[1] Platón, Leyes, VII, 792c-d; 793a. <<

[2] Cfr. Séneca, Cartas a Lucilio, 62, 1. <<

[3] Ovidio, Tristes, III, 2, 9. <<

[4] (c1) y obligación <<

[5] Séneca, Cartas a Lucilio, 22, 8 (Montaigne da enseguida su propia traducción). <<

[6] Ibidem, 94, 63. <<

[7] Cfr. idem, La brevedad de la vida, 8, 1-4. <<

[8] Horacio, Odas, II, 1, 7-8. <<

[9] El 1 de agosto de 1581. Montaigne recibió la noticia el 7 de septiembre en Italia, en unos baños cercanos a Lucca (véase Diario de viaje). <<

[10] En efecto, a su vuelta a Burdeos Montaigne recibió una carta conminatoria del rey, fechada en noviembre de 1581. <<

[11] Virgilio, Eneida, XI, 658. <<

[12] Séneca, Los beneficios, I, 13, 1. <<

[13] Pierre Eyquem (1495-1568), padre de Montaigne, fue nombrado alcalde de Burdeos en 1554. <<

[14] Baste recordar la teoría platónica de la mentira útil, ya aludida en la «Apología» (II, 12). <<

[15] Variantes tachadas del Ejemplar de Burdeos: «A menudo es preciso engañar al pueblo para que no se engañe… Y para hacernos sensatos, se nos ha de atontar, y para aconsejarnos, se nos ha de cegar…». (Estas últimas frases aparecen finalmente, de forma casi idéntica, en una página de la «Apología»). <<

[16] Quintiliano, II, 17, 27. <<

[17] Puede haber aquí una alusión a la doctrina cristiana; véase, por ejemplo, Ramón Sibiuda, Libro de las criaturas, 120-128, que insiste en la prioridad del amor a Dios. <<

[18] Cfr. Maquiavelo, Príncipe, 6 (a propósito del ejemplo de los grandes hombres): «Se debe hacer como los arqueros prudentes, los cuales —conscientes de que el lugar que desean alcanzar se encuentra demasiado lejos y conociendo al mismo tiempo los límites de la capacidad de su arco— ponen la mira a bastante más altura que el objetivo deseado, no para alcanzar con su flecha a tanta altura, sino para poder, con la ayuda de tan alta mira, llegar al lugar que se han propuesto» (trad. M. A. Granada, Madrid, 1990). <<

[19] La imagen se remonta a Aristóteles, Ética a Nicómaco, II, 1109b 4-7. Una imagen cercana, en Quintiliano, II, 17, 29. <<

[20] Cfr. Aristóteles, Ética a Nicómaco, IX, 8, 1168b, que distingue entre la buena y la mala filautia (amor propio). <<

[21] Cfr. Séneca, Cartas a Lucilio, 6, 7. <<

[22] (b) y el más legítimo <<

[23] Horacio, Odas, IV, 9, 51-52. <<

[24] Cfr. Lucrecio, III, 102-116. Cfr., en otro sentido, Marco Aurelio, Meditaciones, VI, 42: «Heráclito, creo, dice que incluso los que duermen, son operarios y colaboradores de lo que acontece en el mundo» (trad. R. Bach Pellicer, Madrid, 1983). <<

[25] Cfr. Plutarco, El destierro, 2, 599c-d. <<

[26] Séneca, Cartas a Lucilio, 62, 2. <<

[27] Idem, La ira, I, 12, 5. <<

[28] Cfr. ibidem, 17, 1; véase el final del capítulo II, 31. <<

[29] Estacio, Tebaida, X, 704, citado en Justo Lipsio, Políticas, III, 6. <<

[30] Cfr. Séneca, La ira, I, 15-16. <<

[31] Cfr. ibidem, 17, 5; 18, 2. <<

[32] Quinto Curcio, IX, 9, 12. <<

[33] Séneca, Cartas a Lucilio, 44, 7. <<

[34] El príncipe es, probablemente, Enrique de Navarra, futuro Enrique IV de Francia. <<

