Capítulo 53

JW vivía la vida marginal. Y durante ese tiempo Nenad tenía contacto regular con él. Habían pasado casi tres meses desde que JW se había decidido; quería jugar con los grandes. No entendía muy bien por qué él hacía falta en la ecuación pero aparentemente era importante para Nenad. Iba a recibir su parte del pastel. Tras regatear por aquí y por allí quedó en un quince por ciento. Si todo tenía éxito, llegaba todo el cargamento y la venta funcionaba sin fricciones a buenos precios, entonces sacaría más de seis millones. Por Dios.

El blanqueo de dinero lo resolvía todo. Hacía apenas tres meses todo había encajado. Las compañías y las cuentas en la Isla de Man, las compañías en Suecia, las facturas, los contratos de préstamo y los contratos de trabajo. Bien montado de la hostia.

A JW le gustaba su propia planificación. La colocación, cuando el dinero al contado de JW proveniente de la venta de farlopa se transfería como pago de costes de marketing inexistentes en Inglaterra. Él mismo se hacía las facturas de las empresas de marketing y publicidad inglesas que se había inventado. Todas tenían el mismo número de cuenta, es decir, una de las cuentas de su propia empresa en el Central Union Bank. No tenía nada de extraño; su negocio de mentira era, sobre el papel, de muebles antiguos ingleses. Sus dos personas de contacto en Handelsbanken y en el SEB le adoraban. Cada vez que les veía, JW les lanzaba cumplidos, les hacía reír y escuchar sus historias sobre nuevos sillones con tapicería de piel o mesas de centro con patas de mármol. La confianza era máxima. La fase uno del traslado, convertir el metálico en registros electrónicos, se hacía sin problemas. La siguiente fase, la ocultación, consistía en transferir el capital a la empresa de JW en la isla. La empresa tenía un nombre, K Solutions Ltd. Le gustaba lo ocurrente de la K[88]. El dinero estaba protegido, oculto, seguro. Nadie más que JW tenía permiso para saber cuánto había y dónde estaba.

La última fase era genial: el propio blanqueo. K Solutions Ltd. prestaba dinero a la tercera de las empresas suecas de JW, JW Consulting AB. Los contratos de préstamos estaban formalizados por el propio agente bancario de JW que documentaba las transacciones. El interés y las cuotas estaban fijados. Se habían adelantado cláusulas contractuales: event of default, governing law, termination clauses[89]; todo según la jurisdicción de la Isla de Man. Desde la perspectiva de las autoridades suecas, la compañía sueca de JW recibía préstamos de una empresa extranjera. Y eso no tenía nada de extraño. Los contratos estaban en orden. Un ciclo sin fin muy estudiado: JW pagaba facturas a su propia compañía, que le prestaba dinero; él se pagaba intereses a sí mismo. JW Consulting AB se iba llenando, tenía ya en caja medio millón de coronas, completamente legales. Si alguien se preguntaba para qué quería el dinero la empresa, la respuesta era obvia: cubría los costes iniciales del arranque de la compañía, por ejemplo, coche de empresa y teléfono móvil para JW. A eso se le unían las posibilidades de invertir falsamente el dinero y obtener ganancias que se convertirían en el capital propio total de la empresa. Y lo mejor de todo: los intereses de los pagos a la empresa de la isla eran deducibles.

La empresa sueca compró el BMW que JW anhelaba por doscientas mil coronas al contado. El resto a plazos. Oficialmente era de la compañía, pero JW disponía libremente de él. El día que lo recogió del concesionario fue uno de los mejores de su vida, en realidad mejor que el día en los almacenes de lujo en Londres.

Comprar un piso era más difícil. Las personas jurídicas normalmente no podían comprar viviendas. La empresa de JW no podía ser la que hiciera frente a los pagos de manera oficial. La solución fue que JW Consulting AB convocó junta general de accionistas. Se firmó el acta con la decisión de que JW se daría a sí mismo un dividendo de trescientas mil coronas.

El resultado de todas esas legalidades fue que la semana anterior había pagado trescientas mil coronas como señal por un apartamento de un dormitorio y salón de lujo recién renovado de sesenta metros en Kommendörsgatan. Precio total: tres millones doscientas mil. Lo valía; desde luego el apartamento no era enorme, pero bastaba. Suelo de parqué, techos altos, estuco, ventanas profundas, chimenea francesa creaban el ambiente adecuado. No le quedaba dinero para muebles estupendos, pero no pasaba nada; cuando llegara el gran cargamento y se hubiera iniciado la venta, JW se volvería loco comprando en Nordiska Galleriet. De acuerdo con su posición. En línea con la imagen que tenía de sí mismo.

