale la mejilla al pezón para que lo roce; los bebés suelen abrir la boca y empezar a buscar el pezón. Cuando busca y abre la boca es el momento de meterle el pecho.

Es importante que pongas muy pronto el niño al pecho (durante la primera hora de vida).

Agarre correcto:

El bebé se mete un «buen bocado de pecho» en la boca, de forma que en la parte inferior del pecho apenas se ve la areola.

Mama con la boca bastante abierta y el labio inferior un poco doblado hacia fuera.

El mentón y la nariz tocan el pecho de la madre.

Da chupadas lentas y profundas.

Mantiene los mofletes hinchados y no «chupados».

No te agarres el pecho haciendo la típica pinza con dos dedos alrededor del pezón (como quien coge un cigarrillo), porque estarás impidiendo que tu bebé se introduzca el pezón en el fondo de la boca. Si lo necesitas, sujétate el pecho por debajo con la mano en «C», de forma que el pecho quede entre el primer y el segundo dedo, ambos bien separados.

En alguna ocasión puede ocurrirte que tengas los pechos muy duros e hinchados, como un globo, y que el bebé no sea capaz de agarrarse bien. En este caso, debes vaciártelos un poco con un sacaleches. Así el pecho se pondrá más blando, y al bebé le resultará más fácil agarrarse.

Es fundamental que el bebé agarre bien. Si un niño sólo chupa del pezón, ocurren dos cosas, y ambas malas:

No sale leche. Mamar no es sólo chupar, sino hacer que salga la leche. Tu bebé lo consigue presionando con la lengua y el paladar, y para ello debe tener un «bocado» de pecho dentro de la boca.

Se forman grietas o fisuras en el pezón. Si el niño chupa sólo del pezón, pronto se te abrirán grietas en la mama, que son bastante dolorosas y pueden ser motivo de fracaso de lactancia materna.

Agarre correcto.

Agarre incorrecto.

¿Cada cuánto hay que darle de mamar?

Actualmente se recomienda la lactancia materna «a demanda». Es decir, cuando el niño quiera, como cualquier otro mamífero. ¡El pecho no tiene horario!

RECUERDA

Aunque la lactancia materna es la mejor forma de alimentación para el bebé, los primeros días son algo difíciles. Necesitarás ayuda y paciencia, pero finalmente todo irá bien y os habréis hecho un regalo para siempre.

Efectivamente, durante las primeras semanas de vida puede mamar con mucha frecuencia, incluso cada hora. Posteriormente, el propio bebé irá espaciando las tomas. Pero cada niño tiene su ritmo. Olvídate del reloj y dale el pecho cada vez que el bebé te lo pida. Recomendamos la lactancia a demanda, pero con una salvedad: si el recién nacido, pasadas unas tres horas o tres horas y media de la última toma, no te pide de mamar, debes estimularlo de alguna manera: cambiarle el pañal o cualquier cosa que lo espabile. Algunos bebés son perezosos y pueden quedarse somnolientos y amodorrados, pero conviene que no pasen más de tres o cuatro horas sin comer. Insistimos en que nos referimos a los primeros días de vida, porque a partir de las dos o tres semanas, si todo va bien, podrás dormir hasta seis horas seguidas por la noche.

¿Cuánto debe durar la toma?

Depende. La duración de las tomas es muy variable. Inicialmente, un bebé puede tardar entre quince y veinte minutos (o incluso más) en vaciar un pecho. Otros bebés tardan mucho menos, sobre todo, cuando son mayorcitos.

Dale el pecho hasta que el bebé no quiera más. Déjale mamar hasta que suelte el pecho. Luego ofrécele el otro, aunque no siempre lo quiera. Es importante no empezar siempre la toma por el mismo pecho.

¿Hay que darle los dos pechos en todas las tomas?

Habitualmente se le da un pecho, se le deja eructar (no siempre lo hace) y luego se le ofrece el otro. A veces lo toma, otras veces no. En todo caso, ve alternando el pecho que le ofreces primero en cada toma, porque el primero lo vaciará más y te conviene que no sea siempre el mismo.

En cuanto a la higiene: no es necesario que te laves el pecho después de cada toma. En principio es suficiente la ducha diaria.

¿Se le pueden ofrecer suplementos de biberón a un bebé que toma pecho?

Habitualmente no se le ofrece ni biberones, ni suero glucosado, ni infusiones, ni nada; sólo el pecho. En general, no se recomienda la administración de suplementos de biberón a los bebés que toman el pecho, ya que es posible que con ello se dificulte el establecimiento exitoso de la lactancia y se esté dando el primer paso hacia un empleo exclusivo del biberón:

La forma de mamar del biberón es diferente de la de mamar del pecho, y el bebé se confundiría. Con el biberón no tiene que «ordeñar». Este problema se puede obviar si le administras los suplementos con una jeringuilla (¡por supuesto, sin aguja!): con mucho cuidado y muy despacito para que el bebé no se atragante, le vas metiendo sorbitos de leche en la boca. Esto debe hacerlo el personal de enfermería hasta que tú aprendas, porque es fácil que el bebé se atragante.

