Aquí comienza el Conjuro que trata de los CAMPOS DE LA PAZ. Cómo entrar en la plena Luz del Día, llegar a los CAMPOS DE LOS BIENAVENTURADOS, permanecer en los Campos de la Paz, gran Región Soberana de los Vientos; cómo apoderarse de ella, cómo allí poder llegar a ser un Espíritu, cómo trabajar allí la tierra, y recolectar el trigo, cómo allí comer, beber y convivir, en síntesis, cómo cumplir allí todos los actos de la vida terrestre[141].
¡Salve, oh maestros de las ofrendas!
He aquí que vengo pacíficamente hacia vosotros
para deleitarme con el alimento que la gran divinidad
me da todos los días…
Seth ha apresado a Horus
mientras cuidaba la construcción de las murallas
en los Campos de la Paz.
Pero yo he liberado a Horus del dominio de Seth
abierto la Ruta a los dos ojos del Cielo[142].
¡Aquí tenéis a Seth! Sus perniciosas emanaciones las he lanzado al viento
para que vuelvan a caer sobre su Alma y sobre su Ojo
en la ciudad de Mert.
Yo he liberado del dios Aker
todo lo que estaba oculto en el interior de Horus.
Ahora, navego por el Lago de la Paz
montado en mi gran barca.
Introduciéndome en la morada de Shu,
procedo al coronamiento de Horus,
las estrellas, entonces, centellean con más vigor que nunca…
Luego cruzo el Lago y llego a la Ciudad de la Paz;
reina en ella una paz profunda,
en el ritmo de sus estaciones, en sus posesiones
entre sus dioses primogénitos, gracias a mí.
Yo aplaco el furor combativo de Horus y de Seth.
Yo he creado el Bien, yo traigo la Paz,
yo hago que Horus y Seth respeten a sus árbitros
yo hago que las nubes se dirijan hacia los que me atacan,
todo esto gracias a los Espíritus-Guardianes de la Vida.
Yo consigo dominar a los que someten a los débiles
aniquilo a los demonios que atacan a los Espíritus bienaventurados.
Yo, verdaderamente, conozco estas regiones de la Paz;
he navegado por el Lago, introduciéndome en las Ciudades…
Son Poderosos los encantamientos de mi boca.
Yo, verdaderamente, soy digno de llegar a ser un Espíritu santificado
mis armas podrán resistir los ataques de los demonios…
¡Oh dioses! ¡Que me sea dado habitar en vuestros Campos de la Paz
que tanto queréis!
¡Ojalá pueda, en ellos, llegar a ser un Espíritu bienaventurado,
después de haber adquirido el dominio de mis respiraciones,
y allí comer, beber,
arar, cosechar trigo,
ejercer mi vigor y mi Verbo mágico!
¡Que no sea esclavizado!
¡Que tenga allí un poder sin igual!
He aquí: tú le has dado valor al dios de la Paz,
tú le has levantado por sobre las Columnas luminosas de Shu
ligadas por los hermosos rayos del Sol,
ordenador de los Años.
Sobre esto mi boca queda sellada;
ella guardará silencio;
las palabras que podrían llegar a escucharse
estarían llenas de misterios…
En verdad, yo hago nacer la Eternidad
tomo posesión de la Duración sin límites…
Pues yo soy el Señor de la Estabilidad inmutable
mi Alma descansa en el seno de la Paz.
He aquí a Horus que se presenta bajo los rasgos de un Halcón.
Sus alas miden mil varas.
Su vida dura dos mil años.
Marcha hacia delante con las armas en la mano,
llega a su Lago bienamado y a su Ciudad.
Recibe las ofrendas del dios de la Ciudad, en su templo,
después de haber sido engendrado.
Recibe las ofrendas de este dios.
Reposa en el centro de su radiación de vida
cumple los actos que acostumbra
en el Lago del Doble Fuego,
allí donde la alegría no se conoce
puesto que éste es un lugar de sufrimiento…
¡Oh dios de la Paz!
Que pueda yo llegar y partir, pasar y volver a pasar,
aliarme a lo que está en el templo de la Ciudad,
reposar en el centro de mi radiación de Vida
y cumplir las acciones acostumbradas
en el Lago del Doble Fuego,
donde la alegría no se conoce
puesto que éste es un lugar de sufrimiento…
He aquí que yo habito en el seno de la Paz divina…
¡Que la protección que me brindan mis Envolturas
no me sea quitada por los Señores del Alimento!
¡Que los dioses me traigan ofrendas en abundancia
que pueda poseerlas!
He aquí que la Paz divina penetra en todo mi ser, profundamente,
que llego a apoderarme del gran Verbo de Potencia
que habita en mi Corazón;
pues, verdaderamente, en este momento,
recuerdo porque mi memoria desconoce las flaquezas,
gracias a las fórmulas mágicas.