Todo había ido muy rápido. En unos meses había pasado a vivir al mismo nivel que Nippe, Putte, Fredrik y los demás. Poseía coche y piso en Östermalm.

Las cosas sólo podían ir a mejor. Desde la primavera pasada se sacaba una media de doscientas mil al mes. Él y Jet-set Carl eran un equipo impresionante. Carl se encargaba de las fiestas, invitaba a la gente, se encargaba de las relaciones públicas. JW garantizaba el desmadre y narices hasta arriba. El dinero se mandaba de Suecia a la oficina de K Solutions Ltd. en la Isla de Man y de vuelta a JW Consulting AB. Era un proceso complicado, caro y que llevaba tiempo. Pero cuando llegara el cargamento grande, merecería la pena cada corona.

Había intentado explicarle el sistema a Abdulkarim. El árabe comprendió vagamente la grandeza de todo y quiso participar. JW se ensalzó a sí mismo, era el hombre de la planificación a largo plazo; hasta había organizado por anticipado una empresa en la isla y abierto cuentas. Ahora que Abdul estaba interesado había posibilidades de llevarle también sus asuntos. Era fácil activar la otra compañía y poner en marcha un negocio aún mayor.

Incluso Nenad tuvo elogios, le parecía muy bien. Pidió participar. JW se puso en marcha encantado. Consiguió nuevas compañías existentes sin actividad actual. Abrió cuentas. Preparó contratos. En un mes el árabe, el serbio y cualquiera más que quisiera participar podrían comprar su acceso al sistema de JW. Entrada: dinero totalmente negro. Salida: pasta totalmente limpia.

JW sabía desde hacía tiempo que Sophie conocía a la princesa Magdalena. Pero la sensación de poder participar y además de verse en las páginas de la revista de cotilleos fue de una alegría comparable a la de la compra del coche.

Por lo demás, Sophie había dejado de preguntar por Jorge y los demás. ¿Quizá le había bastado con quedar con el chileno una vez? JW no estaba seguro, a veces parecía como si ella le estuviera dejando. ¿Era porque notaba que él tenía demasiados secretos? Su constante inseguridad. ¿Debería dejarle conocer a sus colegas de trapicheo? Era imposible. Un revólver sin seguro contra la sien de JW. Vale conocer a Jorge y contentarse con eso, pero los tacos del árabe y las bromas lerdas de Fahdi… jamás.

JW apartó la idea. Era agradable que Sophie hubiera dejado de preguntar. Al mismo tiempo crecía el miedo de que todo se fuera a la mierda. No podía estropearse todo ahora. No cuando estaba a punto de convertirse a sí mismo en una realidad.

Esperaba tener noticias de la policía sobre nuevos descubrimientos relacionados con Camilla pero no pasaba nada. A finales de junio, casi medio año después de haberles informado de lo que sabía, se decidió a llamar al investigador.

No le hizo ni caso. El policía le explicó que en realidad no tenía derecho a que se le hiciera partícipe de la instrucción del sumario sobre la desaparición de Camilla. Por la normativa de confidencialidad, ya sabes. Si el policía se dignaba a comunicarse con alguien, sería con los padres, Margareta y Bengt Westlund, no con JW. En el caso en cuestión no se había realizado ningún avance, por lo tanto no había nada de lo que informar.

Se quedó sentado con el auricular en la mano durante media hora y con la mirada fija hacia delante. No lo podía entender. ¿A qué demonios se dedicaban? Les había dado la cabeza del profesor de la Komvux en una bandeja de plata. Claro que Jan Brunéus tenía que ver con la desaparición de Camilla.

A veces sopesaba enviar a Fahdi a ver a Brunéus. Meterle un poco de presión para hacer hablar al profesor de la Komvux.

JW llevaba su negocio de coca de manera ejemplar. Pero mientras la cara de Camilla fuera lo primero que había en su retina cada mañana no podría tener paz.

Al día siguiente llamó a su madre. No había hablado con ella desde hacía meses.

—Johan, llamas muy pocas veces y no contestas cuando intento llamarte. —Lo primero que hizo fue hacerle sentir con mala conciencia. No era de extrañar que no llamara con más frecuencia.

—Lo sé, mamá; perdona. ¿Cómo estáis?

—Como siempre. Aquí arriba no cambia nada.

JW entendió. La añoranza aún se oía como un peso sobre su voz.

