Conjuro CXXVII

HIMNO A LOS DIOSES DEL KERTI

¡Salve, oh vosotros, divinidades del Kerti[163],

a vosotros habitantes del Amenti!

¡Salve, Guardianes de los Umbrales de Duat!

Que protegéis a los dioses,

pronunciáis los Nombres de los que llegan frente a Osiris,

levantáis ante él una Barrera mágica,

glorificáis a los dioses y vencéis a los enemigos de Ra,

extendéis la Luz y borráis las Tinieblas,

que miráis la grande y santa divinidad

vivís en comunión con su vida… Vosotros todos,

¡Invocad a Aquel que habita en el Orbe solar!

Guiadme hasta vuestras Mansiones ocultas,

para que a mi Alma le sea posible asistir a vuestros Misterios;

porque yo soy poderoso e igual a vosotros,

derribé los obstáculos que se levantaban frente a mí en el Amenti,

triunfé ante mis enemigos,

¡Oh tú, gran dios que moras en el Orbe solar!

¡Tú, que irresistible triunfas de tus enemigos!

Igual que tú, Osiris, Señor del Amenti,

yo triunfé sobre tus enemigos en la Tierra y en el Cielo,

¡Señor de todos los dioses y todas las diosas!

Eres poderoso junto a Aquel cuyo Nombre está oculto y

nunca es revelado a las demás divinidades…

¡Salve, Guardianes de los Umbrales! ¡Salve!

Vosotros que dais castigo a las Almas y devoráis cadáveres;

que guiáis a la Verdad-Justicia hacia el Alma divina

que librados de todo Mal, habitáis en el Akert[164]

¡No me dejéis sin vuestra protección

para que no sea aniquilado!

Vosotros que lleváis la Verdad-Justicia

hacia ese Ser perfecto y misterioso

que habita en el Mundo Inferior,

ese ser cuya Alma, igual a la de Ra, es proclamado ¡Osiris!

Enseñadme el Camino, abrid las Puertas

de la Mansión de Kerti ante mí.

¡Porque vosotros sois los que me hacéis triunfar ante mis enemigos!

¡Que el Guardián de la Puerta me enseñe las ofrendas

que coloque en mi cabeza la corona de Nemmes,

atributo de Aquel que habita en el santuario oculto!

Es ésta la forma inmóvil de Horus el de los dos Horizontes,

el Dueño de la Verdad-Justicia, Alma divina, Espíritu perfecto;

sus manos son poderosas.

Grandes dioses, llenos de alegría me saludan…

una vez glorificados, me abrazan

me dan su protección. Mi ascensión al Cielo es igual a la de un dios.

Recorro todo el ciclo de las Metamorfosis, obedeciendo las órdenes.

Triunfo frente a los Jueces;

las Puertas del Cielo se abren frente a mí,

de la misma manera que las de la Tierra y las del Mundo Inferior,

igual que se abren ante el propio Ra.

Yo digo en voz alta:

«¡Abridme las Puertas del Cielo, de la Tierra y del Duat!

¡Yo soy el Alma viva de Osiris!

¡Yo vivo en el seno de este dios!

¡Permitidme cruzar sin inconvenientes todas las Regiones

prescritas según la Ley divina!

¡Que los dioses me vean y me glorifiquen!

¡Ojalá, junto a ellos sea merecedor de sus favores!

¡Ojalá me sea posible avanzar y circular según mi voluntad!

¡Y que ningún pecado ni ningún vicio me sea reprochado!»