(LOS CATORCE IATS)[191]
I. Primer Iat.
¡Salve, oh tú, primer Iat del Amenti,
lugar donde los muertos retoman a la vida probando el pan consagrado!
¡Quítame las vendas de la muerte que aprietan mi cabeza Cuando me veas llegar.
El Espíritu poderoso que vive en ti
a reunió mis huesos y fortificó mis miembros;
ahí, Señor de los Corazones ajustó mis huesos…
¡Coloca, sobre mis cabellos, a Ureret, corona sagrada de Tum! Mi cabeza fue consolidada por Meheb-Ko;
están bien equilibrados las dos platillos de la Balanza… OhAmsn-ket,
en verdad tú serás más poderoso que los demás dioses.
II. Segundo Iat (para pintar en verde)
(Su divinidad es Ra-Harakhté)
Para recitar:
Heme aquí, hasta donde se extienden mis poderes
de Skhet-Ianrú, se pierde la vista…
¡Oh Campos de Juncos! Son de hierro vuestras murallas.
Vuestro trigo tiene cinco codos,
dos la espiga y tres el tallo;
la cebada tiene siete codos,
tres la espiga y cuatro el tallo.
Aquí, los Espíritus son altos de nueve codos;
en compañía de Harakhté, siegan el trigo.
Yo conozco, en verdad, una puerta en medio de esos Campos,
a través de la cual Ra sale hacia el Oriente del Cielo.
Al sur se encuentra un lago
que frecuentan los pájaros KHARU;
al norte está situado un canal
agradable a los pájaros RE.
Por ese mismo sitio pasa la Barca de Ra,
empujada por cientos de popa.
Yo soy un marino infatigable,
encargado del cordaje de la Barca divina.
Yo conozco, en verdad, los dos sicómoros de turquesa,
de donde surge Ra, cuando sale para su viaje.
Le lleva hacia los Pilares de Shu
hacia la Puerta del Señor del Oriente…
En verdad, yo conozco estos Campos de Ra.
El trigo tiene en ellos cinco codos;
la cebada siete codos;
los Espíritus miden nueve codos;
allí siguen lado a lado
con las Almas perfectas del Oriente…
III. Tercer Iat (para pintar en verde)
(Es un Iat de Espíritus santificados)
Para recitar:
¡Salve, oh Iat de los Espíritus santificados
que nadie se atrevería a cruzar en barco,
porque se extiende por todas partes un fuego abrasador!
¡Oh espíritus! Santificad vuestros caminos y purificad vuestras moradas;
haced lo que Osiris os ha dicho, desde siempre…
Heme aquí que llego frente a vosotros, yo, Ser grande,
que poseo la Corona Roja
que adorna la frente del dios de la Luz…
Mediante la llama que sale de mi boca
yo doy vida a las Dos Torres y a sus habitantes…
En verdad, ¡Ra está a salvo del poder del demonio Apopi!
IV. Cuarto Iat (para pintar en verde)
(Es un Iat de dos montañas altas)
Para recitar:
¡Salve, jefe del Iat misterioso,
tú gran montaña del Mundo Inferior
arriba de la cual está el cielo estrellado!
Tiene trescientas medidas de largo
doscientas treinta de ancho.
Habita en ella una serpiente que mide setenta codos,
«Lanzadora-de-Cuchillos» es tu Nombre.
Se nutre de los Espíritus santificados
de los condenados en el Mundo Inferior,
que aplasta y devora…
Heme aquí que detengo mi barco, ¡oh Maat!
Frente a tu cerca fortificada
miro a mi alrededor buscando una entrada que me lleve a ti.
Hallo la entrada y me uno a ti, yo, Macho potente…
Yo soy digno, en verdad, de adornar tu cabeza, ¡oh diosa[192]!
Porque mi poderío es cada día mayor…
En este momento yo soy el Gran Mago divino,
a mi vista nada se escapa…
Llamo la atención a un Espíritu que se arrastra sobre su vientre.
¿Quién es?
