Ninguna palabra salió de sus labios
Que no expresara el gozo que sentía
Por haber ganado el magnífico premio
Que coronaba su peligrosa misión;
Que extinguidas sus penas,
Su alma habitara la bendita costa
Donde frutas maduras y frescos arroyos
Y ricas fragancias y rayos sin nubes,
Envuelven por siempre la gaya morada
De bellas doncellas de negros ojos.
* * *