Mrado, en el centro comercial Ringen. En el supermercado ICA. Se preparaba para un día entero con Lovisa, a la que iba a tener esa semana.
No había dormido en toda la noche. Sólo había pensado en ese día y en su futuro.
Tenía que hacer la compra. En su casa, la despensa, el frigorífico y el congelador normalmente estaban vacíos. Pero desde que el tribunal había establecido su derecho a ver a Lovisa, ser un buen padre se había convertido en algo muy importante para Mrado. Un reciente descubrimiento: la comida casera no era lo suyo. Pese a ello, intentaba preparar el desayuno, el almuerzo y la cena cuando tenía a Lovisa en casa.
No conseguía acordarse de cuándo era la última vez que había comprado tanta comida.
En una mano, la cesta roja de los clientes. En la otra, la lista de la compra. Era difícil coger la comida y mirar la lista al mismo tiempo. Una mano ocupada con la lista, la otra para coger las cosas: ¿quién sujetaba la cesta? Mrado tuvo una idea de negocios: fabricar soportes de listas de la compra para las cestas. Permitir que los clientes pudieran tener una mano libre para coger los artículos. Tal vez una pinza con la que sujetar la lista a la cesta ¿Quizá también una para el móvil? Al lado, publicidad de los artículos rebajados. Mrado siguió buscando.
Cogió más cosas: macarrones, kétchup, albóndigas de la marca Mamma Seans, tomates; la verdura es importante. Iba a ser un padre con hábitos sanos.
Pensó en su otra lista; tenía que asegurar su vida y la de Lovisa. Neutralizar los riesgos. Proteger a Lovisa. Conseguir que se mudara. Protegerse a sí mismo. Ya había vendido su coche y había cambiado de móvil. En esa semana iba comprarse un chaleco antibalas mejor, conseguir un apartado de correos y estudiar las alarmas para el hogar del mercado.
El pacto entre él y Nenad le daba seguridad. A Radovan le iban a dar por el culo. Iba a lamentar haberles dejado colgados. Radovan iba a aprender, a la manera serbia. Valía jugar duro pero no traicionar a los amigos. ¿Quién cojones se creía que era?
Mrado buscaba un buen postre. Se paseó entre los congelados y la sección de repostería. Helado o pastel, ésa era la cuestión. No, sencillamente no podía comprar cosas poco saludables. Se decidió por una macedonia de fruta. Cogió naranjas, manzanas, kiwi y plátano. Se sorprendió a sí mismo: realmente era buenísimo.
No pegaba en esos sitios. Era curioso; la misma inseguridad que se apoderaba de las personas a las que extorsionaba, a las que arrancaba confesiones, a las que amenazaba de muerte, la sentía él en lugares completamente corrientes. En el supermercado, en la pizzería, en la calle. Pensaba que la gente le observaba, que le descubrían. Veían a un ciudadano sucio, un parásito criminal, un mal padre.
Y sin embargo, cuando él los miraba, a las personas de la tienda, le resultaba evidente que eran ellos los que necesitaban llenar sus vidas. Sentir la tensión, experimentar subidones. Sentir la adrenalina, dispararse en el cuadrilátero del Pancrease. El nivel de serotonina cuando le rompías la nariz a alguien. El crujido, como tablas resecas, cuando los dos nudillos más prominentes de la mano chocaban con el cartílago de la nariz. Mrado sabía lo que era vivir.
Hojeó una revista de móviles que había cogido del expositor de prensa que había antes de las cajas. Nuevas prestaciones: televisión en el móvil, pagar con el móvil, porno en el móvil.
Alguien le llamó por su nombre.
—Mrado, ¿eres tú?
Mrado levantó la mirada. Se avergonzó inmediatamente. Leer gratis en lugar de comprar, ¡qué vergüenza!
—¿Qué tal?
Mrado reconoció al tipo. No le había visto desde ni se sabía cuándo. Un antiguo compañero de clase de Södertälje, Martin. El cerebrito de la clase.
—Martin, me alegro de verte.
—Joder, Mrado, hacía siglos que no te veía. ¿Quizá fuiste a la reunión de antiguos alumnos? ¿Cuándo fue?
La reunión de antiguos alumnos: diez años después de que Mrado hubiera terminado noveno. Entonces tenía veintiséis años. Primero pensó en pasar de ir. Luego optó por darles en las narices. El matón que habían odiado seguía siendo un matón. Con una diferencia, ahora ganaba una pasta gansa. Antes de ir pasó una hora en un pub cercano con Ratko. Se metió tres cervezas grandes de alta graduación y dos whiskis generosos. Entonces se sintió preparado para ir.
