Conjuro LXVIII

LA SALIDA DEL ALMA HACIA LA LUZ DEL DÍA

Las Puertas del Cielo se abren para mí

y las Puertas de la Tierra no impiden ya mi paso…

¡Quita los Cerrojos del Portal de Keb!

¡Dejadme entrar en la Primera Región!

Ciertamente, los brazos invisibles

que me rodeaban y me protegían en la Tierra

y que guiaban mis pasos,

se han alejado de mí[93].

La región de los Canales y de las Corrientes se muestra a mi mirada

y puedo recorrerla a mi agrado…

Ciertamente, soy el Amo de mi Corazón «ib»

Y de mi Corazón «hati»,

el Amo de mis brazos, de mis piernas, de mi boca,

el Amo de todo mi Cuerpo,

el Amo de las ofrendas sepulcrales,

el Amo del Agua, del Aire, de los Canales, de los Ríos,

el Amo de la Tierra y de sus Surcos,

el Amo de los Seres mágicos que obrarán para mí

en el Mundo Inferior.

Yo tengo total poder

sobre todo cuanto podía serme ordenado en la Tierra.

¡Oh vosotros, Espíritus divinos!

¿Habéis pronunciado ante mí estas palabras?:

«¡Que participe en la Vida eterna

comulgando con el Pan consagrado de Keb!»

¡Apartad de mí las cosas que detesto!

Mi Pan de comunión será hecho con Trigo blanco,

mi bebida de comunión será sacada del Trigo rojo,

viviré en el lugar puro y santificado,

bajo las ramas de la Palmera

árbol sagrado de Hathor, princesa del Disco solar.

Hela aquí que se dirige a Heliópolis

con el Libro de la divinas Palabras de Thoth[94] en sus brazos.

Ciertamente, yo soy el Amo de mi Corazón «ib»

Y de mi Corazón «hati»,

el Amo de mis brazos, de mis piernas y de mi boca,

el Amo del Agua, de los Canales y de los Ríos,

el Amo de los Seres mágicos que obran para mí

en el Mundo Inferior. Tengo yo total poder

sobre todo cuanto podría serme ordenado

tanto en la Tierra como en el Mundo Inferior.

Si se me coloca a la derecha, me dirijo hacia la izquierda;

si se me coloca a la izquierda, me dirijo a la derecha.

Sentado o de pie, suspiro mediante el Hálito vivificante del Aire.

Ciertamente, mi Boca y mi Lengua… ¡He aquí mis guías[95]!

RÚBRICA

Si las palabras anteriores son conocidas (por el difunto), podrá salir hacia la plena Luz del Día; podrá recorrer la Tierra mezclándose con los vivos y sus fuerzas físicas no sufrirán disminución, eternamente.