Conjuro XXX

PARA QUE EL CORAZÓN DEL DIFUNTO NO SEA RECHAZADO

Mi Corazón «ib» llega a mí de mi Madre celeste[55].

Mi Corazón «hati» me llega de mi vida sobre la Tierra.

¡Que no se digan falsos testimonios en mi contra!

¡Que los jueces divinos no me rechacen!

¿que sean certeros los testimonios?

De mi conducta en la Tierra

ante el Vigilante de la Balanza

y el divino Señor del Amenti!

¡Salve, oh mi Corazón «ib»!

¡Salve, oh mi Corazón «hati»!

¡Salve, oh Entrañas mías[56]!

¡Salve, oh dioses majestuosos de Cetros brillantes,

señores de sagrada cabellera[57]!

¡Que vuestras Palabras de Potencia me protejan ante Ra!

¡Hacedme fuerte ante Neheb-Kau!

Ciertamente, aunque mi Cuerpo permanezca atado a la Tierra

no falleceré, pues seré santificado en el Amenti…

¡Oh, tú Espíritu encargado de la Balanza del Juicio,

apréndelo: ¡tú eres mi Ka!

¡Pues habitas en los límites de mi Cuerpo!

¡Tú, emanación del dios Khnum,

das la Forma y la Vida a mis Miembros!

Ven pues hacia el origen de la felicidad

hacia donde juntos nos dirigimos.

¡Que mi nombre no sea corrompido ni repugne

ante los Señores todopoderosos

que rigen los Destinos de los hombres!

¡Que la Oreja de los dioses se alegre

y estén plenos sus Corazones

cuando mis Palabras sean pesadas

en la Balanza del Juicio!

¡Que no se digan falsas palabras

ante el dios poderoso, Señor del Amenti!

Es verdad, ¡grande será el día de la Victoria!

RÚBRICA

Decid las oraciones sobre un escarabajo de piedra ornado de cobre y decorado con un anillo de plata; que luego sea colocado en el cuello del difunto.

El Conjuro precedente fue hallado en la ciudad de Khemenú (Heliópolis Magna,! a los pies de una efigie que simbolizaba al dios sacrosanto (Thoth). La inscripción, graba­da en un bloque de hierro en la propia escritura de dios (o sea en jeroglífico), fue descubierta en épocas del rey Men-Kau-ra (Menkera, 2700 años a.C.) por el príncipe real Herutataf, en ocasión de su viaje de reconocimiento de los templos.