—Claro, la reunión de antiguos alumnos. Sí. ¿Qué haces ahora?
Mrado quería cambiar de tema. La reunión de antiguos alumnos había terminado en un fiasco: Mrado pegándose con dos antiguos provocadores. Nada había cambiado, aún le rechazaban. No comprendieron en quién se había convertido.
—Trabajo en los juzgados —contestó Martin.
Mrado sorprendido. Martin con cazadora verde, vaqueros desgastados, gorra de Von Dutch. Parecía tan joven, tan blando… No era precisamente del tipo abogado.
—Interesante. ¿Eres juez o qué?
—Sí, trabajo de juez en el Tribunal de Segunda Instancia. Apelaciones, ya sabes. Hay muchísimo trabajo. Tenemos una escasez de personal enorme, nos machacamos. No es raro trabajar sesenta horas a la semana. Sólo nos encargamos de la seguridad jurídica en el país. No es nada importante. Para nada. Las valoraciones de este país a veces te dan en qué pensar. En Estados Unidos valoran a los universitarios de manera totalmente diferente. No, los juzgados no valen nada. Sinceramente, es una absoluta locura. Si me fuera a un bufete ganaría tres veces más.
—¿Y por qué no lo haces?
Martin se echó hacia atrás la gorra Von Dutch.
—Resulta que creo en esto. Tribunales que funcionen, un poder judicial en el que trabajen los mejores juristas garantiza el Estado de derecho. La posibilidad de que las personas puedan llevar sus fallos y decisiones a una instancia superior. Plazos de instrucción más cortos, sin errores, fallos meditados y homogéneos.
Mrado esperaba no tener que hablar de sí mismo. Dijo:
—Estarás contento de trabajar en algo en lo que crees.
—No sé si aún creo en ello. Quiero decir que juzgamos a la gente a toda velocidad, pero el montón de expedientes crece exponencialmente. Los delitos son más, más graves, más inteligentes. La policía no da abasto. Los juzgamos tan pronto como podemos pero después de dos años vuelven, después de haber cumplido poco tiempo y haber sido puestos en libertad. Con frecuencia cometen exactamente el mismo delito por el que les condenamos. ¿Cambian? Para nada. Las jodidas bandas van a hacerse pronto con esta ciudad. Quizá uno debería ofrecerles sus servicios a ellos. Mejor salario. Ja, ja. Por cierto, ¿qué haces tú?
En la mente de Mrado: ahí está. ¿Qué respuesta a esa pregunta se le da a un juez? A Mrado de alguna manera le caía bien el tío. Al mismo tiempo pensaba: Es inútil hablar con alguien que es un fanático de la ley; si se enteraba de los negocios de Mrado se montaría una buena.
—Me dedico a la teca.
Pensó: Voy a soltar lo de siempre, en realidad sí que llevo una empresa así. Aunque facture menos de cien mil al año, pero de todas formas es la tapadera perfecta.
—¿Eres carpintero?
—Más o menos. Principalmente me dedico a la importación.
De repente Mrado quería dejar de hablar, no mentir más. Puso la revista de teléfonos móviles en su cesta. Empezó a caminar hacia las cajas.
—Martin, me alegro de verte, me tengo que ir ya. Voy a ver a mi hija.
Martin sonrió. Volvió a ponerse la gorra sobre la frente. Tenía un aire moderno.
Se dieron la mano. Mrado se puso en la cola de la caja. Pensó: El tío juzga a gente como yo a diario. Sí él lo supiera…
Martin desapareció en el interior de la tienda.
Mrado no podía parar de darle vueltas. ¿Y si lo supiera? ¿Y si sólo había sido amable? Joder, debería dejarlo. Por mí. Por Lovisa.
Al mismo tiempo otra voz gritaba en su interior: ¿Quién eres si lo dejas? ¿Quién eres si no te arreglas con Radovan? Un cero.
Martin vivió en la misma calle que Mrado hasta noveno. Después se mudó a un barrio más elegante, al norte de la ciudad.
Él le recordó a Mrado el tiempo del colegio. Mrado llegó a Suecia con sus padres cuando tenía tres años. Mano de obra inmigrante. Saab-Scania. Södertälje necesitaba gente. Unos años antes Suecia había eliminado la obligatoriedad de visado para los yugoslavos. Södertälje estaba lleno de griegos, finlandeses, italianos, yugoslavos. Después inmigraron los sirios y los turcos. En esa época los yugoslavos estaban unidos. No había diferencia entre serbios, croatas y bosnios. Tito era su héroe. Qué equivocados habían estado. Ingenuos. Crédulos. Habían creído que se podía confiar en los croatas y los bosnios. En la actualidad: Mrado ni mearía sobre un bosnio aunque estuviera quemándose.
