¡Oh Thoth, tú que das a Osiris la victoria sobre sus enemigos,
prende también con tus lazos a mis enemigos!
En presencia de todos los dioses y de todas las diosas,
en presencia de los grandes dioses de Heliópolis,
en la noche de las batallas de Djedu
y de la derrota de los demonios,
en la noche en que se pone de pie el Djed en Letópolis,
en la noche de las catástrofes entre las tinieblas,
que tendrán lugar en Letópolis, en Pe y en Dep,
en la noche en que Horus adquiere sus derechos de Heredero
sobre las posesiones de Osiris, su Padre, en Rekhti;
en la noche en que Isis se lamenta en Abydos
ante el féretro de su Hermano, Osiris;
en la noche de las ceremonias de Haker
donde se separan a los condenados
de los elegidos para cruzar las vías de la muerte;
en la noche de la ejecución de las almas condenadas,
cuando se realiza en Naarerutf y en Re-stau
la gran ceremonia del cultivo de la tierra;
en la noche, por fin, en que Horus vence a sus enemigos…
Ciertamente, ¡Horus es grande!
Plenos de alegría están los dos Horizontes del Cielo;
y lleno de contento el corazón de Osiris…
¡Oh Thoth! Permíteme, pues, triunfar sobre mis enemigos
en presencia de las Jerarquías de los dioses y de las diosas
que juzgan a los difuntos en nombre de Osiris,
reunidos detrás de la cámara mortuoria de este dios…
RÚBRICA
Si un hombre ritualmente puro recita este conjuro, el muerto saldrá —después de su Arribo a Puerto[44]—al campo Luminoso del Día; y podrá tomar a su capricho todas de los seres y atravesar sin riesgo la Zona del Fuego[45].