Yo camino, aro, gozo de la Paz de la Ciudad celeste.
Conozco de esta región, las aguas, las provincias, los lagos
en los Campos de la Paz;
allí es donde habito,
que mi poder llegue a ser grande,
que pueda llegar a ser un Espíritu bienaventurado,
que siempre coseche y me alimente,
que are y goce del amor,
que esté en paz con la Paz divina,
que engendre hijos y pueda navegar por el Lago…
Llego mi cabeza adornada con dos Cuernos.
Traigo ofrendas para los Espíritus bienaventurados…
Verdaderamente, conozco los nombres sagrados
que rigen la ciudad del dios Shu.
Navego por el Lago
hago que Ra avance hacia los Campos de la Paz…
¡Observad! ¡Qué paz suprema reina en el Cielo!
Mi corazón se va calmando
a medida que se va acercando a la Tierra.
Por vosotros, Espíritus, hago lo que vosotros hacéis por mí.
Yo logro la paz gracias a mi fuerza que es grande;
y mi Alma marcha detrás de mí mientras vivo en paz y avanzo en paz.
Yo llevo el Néctar de los dioses en mis manos…[143]
¡Oh Soberana de las Dos Tierras!
¡Dad poder a mis encantamientos!
¡Que mi memoria sea inmensa y que nunca falle!
¡Que todo mi ser se llene de Vida!
¡Que nunca pueda ser alcanzado por mis enemigos!
¡Haced que posea la alegría del corazón y la paz del espíritu!
¡Que mis arterias y mis articulaciones
sean colocadas en su sitio
cuando vuelva a aspirar el soplo revitalizador del Aire!
¡Que la paz reine en mi ser!
¡Que pueda llegar a ser el dueño de mis respiraciones!
¡Que todos mis movimientos y todo mi ser sean por la paz!
He aquí que despejo mi cabeza…
Adormecido en Ra, me despierto. ¿Qué es lo que veo?
Una noche cerrada, el Cielo cubierto por completo,
pero me elevo por encima de los obstáculos, gracias a mis fluidos…
Llego ante mi Ciudad, la grande.
Mido mis fuerzas, la traspaso
me encamino hacia la Región de Uakh.
Yo, verdaderamente, soy el Toro poderoso de los rayos azules,
amo del Campo de los Bienaventurados,
señor de los encantamientos mágicos.
Yo soy la diosa Septet en el momento de su culminación[144]
¡Ah! Aquí tenéis la región de Ouakh. Penetro en ella.
Absorbo mis ofrendas
tomo posesión de los alimentos preparados por mis hijos.
Me sirven los Pájaros consagrados Shu.
Marcho detrás de los dioses,
delante de los Dobles etéricos.
¡Ah! Aquí tenéis la región de Djeft.
Penetro en ella…
Luego, me pongo los vestidos consagrados de Horus.
Y avanzo detrás de Ra al igual que los otros dioses del Cielo.
Ahora, me hallo en los dominios
del dios de la Paz, Señor de las Dos Tierras,
aquí me echo en las profundidades del lago Sagrado.
¡Fuera, lejos de mí toda impureza!
¡He aquí al gran Señor! Frente a él
cazo pájaros y los como.
Me introduzco al instante en la Región de Kenkent.
Allí me encuentro con Osiris que tendrá que juzgarme.
Me uno a mi madre y apreso a los demonios-serpientes.
Estoy liberado, ya que conozco el nombre del dios que está frente a la diosa Djesert.
Posee los cabellos lacios; tiene dos cuernos en la cabeza.
Dedica los días a labrar sus campos,
yo labro los míos.
Al instante penetro en la Región Hast y echo a los demonios.
Respiro al mismo tiempo que los dioses.
La gran divinidad me restituye mi cabeza
un Espíritu de ojos azules la coloca en mi cuerpo.
Me introduzco de inmediato en la región de Usrt,
en donde sirvo a los Espíritus un banquete sepulcral,
en la parte alta de un templo.
Aquí tenéis la región de Smam; me introduzco en ella.
Llevo mi cabeza adornada por una Corona blanca;
llevo mi corazón prevenido.
Conduzco a los Espíritus celestes
doy ánimo a los que están en la Tierra.
Yo lleno de gozo los corazones de los dioses, pues yo soy su Soberano.
Yo soy el que organiza los movimientos en los Espacios de turquesa.
Aquí tenéis la Región del trigo y de la cebada. Entro en ella.
Mis servidores me traen aquí las ofrendas para los dioses.
Ato mi barca en un muelle del Lago celeste;
enseguida, caminando a lo largo de la orilla, la arrastro,
pronunciando las fórmulas mágicas
alabando a los dioses de los Campos de Paz…