[35] Epicuro en Séneca, Cartas a Lucilio, 16, 7. <<

[36] Ibidem, 16, 9. <<

[37] Lucilio, Sátiras, V, 46, citado en Nonio Marcelo, V, 98. <<

[38] Cicerón, Tusculanas, V, 32, 91. <<

[39] Séneca, Cartas a Lucilio, 18, 9. <<

[40] Plutarco, Si el vicio puede causar infelicidad, 3, 499a. <<

[41] Séneca, Cartas a Lucilio, 90, 18. <<

[42] Diógenes Laercio, VII, 169-170. <<

[43] Cfr. Séneca, Cartas a Lucilio, 18, 10. <<

[44] Lugar común que se encuentra, por ejemplo, en Cicerón, El bien y el mal supremos, V, 25, 74. <<

[45] Horacio, Cartas, I, 5, 12. <<

[46] (b) De igual manera, apenas me reformo en sabiduría, para el uso y el trato del mundo, sin lamentar que la mejora me haya llegado tan tarde que ya no tengo tiempo de utilizarla. De ahora en adelante no necesito otra capacidad que resistencia frente a la muerte y a la vejez. ¿Para qué una nueva ciencia acerca de la vida en esta declinación, y para qué una nueva habilidad para avanzar por un camino del cual sólo me quedan tres pasos que caminar? Enseñad a ver la retórica a un hombre relegado a los desiertos de Arabia. En la caída no se precisa ningún arte. <<

[47] A raíz de la reforma del calendario decidida por el papa Gregorio XIII, se pasó inmediatamente del 9 al 20 de diciembre de 1582. Los protestantes no aceptaron la reforma. Véase otra referencia al asunto al inicio del capítulo III, 11. <<

[48] Puede ser una referencia al papado; Montaigne fue recibido en audiencia por el anciano papa Gregorio XIII (Diario de viaje, 29 de diciembre de 1580). <<

[49] Cfr, Séneca, La tranquilidad del alma, 10, 5. <<

[50] Sentencia tomada de Justo Lipsio (La constancia, I, 8), que la atribuye a Petronio (cfr. Satiricón, III, 80, 9). Lipsio censura a quienes fingen preocuparse por los problemas públicos cuando, en realidad, sólo tienen interés por lo propio. <<

[51] Cfr. Séneca, Cartas a Lucilio, 76, 31-32; 80, 7-8. <<

[52] Parece clara, en estas líneas, la alusión, más o menos escabrosa, al dogma católico de la transubstanciación. <<

[53] Montaigne piensa, quizá, en la conocida fábula esópica (182) del asno que llevaba la estatua de un dios, recogida por Alciato en su emblema 7. <<

[54] Cfr. Quinto Curcio, III, 2, 18. <<

[55] Es quizá una alusión al emperador Marco Aurelio, autor de unas Meditaciones o Soliloquios. <<

[56] Tito Livio, XXVIII, 22. <<

[57] (c1) Vtatur motu animi qui uti ratione non potest. [Quien no pueda usar la razón, que use la pasión (Cicerón, Tusculanas, IV, 25, 55); en la edición Gournay (la que nosotros seguimos) la cita aparece inserta en un pasaje paralelo a éste del capítulo III, 1 ]. <<

[58] Tito Livio, XXXIV, 36. <<

[59] Montaigne se refiere al caso vivido por él mismo en Roma, donde el Tribunal del Santo Oficio le reprochó, entre otras cosas, haber mencionado en Los ensayos a poetas herejes (en el capítulo II, 17 nombra a Teodoro de Beza y a George Buchanan); véase Diario de viaje (20 de marzo de 1581). <<

[60] Tito Livio, VI, 11-20. <<

[61] Al inicio del capítulo II, 19, a propósito de los cristianos que, una vez dueños del poder, persiguieron la cultura pagana. <<

[62] Apolonio de Tiana (3-97) fue una especie de mago, profeta y milagrero popular al que Filóstrato idealizó en una famosa biografía novelesca. En ella aparece como un hombre divino dotado de poderes sobrenaturales (entre ellos, el de resucitar a los muertos). Porfirio o Hierocles de Bitinia lo compararon con Cristo. A Mahoma lo ha mencionado ya Montaigne en la «Apología» (II, 12), allí en compañía de Platón, como ejemplo de seductor del pueblo. <<