En las montañas en que vive sé que es poderoso…
¡Oh Espíritu, permíteme acercarme a ti
para que tu fuerza sea conmigo!…
Heme aquí que, me mantengo de pie, haciendo un esfuerzo.
Avanzo y me apodero de los demonios Akriú que son enemigos de Ra;
y la paz de este dios baja sobre mí, a la tarde,
mientras en los cielos realizo mis circuitos
y tú permaneces en el Valle…
V. Quinto Iat (para pintar en verde)
Para recitar:
¡Salve, Iat de los Espíritus, valla impenetrable
para los que tratan de cruzarle!
Los Espíritus que allí viven
tienen los muslos de siete codos de largo
se nutren sobre las Sombras de los muertos que desfallecen debilitados.
¡Oh Iat! Indícame un camino,
para que pueda cruzarlo
entrar en la hermosa Amenti…
Porque ésa fue la orden de Osiris, Señor de los Espíritus santificados.
¡Contempla! Aquí estoy como Espíritu santificado
celebrando los meses y los medios meses,
las fiestas prescriptas.
Yo cumplo mis revoluciones celestes,
el Ojo de Horus, igual que Thoth, me acompañan en mi viaje.
Las llamas que salen de la boca de los dioses
hoy devoran a mis enemigos,
si no han terminado ya sus días
en los lugares de matanza.
VI. Sexto Iat (para pintar en verde)
Para recitar:
¡Salve, oh Immehet[193], tú, el venerado por los dioses,
gran misterio de los Espíritu santificados
lugar oscuro para las almas condenadas!…
Vengo para mirar al dios de esta región.
Corred, entonces, el velo que cubre vuestras cabezas cuando me veáis llegar;
porque yo soy un dios poderoso
traigo para vosotros ofrendas para que os alimentéis.
¡Que el Señor de vuestro Iat no acerque su mano sobre mí!
¡Que no se apoderen de mí los Asesinos!
¡Que no intenten cazarme los demonios-Destrozadores!
¡Que me sea posible vivir en paz entre vosotros!
VII. Séptimo Iat (para pintar en verde)
Para recitar:
¡Oh ciudad de Iss, lejana y difícil de divisar!…
Entre las llamas que enrojecen
una serpiente, allí vive y Rerek es su Nombre…
Su lomo es de siete codos de largo.
Se nutre de muertos y los destruye.
¡Atrás, Rerek, tú que vives en la ciudad de Iss,
que trituras a los muertos con tus fauces
tus ojos lanzan relámpagos!
¡Que tus huesos sean quebrantados y que tu semilla permanezca sin fecundar!
¡No te acerques a mí!
¡No me lances tu veneno!
¡Que caiga en la tierra y se quede en ella!
¡Que para siempre sean sellados tus labios!
¡Ah! es así que su KA cayó en medio de las serpientes enemigas!
Mientras yo sigo sano y salvo…
Tu cabeza, Rerek es cortada
por la divinidad con rostro de lince.
VIII. Octavo Iat (para ser pintado en verde)
Para recitar:
¡Salve, oh Ha-hopep, que tienes tu imperio
sobre los ríos de este Iat!
Su corriente nadie podrá dominar;
el estruendo de sus agua produce terror.
Ka-Ha-Hoted es el Nombre del guardián.
La entrada, según su parecer, la concede o la niega,
a los seres que no tiene derecho a pasar los mantiene separados.
Entérate, entonces que yo soy yo, el pájaro Ennur,
parado sobre sus patas y cuya voz no calla nunca.
Yo traigo a Tum lo que es del dominio de la Tierra[194];
yo vuelvo fuertes a los vasallos de Ra
siembro el terror entre los Señores del Santuario.
Cuando me ven llegar, tiemblan los Espíritus de los Elementos.
No seré arrastrado, naturalmente, hacia el tajo de los tormentos.
Yo no seré, en verdad, destruido…
Porque yo soy el Guía del horizonte Septentrional.
IX. Noveno Iat (para ser pintado en amarillo)
Para recitar:
¡Salve, oh ciudad de Ikesi,
que sigues siendo un misterio hasta para los mismos dioses!
