PARA HACER OFRENDAS AL DOBLE ETÉRICO
¡Salve, oh mi Doble etérico[138]!
¡Observa! ¡Todavía duro! ¡Vivo!
Vengo hacia ti lleno de poder y de vigor mágico…
Me levanto igual que el Sol
en posesión de un Alma inmortal y de una invencible voluntad,
te traigo incienso para que purifique tus emanaciones.
No me reproches lo que he dicho y lo que he hecho de malo
porque yo soy, en verdad, esa Tableta de Esmeralda
que está suspendida al cuello de Ra,
colocada por los Espíritus
que habitan la Casa de los dos Horizontes.
Si ellos prosperan, yo también prospero,
porque mi Doble se asemeja a su Doble;
son iguales los alimentos de nuestros Dobles.
¡Oh vosotros, Espíritus divinos que hacia las ventanas de la nariz de Ra
levantáis muy alta la Balanza de la Justicia,
no permitáis que mi cabeza caiga sobre mi hombro!
¿No soy yo, en verdad, un Ojo que ve,
una Oreja que oye?
¿No soy un poderoso guerrero de Osiris
que combate y rechaza a sus enemigos?
Las sepulcrales ofrendas, ¿no fueron preparadas para mí
por Espíritus muy elevados?
Permitidme, pues, ¡oh dios poderoso!, que me acerque a ti.
Porque yo estoy purificado y hago triunfar a Osiris
de sus enemigos.