—Ayer me dijo una amiga que habías salido en una foto de Svensk Damtidning. Fui corriendo a comprar la revista. Pensaba llamarte hoy. Qué bien, Johan. En la fiesta de la princesa y todo. ¿Viste al rey?

—Pues sí. Estaba muy contento y parecía agradable.

—No sabía que conocías a esa gente.

—Son amigos de la universidad. Gente agradable.

—Papá ganó ayer con un boleto de lotería. ¿Te lo puedes imaginar? Rascó y le salieron tres dibujos de mil. Primero no lo vimos. Lo rascamos juntos. Lo máximo que habíamos ganado hasta ahora había sido cien coronas.

—Ah, qué bien. ¿Comprasteis más boletos luego?

—No. Nos fuimos a comer a Robertsfors.

A JW le alegró que le contara eso. Por lo que sabía, desde la desaparición de Camilla no habían salido, ni siquiera al único restaurante decente de Robertsfors.

—Mamá, hay algo que quiero contarte.

Margareta se quedó callada. Notó en la voz de JW de qué se trataba.

—La policía tiene nueva información sobre Camilla.

El notaba la respiración de ella al otro lado del auricular.

Siguió contando. Soltó toda la historia de Jan Brunéus.

Cuando terminó, Margareta preguntó cómo podía saber eso.

Él evitó contestar.

—Mamá, tienes que llamar a la policía. Sé que no te gusta pero tienes que hacerlo. Enterarte de qué más han averiguado. Presionarles para que agilicen la investigación. Tenemos derecho a saber lo que pasó.

—Yo no puedo. Que llame papá.

JW habló con Bengt. El padre estaba de mal humor. JW volvió a explicarlo. Como si no quisiera entenderlo. Hizo preguntas tontas.

—¿Por qué asistía tan poco a las clases de la Komvux? Sabía perfectamente que las faltas de asistencia bajan la nota.

La frustración crecía. Al final JW casi gritó:

—¡Si no llamas a la policía no volveréis a saber de mí!

Era una amenaza que le pareció muy fea. Pero ¿qué podía hacer?

Pidió perdón.

Bengt prometió llamar a la policía.

JW sentado en su precioso piso nuevo, sobre la cama. Dobló las piernas contra el cuerpo.

Se planteó llamar a Sophie. Contarle todo sobre sus padres.

Sobre Camilla.

No, no era capaz.

Al día siguiente trabajó de nuevo en lo habitual, el proyecto de Abdulkarim, la venta de coca, la expansión, la colaboración con Jorge. Los preparativos para el gran cargamento con Jorge y Abdulkarim. El árabe había vaciado el mercado de coca deliberadamente. Quería forzar una subida del precio ante la llegada del cargamento. Para JW eso significaba más tiempo de estudio, lo cual le hacía falta.

Le filtraba información a Nenad como un colador. Le llamaba varias veces a la semana y le daba un informe. Empezaba a parecer normal.

Y así, un día de junio llegó el mensaje: los repollos de Inglaterra habían crecido del todo. Eran lo suficientemente grandes y compactos. En una semana llegarían, empaquetados en contenedores.

JW y Abdulkarim habían contratado una firma de logística verdadera. Schenker Vegetables AB. Habían contratado un almacén en las afueras de la ciudad donde se guardaría la mierda, habían hablado con los ingleses sobre las garantías de precio y los controles de calidad, se habían encargado de que los conductores adecuados se ocuparan del cargamento. Preparado y organizado al máximo.

Pronto inundarían las poblaciones del extrarradio de Estocolmo con grandes cantidades.

JW y Jorge habían planificado, pensado. Organizado a los camellos a partir de las nuevas cantidades que iban a estar disponibles.

La tensión se notaba espesa en el aire de los días previos al verano.

Si todo salía bien, dentro de unos meses JW sería multimillonario.

* * *

INFORME DE QUIEBRA

  1. GENERAL

    Deudores

    Videospecialisten i Stockholm, Sociedad Anónima; 556987-2265

    Videokamraten, Sociedad Anónima; 556577-6897

    Domicilio social: Estocolmo

    Representante

    Administrador Christer Lindberg

    Ekholmsvägen 35

    12748 Skärholmen

    Sustituto Evan Grönberg (fallecida)

    Portholmsgången 47

    12748 Skärholmen

    Interventor

    Mikhael Stoianovic

    Capital social

    100.000 coronas

    Fecha de la quiebra

    10 de junio de este año

    Síndico de la quiebra

    Göran Grundberg

  2. RESUMEN DE ACTIVOS Y DEUDAS

    El inventario de la quiebra muestra principalmente lo siguiente.

