Dave Rogan había estado haciendo recorridos por las salas de psiquiatría. Siempre que se quedaba en la ciudad los fines de semana acostumbraba hacer una rápida visita a su departamento del hospital antes de la cena del sábado. Mientras se disponía a partir, vio a Elaine McGill que aparcaba su coche en el recinto y cruzó la calle hacia el punto en que ella estaba cerrando las puertas de su furgoneta.
—¿Dispones de un minuto, Elaine? —le preguntó.
—Claro —dijo ella sonriendo—. Voy a ver a Paul.
—Está bien. Lo trasladaron de la sala de asistencia intensiva para dejar una habitación disponible para el niño de Janet Monroe.
—Espero que el niño esté bien. Paul hablaba anoche de la operación.
—Pete Brennan hizo un magnífico trabajo. La única dificultad ahora es mantener la sonda magnética en el cerebro del niño, pero en la sala de asistencia intensiva hay suficiente personal para cuidarlo.
—Ese es el segundo milagro en tres días. El primero lo hizo el doctor Dieter con Paul.
—Ya puedes llamarlo así. Si Pete se hubiera visto obligado a combatir el aneurisma con los métodos antiguos, las oportunidades de salvar a Jerry no hubieran sido superiores al cincuenta por ciento. Ahora parece que va a salir de la operación completamente curado. —Miró hacia el snack bar y vio que estaba casi lleno—. Te invitaría a una taza de café, pero lo que tengo que decirte es un poco personal.
—Aquí no nos oye nadie —dijo Elaine—. Podríamos subir al coche, pero tal como están las cosas por aquí últimamente, me temo que daría motivo para murmuraciones.
—Tal vez sea mejor no tentar los dados —dijo Dave sonriendo—. Dime, ¿tienes una fotografía de la madre de Paul en tu casa?
—Claro. Esas ampliaciones retocadas que estuvieron en boga hace treinta años.
—¿Nunca se te ha ocurrido mirar el retrato y luego tu imagen en el espejo?
—Paul me ha dicho más de una vez que me parezco mucho a su madre. Al principio me molestaba. Creo que incluso la odié durante un tiempo, pero ya me he acostumbrado a ello.
—Voy a hacerte una pregunta muy familiar, Elaine, pero sólo porque os quiero mucho a ti y a Paul y deseo que seáis felices.
—Lo sé, Dave.
—Dices que odiabas a la madre de Paul a veces ¿Ocurría esto después de hacer vida matrimonial con Paul?
Al no contestar inmediatamente, sabía él que iba por buen camino.
—¿Cómo lo supiste? —preguntó ella al fin.
—Paul me mandó llamar el día después del disparo. Algo le inquietaba.
—Entonces, ¿el coito con Lorrie fue normal?
—Sí.
—Me había hecho esa pregunta, pero Paul jamás habla de cosas íntimas y yo dudé en preguntarle.
—Estaba preocupado porque el orgasmo con ella fue normal, mientras que contigo las más veces era prematuro.
—Imagino que ésta puede ser una preocupación normal en algunos hombres. —Se echó a reír, pero su risa no era muy convincente.
—No era por él por quien estaba preocupado Paul, Elaine. Creo que se dio cuenta por primera vez del papel que pueden desempeñar en la vida de una mujer unas relaciones sexuales normales.
—¿Y cómo puede un hombre ser infiel con su compañera?
Recordando lo que había ocurrido un poco antes aquella misma tarde del miércoles, Elaine apartó la mirada para que Dave no notara el acaloramiento de sus mejillas que el recuerdo le provocaba.
—Lo importante —dijo él— es lo que tú piensas hacer.
—¿Yo? ¿Cómo puedo impedir que Paul recuerde a su madre?
—Siendo diferente de ella.
Elaine contuvo la respiración.
—¿Pretendes decir que sea como Lorrie?
—Sólo en tus relaciones con Paul. Si lo intentas, creo que puedes lograr imitarla muy bien. —Sonrió—. Tal vez soy más viejo de lo que creo o ya lo sabría, pero ¿no tienes un par de bonitas piernas debajo de ese vestido tan largo que te hace llevar Paul?
Los ojos de ella brillaron.
—Aquí estamos demasiado a la vista, pero si realmente quieres averiguarlo, podemos ir al coche.
—Me basta con tu palabra. Después de todo, Della ha estado mucho tiempo fuera. Sin embargo, si te compras unos vestidos más elegantes, no creo que le importe a Paul pagar la factura cuando llegue a casa.
—Seré una vampiresa. —Los ojos de Elaine se iluminaron—. Pero si Paul no se entrega, avisa a Della que va a tener una rival. No olvides lo de Pigmalión y Gala tea.