PARA RECITAR CUANDO EL OJO DIVINO ESTÁ EN SU PUNTO CULMINANTE
¡Observad, un dios poderoso se eleva en el Horizonte!
He aquí que Tum se muestra Rodeado de nubes odoríferas.
Todo el Cielo, miradlo, está abrasado por las irradiaciones
de los Espíritus santificados.
La alegría y el regocijo reinan en el templo de los pilones,
ya que yo aparezco en medio de los dioses…
Mi Forma se asemeja a la de los otros dioses.
En este instante estallan gritos…
Enseguida se oyen con más vigor.
En el mundo inferior, en los santuarios, reina la alegría.
Se reciben con veneración los decretos de Tum y de Horu-Khuti,
pues es orden de su Majestad, dirigida a las divinas Jerarquías de su séquito:
«¡Que el Ojo divino se aproxime a sus miembros!
¡Que su brazo se vuelva poderoso para que realice los decretos de dios!»
Verdaderamente, el Ojo divino resplandece en medio del Rostro
durante la larga Noche,
cuando la Cuarta Época de la Tierra[182]
Y hasta el fin de la segunda subdivisión de la Época.
Entonces, frente a las Jerarquías Celestes,
la Majestad del Ojo divino
se muestra en todo su esplendor…
Su Majestad es luminosa como lo era antes,
cuando todas las divinidades eran a la vez al alba de los Tiempos:
ra, Tum, Shu, Keb,
osiris, Seth, Horus, Mentha, Bahú, Thoth,
naú, Djetta, Nut, Isis, Hathor, Neftis, Merti, Maat, Ampú, Tamesdjetta,
el Alma y el Cuerpo de Ra…
Ésta es la lista que recita Udjat
frente al Señor de la Tierra.
Está completa; los dioses se regocijan, ahora,
sus brazos permanecen inactivos.
Los dioses dicen, durante las fiestas:
«¡Salve, oh Ra, que entre tu numeroso séquito tú eres el navegante!
¡Verdaderamente, Apopi está vencido!
¡Salve, oh Ra, tú que te manifiestas
bajo todas las Formas del Devenir universal!
¡Salve, oh Ra, que vences a tus enemigos!
¡Sea tu Nombre santificado!
¡Salve, oh Ra, que destruyes a los Hijos de la Revuelta!»
RÚBRICA
Este conjuro debe ser recitado sobre un amuleto de Udjat[183] (fabricado con lapizlázuli verdadero o con piedra «Mac» adornada con oro) frente a la cual se pondrán ofrendas puras y hermosas durante el último día del segundo mes de la
estación «Pert», justo en el mismo momento en que aparece Ra.
Fabricar otro amuleto de Udjat con jaspe y ubicarlo sobre cualquier parte del cuerpo del difunto que se desee. Cuando este conjuro se recite frente a un «barco de Ra», el difunto será capaz de desplazarse en compañía de los dioses; se tranformará en uno de ellos; resucitará en el mundo inferior.
En el mismo momento en que se recite este conjuro y cuando se coloquen las ofrendas frente a Udjat mientras éste se encuentre en su apogeo, serán encendidos, en altares para Ra-tum, cuatro fuegos, del mismo modo que otros cuatro para Udjat y, en fin, cuatro más deberán de ser encendidos en honor a los dioses mencionados antes.
Debe ponerse, además, cinco panes, incienso y carne asada, en cada uno de estos altares…