[1] El hermano evocado es Pierre Eyquem de La Brousse (1535-1595). <<
[2] Los católicos vestían de rojo con una cruz blanca. <<
[3] Juvenal, XIII, 195. <<
[4] Plutarco, La tardanza de la divinidad en castigar, 8, 553e. <<
[5] Ibidem, 9, 553f; cfr. Platón, Leyes, V, 728c. <<
[6] Séneca, Cartas a Lucilio, 105, 7. <<
[7] Plutarco, La tardanza de la divinidad en castigar, 9, 554b. <<
[8] Hesíodo, Trabajos y días, 266 (citado por Plutarco, La tardanza de la divinidad en castigar, 9, 553f), en la traducción latina que ofrece Aulo Gelio, IV, 5. <<
[9] Virgilio, Geórgicas, IV, 238. <<
[10] Plutarco, La tardanza de la divinidad en castigar, 9, 554a. <<
[11] Lucrecio, V, 1158-1160. <<
[12] Plutarco, La tardanza de la divinidad en castigar, 10, 555b. <<
[13] Séneca, Cartas a Lucilio, 97, 13 y 16. <<
[14] Juvenal, XIII, 2-3; cfr. J. L. Vives, «Comentario» a san Agustín, Ciudad de Dios, XXI, 9. <<
[15] Ovidio, Fastos, I, 485-486. <<
[16] Plutarco, Cómo alabarse sin despertar envidia, 4, 540f. <<
[17] Valerio Máximo, III, 7, 1, e; Plutarco, Máximas de romanos, 196f - 197a; Aulo Gelio, IV, 18; Tito Livio, XXXVIII, 51. <<
[18] Aulo Gelio, IV, 18; Tito Livio, XXXVIII, 36. <<
[19] Tito Livio, XXXVIII, 52. <<
[20] La ordenanza llamada de Villers-Cotterets, de 1539, había generalizado el uso de la tortura en Francia. <<
[21] Cfr. el «Comentario» de Juan Luis Vives a san Agustín, Ciudad de Dios, XIX, 6. <<
[22] Cfr. Plutarco, Si el vicio puede causar infelicidad, 2, 498d-e. <<
[23] Publilio Siro, Sentencias, alegado por Vives, «Comentario» a san Agustín, Ciudad de Dios, XIX, 6. <<
[24] San Agustín, Ciudad de Dios, XIX, 6. <<
[25] Quinto Curcio, VI, 11. <<
[26] (a) lo mejor <<
[27] El mismo san Agustín, y Vives parece reprochárselo en el lugar citado, ve la acción del juez, incluyendo la tortura, como un imperativo inevitable de la sociedad humana. <<
[28] «Comentario» de Vives a san Agustín, Ciudad de Dios, XIX, 6. <<
[29] «Comentario» de Vives a ibidem. <<
[30] Jean Froissart, Chroniques, IV, 57-58 (sobre el sultán Bayazeto I); cfr. Henri Estienne, Apologie pour Hérodote, XVII, 9. <<