Se llamó el proyecto del millón. Y todos trabajaban mucho. Mrado en lo suyo. Cada día pegaba a alguien o eran otros los que le pegaban. Siempre eran agresivos, iban armados. Eran más. Aguantó. Nunca dijo nada en casa. Cerraba los puños. Aprendió a recibir golpes. Sobre todo, aprendió a golpear. Shootfighting a nivel básico: dar patadas a los huesos delgados, golpear en el estómago, morder, arañar, apuntar a los ojos. Ya entonces se convirtió en el maestro de los trucos de lucha. El rey de los agarrones. Un nombre en Södertälje.
Le empezaron a respetar. Iba a su aire. Nadie se interponía en su camino. Después de acabar noveno no volvió a ver a nadie del colegio. En lugar de eso, hizo la formación de electrónica y telecomunicaciones en el propio instituto de Ericsson, en Telefonplan. Lo dejó en segundo y empezó a trabajar como portero. Luego, ascenso directo en la carrera de los yugoslavos. Y ahora iba a llegar a la cima.
Mrado miró a la cajera. Pensó: Si fuera un padre de verdad tendría la tarjeta ICA. En cambio sacó un fajo de billetes. Contó billetes de cien.
La cajera no prestó atención.
Vio a Martin ponerse a la cola. Miró hacia otro lado.
* * *
MEMORANDO
(Confidencialidad según el capítulo 9, párrafo 12 de la ley de confidencialidad).
PROYECTO NOVA
Fuerzas conjuntas de la dirección regional contra la delincuencia organizada.
Delincuencia relacionada con los Balcanes en Estocolmo.
Informe número 9
Antecedentes
El siguiente memorando se basa en los informes y las sospechas del grupo de investigación de delitos económicos de la policía del distrito de Norrmalm y de la Unidad Especial para Bandas en colaboración con las fuerzas conjuntas de la Dirección Regional contra la delincuencia organizada en Estocolmo (en adelante denominados conjuntamente el Grupo de Investigación). Los métodos empleados comprenden una visión general a partir de las experiencias recopiladas por la policía de Estocolmo, recopilación de información por parte de personas dentro de las redes criminales, los denominados soplones, escuchas técnicas así como interconexión de los registros requeridos.
El memorando se elabora con motivo del asesinato de dos personas que ejercían dentro de la denominada mafia yugoslava, descrita con más detalle en el informe número siete (en adelante denominada la Organización).
El dieciséis de marzo se encontraron dos cadáveres en un piso de Hallonbergen. Hay fuertes sospechas de que se trata de un asesinato. El Grupo de Investigación ha podido establecer que se les quitó la vida con violencia. Durante largo tiempo, el Grupo de Investigación tenía planeado vigilar ese piso, ya que había sospechas de que se utilizaba como burdel. La fecha y hora de la muerte de las personas asesinadas se ha establecido en algún momento entre las tres y las cinco de la madrugada del quince de marzo. La causa de la muerte en ambos casos se debió a disparos con proyectiles de gran calibre en el estómago y en la cabeza, respectivamente. El material orgánico se ha enviado al SKL[80] para su análisis. No ha podido identificarse el arma, probablemente una escopeta de postas tipo Winchester, repetidor de palanca, modelo 12, calibre 12-80. Se han iniciado los interrogatorios con vecinos de Hallonbergen. Debido al momento del suceso, probablemente habría muy pocas personas despiertas que hayan podido ver a sospechosos en la zona. El Grupo de Investigación sospecha que los sucesos están relacionados con conflictos internos dentro de la Organización.
Además, desde el trece de marzo de este año está desaparecida una mujer que probablemente trabajaba como prostituta en el burdel arriba mencionado.
Víctimas
ZLATKO PETROVIC. Proxeneta directamente bajo las órdenes de Nenad Korhan (que a su vez está a las órdenes de Radovan Kranjic, descrito en el informe número 7), número de identidad 700712-9131, nacido en la antigua Yugoslavia, actualmente Serbia-Montenegro. Llegó a Suecia a los seis años de edad.
Anteriormente, ha trabajado como portero y ha sido entrenador de deportes de lucha. Últimos ingresos declarados: 124.000 coronas, ingresos por trabajos realizados como entrenador de deportes de lucha, trabajo extra como portero y ganancias por juego.
