MIENTRAS EL DIFUNTO ENTRA EN ABYDOS
¡Salve, oh dioses que habitáis en Abydos!
¡Y vosotras, Jerarquías divinas que estáis reunidas en esos lugares,
venid a mi encuentro!
¡Mirad y poneos contentas!
Aquí tenéis a Osiris, mi Padre divino.
Yo he sido juzgado ante su Tribunal.
He penetrado en su Santuario
verdaderamente, yo soy Horus,
amo del Egipto y Señor del Desierto Rojo;
pues me he apoderado de este país.
¡Nadie puede sobrepasar a Horus en poder!
¡El miedo hacia su Ojo divino amedrenta a sus enemigos!
Verdaderamente, él ha vengado a su Padre divino
y ha podido detener la inundación que provocó su Madre.
Él ha vencido a sus enemigos, destruido el desorden y la violencia,
reducido a la impotencia al demonio Nebt,
él, Horus, Señor de un sinnúmero de pueblos,
¡Príncipe de las dos Tierras!
He aquí que por mandatos
logra tomar posesión del Dominio de su Padre.
Luego del Juicio de la Balanza, ¡mi Palabra
ha sido hallada justa y verídica!
Yo he reducido a mis enemigos y descubierto todos sus ardides
dirigidos contra mí.
Verdaderamente estoy protegido por mi fuerza,
pues yo soy el hijo de Osiris;
mi Cuerpo es protegido por mi Padre
con fuerza milagrosa…[181]