El mejor estímulo para que produzcas leche es que mame mucho; si mama menos, tendrás menos leche.

La leche artificial puede causarle alergias u otros problemas.

De todas formas, en algunos casos sí que está indicado un suplemento de leche adaptada, por ejemplo, para niños con riesgo de hipoglucemia, o niños que han perdido mucho peso y podrían sufrir una deshidratación. En la práctica, los pediatras tampoco niegan un suplemento cuando los padres lo piden, pero antes valoran el caso y les informan de todo esto. Consideramos que, en ocasiones, una postura muy radical puede ser contraproducente y generar rechazo.

Posición para eructar

Al terminar de tomar del primer pecho se suele «descansar» un instante para que el niño eructe. Colócate al bebé sobre el hombro, en posición vertical y dale unos golpecitos muy suaves con los dedos en la espalda. No importa si no eructa, muchas veces no lo hacen. No debes obsesionarte con el eructo. A continuación, ofrécele el otro pecho.

Vigila que todo vaya bien

Una causa frecuente de preocupación en los padres es desconocer la cantidad exacta de leche que el bebé ha tomado. El pecho no es transparente y el estómago del niño tampoco. Entonces, ¿cómo sabrás que el bebé está mamando todo lo que necesita?

Al contrario de lo que ocurre cuando lo alimentas con biberón, no puedes ver la cantidad de leche que tu bebé toma, así que debes guiarte por otros datos:

Fíjate en las mucosas de la boca: deben estar húmedas.

Fíjate en las micciones: el niño que está bien hidratado hace varias micciones abundantes al día.

Fíjate en la coloración del bebé: la ictericia se manifiesta por el color amarillento de la piel, y es bastante frecuente en los recién nacidos. Si tu bebé está muy amarillo, debes consultarlo con tu médico. Si toma el pecho, tendrá más tendencia a la ictericia (véase el capítulo 27).

Fíjate en el aspecto del niño: ¿parece tranquilo y contento? ¿Está activo y con buen aspecto?

Fíjate en su peso: es el mejor indicador del estado de hidratación de un bebé.

El peso

Prácticamente todos los bebés pierden peso los primeros días de vida y luego lo van recuperando. Más o menos hacia el décimo día de vida, la mayoría de los bebés ya han recuperado el peso que tenían al nacer.

Aunque todos pierden peso, existen unos límites que se consideran aceptables: en general, no debe perder más del 10% de su peso de nacimiento. Así, si un bebé nació con 3.300 g, sería normal una pérdida de peso de hasta 330 g, si no pierde más del 5% en un solo día. A partir de los diez o catorce días de vida, deben aumentar de peso al menos unos gramos al día (habitualmente ganan 20-30 g/día).

De todas formas no debes caer en la tentación de pesarle con mucha frecuencia y obsesionarte con el peso, porque eso sólo conduce al nerviosismo y la ansiedad.

Higiene del pecho

Lo único que se recomienda actualmente para la higiene del pecho es la ducha diaria. No es recomendable lavarte los pechos con agua y jabón antes o después de cada toma. Basta con que te los seques, y para ello te pueden servir los discos absorbentes, que te cambiarás las veces que sea preciso. Utiliza sujetadores que no aprieten y cámbiatelos siempre que se mojen de leche.

Alimentación de la madre que da el pecho

La madre que da el pecho debe comer de una forma saludable. Se recomienda una dieta variada, equilibrada y rica en calcio (productos lácteos, fruta, pescado, vegetales).

Las necesidades de yodo aumentan durante el embarazo y la lactancia, por lo que, en general, se aconseja complementar la dieta con un comprimido diario de 200 microgramos de yoduro potásico (II<) durante todo el embarazo y los primeros seis o siete meses de lactancia. Existe un preparado que financia la Seguridad Social (YODUK Comp. 200 mg).

Muchas sustancias que ingieres pueden pasar a la leche y por esta vía al bebé: cafeína (café, refrescos de cola...), alcohol, nicotina, etcétera. Por eso insistimos en que las madres que dan el pecho no deben tomar alcohol. Es aceptable un consumo moderado de cafeína, aunque a veces puede ser la causa de irritabilidad en el bebé y favorecer los cólicos. En ese caso hay que tomar descafeinado.

Respecto al tabaco: como se ha dicho antes, en la casa donde hay un bebé no debe fumar nadie. El tabaco se ha relacionado con problemas respiratorios, otitis aguda, y lo que es más grave: aumenta el riesgo de muerte súbita. Pero aunque seas fumadora, puedes y debes dar el pecho a tu bebé. Limita al máximo el número de cigarrillos (de cinco a diez al día) y procura fumar después de darle las tomas y no antes. Y hazlo en la terraza o en el jardín. Evidentemente, cuando se da el pecho está prohibido consumir drogas.