Al oír tu Nombre los Espíritus se sobrecogen de terror.
Nadie se animaría a penetrar en ti, ni a salir,
excepto la misma Gran Divinidad.
—Que habita en el Huevo cósmico—
Que inspira miedo a los dioses, terror a los Espíritus.
La entrada de la ciudad está rodeada de llamas
que penetran por boca y nariz, activada por los vientos…
Esto ocurre a causa de los dioses
que rodean, a su capricho, a la Gran Divinidad
para que no sintiendo no le sea posible reconocer
lo que no puede ser percibido sino por esta Gran Divinidad
que permanece en su Huevo cósmico.
Ella fundó esta ciudad para vivir en ella, sola,
para gozar de su soledad;
nadie podía acercarse a ella,
salvo el día de las Grandes Metamorfosis…
¡Salve, Divinidad sagrada, tú que permaneces en el Huevo cósmico!
Heme aquí que estoy ante ti
para poder seguirte
junto a los dioses que te acompañan
¡Que me sea posible entrar en la ciudad de Ikesi y salir de ella a mi capricho!
¡Que sus puertas permanezcan abiertas para mí!
¡Que pueda respirar el aire de esos lugares
y gozar de las ofrendas que hay en ellos!
X. Décimo Iat (para ser pintado en amarillo)
Para recitar:
¡Salve, oh tú cuidad de los dioses Kahú!
Los que cazan a los Espíritus santificados
se adueñan de las Sombras de los muertos;
los que comen la carne cruda y se hartan de inmundicias,
mientras sus ojos espían,
para que no escape a su vigilancia nada de lo que sucede en la Tierra…
¡Oh vosotros dioses que vivís en vuestros Iats,
arrodillaos ante mí, en cuanto me presente!
¡Porque no os será posible arrebatarme mi Espíritu santificado,
ni tampoco apoderaros de mi Sombra!
¡Porque yo soy, en verdad, el Halcón divino!
Heme aquí que fui coronado, untado e incensado.
Los animales fueron inmolados para mí en la Tierra,
isis avanza, de pie, y me ofrece,
neftis, detrás de mí, me protege la espalda.
El Camino es, en verdad, santificado para mí …
¡Oh tú, serpiente Ñau, Toro de Nut, y tú, Neheb-ko!
Aquí estoy, acabo de llegar.
Alejad de mí todo mal
haced que sea feliz
para siempre…
XI: Undécimo Iat (para ser pintado en verde)
Para recitar:
¡Oh tú, ciudad del Mundo Inferior
en donde los cuerpos son esfumados
y donde los Espíritus santificados son tomados prisioneros!…
Por miedo a los Espíritus que guardan tus Puertas
nadie se atreve a penetrar en ti…
Los dioses miran con asombro en el interior de la ciudad
también miran a los muertos condenados que están encerrados allí,
miran lanzando gritos llenos de amenazas;
los dioses que allí habitan para santificar a los muertos y transmitirles los Misterios
son los únicos benévolos.
¡No te opongas a mi camino, oh tú, ciudad de Idú!
Pues yo, gracias a un cuchillo que he heredado de Seth,
soy el Dueño de los encantamientos mágicos,
a mí me pertenecen mis piernas para siempre…
Aquí me tenéis, levantándome sobre el Horizonte,
poderoso, gracias a las virtudes del Ojo de Horus;
después de un lapso de sopor
despierta a la vida mi Corazón.
Soy santificado en el Cielo y vigoroso en la Tierra;
o levanto vuelo al igual que un halcón
emito gritos igual que un ganso salvaje.
Después bajo hasta los bordes en flor del Lago;
recibo allí la corona en manos de una Divinidad.
O bien sentado, o bien de pie,
gozo del alimento en los Campos de la Paz.
Aquí veis como las Puertas de Maat son abiertas para mí
se descorren los cerrojos de las puertas de los abismos celestes.
Luego, elevo una escalera hacia el cielo, rodeado de los dioses;
ya que al igual que ellos, yo soy un dios.