[63] El de los protestantes. <<

[64] Se trata de la Liga, el partido de los católicos intransigentes, surgido en 1576. <<

[65] En el sentido que la lepra insensibiliza las zonas que afecta. <<

[66] Plutarco, Máximas de espartanos, 233a; Diógenes Laercio, VI, 23. <<

[67] Plutarco, Máximas de reyes y generales, 174d. <<

[68] (c1) una necedad como pago y consuelo por su pérdida <<

[69] (c1) de los asuntos dudosos y de las disputas contenciosas <<

[70] Séneca, Cartas a Lucilio, 72, 11. <<

[71] Virgilio, Eneida, X, 693-696. <<

[72] Diógenes Laercio, VII, 17. <<

[73] Jenofonte, Recuerdos de Sócrates, I, 3, 13. <<

[74] Idem, Ciropedia, V, 1, 7-8. <<

[75] Es una parte del padrenuestro (Mateo 6, 13). <<

[76] Recuérdese la continuación del padrenuestro: «Mas líbranos del mal» (Mateo 6, 13). <<

[77] George Buchanan, Franciscanus, 13-14 (se trata de un poema satírico contra los franciscanos, escrito por quien fue uno de los profesores de Montaigne en el Colegio de Guyena). <<

[78] Cfr. Séneca, Cartas a Lucilio, 85, 9 y 12; 116, 2-3. <<

[79] Cicerón, Tusculanas, IV, 18, 42. <<

[80] (c1) animus, multo antequam opprimatur, quatitur [el alma se trastorna mucho antes de ser oprimida; Séneca, Cartas a Lucilio, 74, 33]. <<

[81] Virgilio, Eneida, X, 97-99. <<

[82] Cicerón, Los deberes, II, 18, 64. <<

[83] Se trata de Carlos el Temerario; cfr. Philippe de Commynes, V, 1 (año 1476); Jean Bodin, République, IV, 1. <<

[84] Sila y Mario se enemistaron debido a la medalla que Sila hizo grabar para celebrar la victoria que supuestamente había obtenido; cfr. Plutarco, Mario, 10, 8-9; Sila, 3, 8. <<

[85] La manzana que Paris concedió a Venus, origen de la guerra de Troya. <<

[86] Plutarco, Cómo percibir los propios progresos en la virtud, 4, 76f-77a. <<

[87] Plutarco, La falsa vergüenza, 9, 532e. <<

[88] Diógenes Laercio, I, 87. <<

[89] Séneca, Cartas a Lucilio, 108, 16. <<

[90] Virgilio, Geórgicas, II, 490-494. <<

[91] Cfr. Maquiavelo, El príncipe, 3, que compara el proceso de la tisis con los males que aparecen en un Estado. Cfr. Séneca, Cartas a Lucilio, 116, 2-3. <<

[92] Horacio, Odas, III, 16, 18-19. <<

[93] Quinto Cicerón, La solicitud del consulado, 2, ad finem. <<

[94] Montaigne fue reelegido alcalde de Burdeos el 1 de agosto de 1583, tras un primer mandato. <<

[95] Véase el final del capítulo II, 31. <<

[96] Cicerón, Los deberes, I, 34, 124. <<

[97] Montaigne se ha referido ya, en II, 11, a la probidad u honradez de su familia. <<

[98] Plutarco, Cómo distinguir a un adulador de un amigo, 32, 71a. <<

[99] Cfr. idem, Alejandro, 5, 4-6; Máximas de reyes y generales, 179d. <<

[100] Platón, Alcibíades I, 105a (de hecho es Sócrates quien atribuye este planteamiento a Alcibíades). <<

[101] Cfr. Plutarco, Cómo percibir los propios progresos en la virtud, 10, 80e. <<

[102] Es la invocación del salmo 115, 1 (Vulgata 113), habitual en las grandes victorias. <<

[103] Cfr. Plutarco, Nociones comunes contra los estoicos, 6, 1060e-1061a. <<

[104] Cicerón, Los deberes, II, 22, 76. <<

[105] Idem, El bien y el mal supremos, II, 15, 50. <<

[106] Idem, Tusculanas, II, 26, 64. <<

[107] Virgilio, Eneida, V, 849 y 848. <<