Condenado previamente por lo siguiente. 1987: agresión. 1989: robo, tenencia de armas (cumplió seis meses de prisión). 1990: intento de asesinato, robo (cumplió seis meses de prisión). 1997: amenazas, tenencia de armas, abuso sexual (cumplió ocho meses de prisión). 2001: proxenetismo, agresión (cumplió un año de prisión).
A Petrovic se le ha calificado como muy violento, en especial con las mujeres. Desde finales de los noventa se cree que ha regentado uno o varios burdeles en pisos en diferentes poblaciones del extrarradio de Estocolmo junto a Korhan. Actúa en Hallonbergen desde 2002 en adelante.
Durante los últimos tres meses, el Grupo de Investigación ha intentado infiltrarse en sus actividades. El infiltrado (X), bajo el nombre de Micke, anteriormente orientado hacia la base de reclutamiento de la Organización, actuó como «subproxeneta», denominado «vigilante de las putas», de la prostituta que ha desaparecido. Ha detectado una serie de personas y visitantes sospechosos que han tenido contacto con la prostituta durante las últimas semanas. Probablemente existe una relación con los asesinatos (ver más abajo el informe de X, Anexo 1).
JELENA LUKIC. La denominada madame, directamente a las órdenes de Korhan, 720329-0288, nacida en la antigua Yugoslavia, actualmente Serbia-Montenegro. Llegó a Suecia a los dos años de edad.
Anteriormente ha trabajado como masajista y pedicura. Sus últimos ingresos declarados se elevaron a 214.000 coronas, ingresos procedentes de capital, trabajo como masajista así como algunas ganancias por juego.
Anteriormente sólo se la había condenado por infracciones de tráfico.
Desde finales de los noventa, Lukic ha ejercido el proxenetismo. Korhan pasó a encargarse de su «local» con tres o cuatro prostitutas en 2002, cuando ella empezó a ejercer su actividad junto con Petrovic, principalmente en el burdel de Hallonbergen arriba mencionado. Se cree que Lukic también habría llevado y administrado una actividad de las llamadas call girls con entre siete y ocho mujeres, principalmente ciudadanas suecas. Las mujeres de dicha actividad se contrataban para los denominados eventos para, por ejemplo, utilizarse en situaciones de representación con clientes de empresa extranjeros como «chicas de compañía» en reuniones de clubes de caballeros y fiestas privadas.
Conflictos internos
El Grupo de Investigación ha recopilado información que indica que se han avivado los conflictos internos dentro de la Organización. Un hombre desde dentro de la Organización que ejerce como guardaespaldas de Radovan Kranjic ha revelado a las fuentes de información del Grupo de Investigación que ha tenido lugar el «despido» de algunas personas que ejercían dentro de la Organización. Mrado Slovovic (descrito en el informe número 7) y Nenad Korhan han sido «degradados» y relevados de sus puestos como responsables del cobro de guardarropas y venta de cocaína, así como proxenetismo en Estocolmo. Kranjic ha decidido que ellos dos bajen en la jerarquía y que sus funciones y áreas de responsabilidad las asuman otros. La hipótesis de trabajo del Grupo de Investigación es que se trata de eliminar las amenazas contra Kranjic.
El Grupo de Investigación sospecha que el asesinato de Petrovic y Lukic está relacionado con los conflictos internos arriba descritos. Un hombre, que fue detectado por X, visitó el burdel de Hallonbergen varias veces en los días previos a los asesinatos. El hombre incluso se había puesto en contacto con la prostituta desaparecida y al menos en una ocasión se había visto con ella fuera del burdel. Lo que sucedió entre ambos no queda establecido debido a que a X no se le permitió estar cerca de la prostituta en esa ocasión. El hombre tiene el pelo oscuro, es de color y de unos treinta años. Desde el trece de marzo de este año la prostituta no ha tenido más contacto con X, por lo que la policía ha dado parte de su desaparición. El Grupo de Investigación baraja más teorías sobre el motivo de ambos crímenes, entre ellas una es que Kranjic quiere evitar que Korhan, debido al conflicto interno, se independice y ejerza el proxenetismo por cuenta propia. Otra hipótesis de los motivos es que Korhan y Slovovic hayan cometido los delitos para desestabilizar los negocios de Kranjic.
Acciones
El Grupo de Investigación sugiere las siguientes acciones motivadas por el informe precedente.
Presupuesto para las acciones: ver anexo 2.
Comisario judicial Björn Stavgård
Investigador especial Stefan Krans