En cuanto a los medicamentos que puedas precisar durante la lactancia, aunque la mayoría pasan a la leche, no suelen producir problemas en el niño. Es muy raro que se deba suspender la lactancia porque la madre precise tomar medicación (antibióticos, etcétera). Pregunta a tu médico o consúltalo en la página web: www.e-lactancia.org. (Es una página excelente.)

Conservación de la leche materna congelada

Es posible que en un determinado momento te «sobre» leche. En tal caso es muy útil guardarla para otra ocasión. Si tienes que reincorporarte al trabajo, también puedes usar estos métodos de almacenamiento de leche materna, así tu bebé tendrá leche guardada cuando tú no estés.

A continuación, adjunto casi al pie de la letra (con permiso) información extraída de la página web del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP), sobre la conservación de leche materna (http://www.aeped.es/).

Tiempo de almacenamiento

La leche materna puede almacenarse por períodos prolongados de tiempo, en determinadas condiciones:

CALOSTRO: a una temperatura ambiente de 27-32°C:12 horas.

LECHE MADURA: A temperatura ambiente de:

Congelada:

En un congelador dentro de la misma nevera: 2 semanas.

En un congelador que es parte de la nevera, pero con puertas separadas (tipo combi): 3-4 meses (porque la temperatura varía cuando la puerta se abre con cierta frecuencia).

En un congelador separado, tipo comercial, con temperatura constante de 6 meses o más.

Tipos de recipiente

La leche materna extraída debe almacenarse siempre en envases destinados para uso alimentario. Los mejores envases para la congelación son los de cristal. La segunda opción serían los envases de plástico duro transparente (policarbonato) y en tercer lugar los de plástico duro traslúcido (polipropileno). Otra opción son las bolsas de plástico especialmente comercializadas para almacenar la leche materna. Es preferible no utilizar otro tipo de bolsas de plástico más finas, que pueden romperse o contaminarse con más facilidad. No hay evidencia clara sobre los beneficios de uno u otro tipo de envase para almacenar leche fresca, de modo que la madre puede utilizar el que le resulte más adecuado a sus necesidades.

Limpieza de los envases

Antes de usarlos, es conveniente limpiarlos con agua caliente y jabón, aclararlos bien y secarlos. Puede utilizarse el lavavajillas.

Cómo descongelar y calentar la leche extraída

La leche se puede descongelar bajo el chorro del grifo, primero con agua fría y aumentando gradualmente el calor del agua hasta que salga caliente. Hay que agitarla antes de probar la temperatura. También se puede calentar sumergiendo el recipiente en otro con agua caliente, pero no se debe calentar directamente o en un microondas. La leche descongelada se puede guardar 24 horas en la nevera, pero no volver a congelar.

Olor a rancio

Algunas madres notan que su leche tiene un olor a rancio al descongelarla. Esto se debe a la acción de la lipasa. Una vez que la leche tiene dicho olor no se puede hacer nada para eliminarlo. No hay evidencia de que esta leche sea perjudicial para el bebé, pero la mayoría la rechazan.

Asociaciones de amigos de la lactancia materna

Existen muchas asociaciones de amigos de la lactancia materna que ayudan y aconsejan en las dificultades que puedan surgir con la lactancia. Pueden solucionarte muchas dudas. Porque la experiencia demuestra que la mejor ayuda es hablar con otra madre que ha dado el pecho y que ha pasado por las dificultades que tú puedes estar pasando en este momento.

Pregunta en el hospital o al pediatra, para que te informen de las asociaciones amigas de la lactancia materna en tu ciudad.

Una de estas asociaciones, La Liga de la Leche (www.laligadelaleche.es) tiene miembros en muchas ciudades y pueblos de España.

Internet y la lactancia materna

Existen muchísimas páginas sobre lactancia materna, con recomendaciones, foros, vídeos, etcétera. Pero, al igual que con otros contenidos de internet, también existe información no bien contrastada.

Aquí indico dos sitios de internet que son muy útiles, fiables y que los pediatras visitamos frecuentemente:

Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría: www.aeped.es. Informa sobre dudas con la lactancia. Además dispone de un extenso banco de preguntas ya contestadas y alguna de éstas puede coincidir con tu duda.

Página sobre lactancia materna del Servicio de Pediatría del Hospital Marina Alta de Denia. Ideal para consultar si un medicamento, un tóxico ambiental, una enfermedad del niño o de la madre, contraindican seguir con la lactancia materna. Debes saber que muy pocos medicamentos o enfermedades contraindican la lactancia materna. Esta página es excelente: www.e-lactancia.org.