Yo, al igual que un ganso salvaje,
lanzo gritos para que los dioses puedan oírme;
mi voz se asemeja a los voz de Sothis[195].
XII. Duodécimo Iat (para ser pintado en verde)
Para recitar:
¡Salve, Iat de Unt en el Re-stau!
Estás rodeado por llamas
ni los dioses ni los Espíritus
pueden acercarse a ti;
pues de ser así los Uraei en llamas harían desaparecer sus Nombres.
¡Salve, Iat de Unt!
Verdaderamente yo soy uno de los grandes entre los Espíritus que en ti moran;
yo soy una estrella entre todas las que allí brillan.
Nunca podré ser destruido, nunca mi Nombre podrá ser borrado.
Los dioses que habitan en este Iat dicen de mí:
«Verdaderamente él satura el aire igual que como lo haría un dios».
He aquí que con vosotros estoy y que vivo entre vosotros,
¡Oh vosotros, dioses de la Iat Unt!
¡Queredme, pues, más que a vuestros dioses
por siempre estaré con vosotros,
hasta la eternidad!…
XIII. Decimotercero Iat (para ser pintado en verde)
Para recitar:
¡Salve, oh Iat, del cual los Espíritus santificados
no podrán dominar las aguas que están rodeadas de llamas!
Verdaderamente, de fuego líquido son tus torrentes,
que aniquilan a los que están allá abajo, queriendo beber para apagar su sed…
Dominados por el miedo y el terror
no pueden beber…
Los dioses y los Espíritus retroceden sin poder apagar su sed
cuando miran esos torrentes de fuego…
Sus corazones están insatisfechos;
pues a pesar de sus deseos
no pueden aproximarse a esos torrentes
en los cuales el agua está sembrada de plantas
igual que las que crecen en el Cuerpo de Osiris…
En cambio yo, yo he podido dominar los torrentes de fuego,
y he podido calmar mi sed,
igual a un dios, que morador del Iat de las Aguas,
es el guardián.
Los otros dioses retroceden espantados;
están más aterrorizados que los Espíritus de los muertos…
¡Salve, dios que vives en el Iat de las Aguas!
Heme aquí que llego ante ti.
Dadme el poder sobre las aguas
para que puedas beber de los torrentes,
igual que permites beber a Hapi[196], la gran divinidad,
que hace crecer y verdear las plantas
que produce las ofrendas para los dioses…
Haz que pueda llegar hasta ti
de la misma manera que lo hace Hapi,
que tenga poder sobre las plantas…
Porque yo soy el Hijo de tu carne.
Eternamente…
XIV. Decimocuarto Iat (para ser pintado en amarillo)
Para recitar:
¡Salve, oh Iat de Kher-aha,
tú que obligas a Hapi a batirse en retirada,
en la ciudad de Djedu!
Haz que Hapi obtenga trigo en abundancia
lo haga llegar a la boca de los que han de comerle.
Dad las ofrendas divinas a los dioses,
las ofrendas sepulcrales a los Espíritus de los muertos.
Hay una serpiente en la doble Kerti de Elefantina.
Hapi llega lleno de agua, saliendo de ese lugar, hacia su embocadura.
Entre los muelles de Kher-Aha[197] se detiene,
porque allí halla a los dioses que gobiernan los canales… los halla a su hora exacta,
que es la del silencio de la Noche…
¡Oh dioses de Kher-Aha, vosotros que gobernáis los canales!
¡Que se abran para mí vuestras esclusas,
que empujen frente a mí las puertas de los canales,
que yo entre en posesión de los canales,
que puedan descansar al borde de los aguas Saboreando el trigo del Nilo y hartándome del alimento de los dioses!
De esta manera me enderezaré, quedará muy satisfecho mi corazón,
igual a los dioses que habitan Kher-Aha…
¡Qué las ofrendas para mí destinadas sean iguales a las vuestras!
¡Qué yo no sea destruido por las emanaciones de Osiris!
Que yo no sea degradado por ellas,
eternamente…[198]