    Activos

    (principalmente metálico, 11.240,00 inventarios y activos actuales en forma de películas de vídeo y DVD)

    Deudas

    Deudas con prioridad (reclamaciones de Hacienda) 174.612,00

    Párrafo 11 de la ley de prelación de créditos

    Deudas sin prioridad 43.268,00

    Deficit sobre el inventario 206.756,00

    El inventario ha sido confirmado bajo juramento por parte del administrador de la compañía.

  3. INTRODUCCIÓN

    General

    Desde hace un tiempo estoy investigando una serie de empresas que se sospecha que forman parte de lo que se denomina un entramado de blanqueo de dinero. Los deudores en cuestión Videospecialisten i Stockholm, Sociedad Anónima (en adelante, Videospecialisten) y Videokamraten, Sociedad Anónima (en adelante Videokamraten) están bajo sospecha de formar parte de un grupo de empresas relacionadas con la denominada mafia yugoslava de Estocolmo. Otras compañías que están en la misma esfera son Clara’s Bar & Co AB, Diamond Catering AB y Rivningnspecialisterna i Nälsta AB. Las actividades de las compañías son diversas, pero los denominados propietarios en la sombra son probablemente los mismos.

    Los deudores

    En septiembre del año pasado, Christer Linderberg adquirió Videospecialisten a Ali Köyglu, quien anteriormente llevaba una tintorería como actividad de la empresa. Según informaciones de Christer Lindberg, el precio de compra fue de ciento treinta mil coronas. No se ha podido confirmar la información con Ali Köyglu. Videokamraten lo compró Christer Lindberg en el mismo mes a Oz Izdan, quien anteriormente llevaba un videoclub como actividad de la empresa, entonces con el nombre de Karlaplans Video AB. Christer Lindberg afirma no recordar el importe de la compra. Öz Izdan se ha negado a contestar a preguntas sobre la venta. Según Christer Lindberg no se formalizaron documentos por escrito de la venta.

    Christer Lindberg no ha sido diligente durante su periodo de propiedad. No ha llevado la contabilidad ni la dirección de la empresa.

    Antecedentes de la insolvencia y momento en que tiene lugar

    Las deudas son principalmente reclamaciones de Hacienda. Las compañías se han dedicado probablemente al blanqueo de dinero para los dueños en la sombra. Se ha llevado una contabilidad oculta y secreta que demuestra que los verdaderos ingresos ascienden a lo siguiente (medias calculadas a partir de los primeros seis meses de actividad): Videospecialisten: 52.017 coronas. Videokamraten: 46.122. Durante el periodo de noviembre a marzo del año actual se han presentado a Hacienda unas ganancias muy infladas para cada empresa y mes. Dinero que no ha sido resultado de los ingresos por la actividad de la compañía.

    En abril se redujeron de manera marcada los ingresos a Hacienda y se cree que es porque se basaron en los ingresos verdaderos de la compañía. Hacienda calculó la base impositiva de las compañías según los ingresos declarados en anteriores años fiscales, es decir, basándose en los ingresos ficticios. Por lo tanto, la insolvencia ha sido causada por la carencia de medios con los que pagar las deudas contraídas con el fisco. El momento de la insolvencia ha tenido lugar a finales del mes de mayo para ambas compañías.

    Quiebra, etcétera

    El once de mayo de este año el Servicio de Embargos Ejecutivos solicitó que las compañías se declararan en quiebra. El tribunal declaró las compañías en quiebra el doce de mayo. Christer Lindberg no tenía ninguna objeción al fallo. Ha sido convocado en varias ocasiones a realizar una declaración jurada sobre el inventario de la quiebra. No se ha presentado voluntariamente. El doce de junio el tribunal tomó la decisión de que le trajera la policía, con lo que Christer Lindberg compareció. Declaró bajo juramento que no tenía conocimiento de que parte de los ingresos declarados de la empresa no provinieran de la actividad del videoclub.

    Sospechas de delito

    El abajo firmante considera que Christer Lindberg ha sido lo que se denomina un testaferro en la empresa. No ha tenido control sobre la actividad, sino que sólo ha servido como la persona física responsable de la actividad de la empresa en algunos casos. Hacienda ha presentado una denuncia por sospecha de delito a la Autoridad de Delitos Económicos y se ha abierto un sumario. La investigación del delito en la quiebra se ha realizado en colaboración con Hacienda y la Autoridad de Delitos Económicos.

    Göran Grundberg