[1] Tema tratado en II, 8. <<
[2] Cfr. Tácito, Anales, II, 77. <<
[3] (c1) cuando ya empiezo a no estar. <<
[4] Plinio el Joven, Cartas, VI, 24. <<
[5] Virgilio, Geórgicas, II, 473-474 (en referencia a los campesinos). <<
[6] Cfr. Tácito, Anales, XVI, 21. <<
[7] Plinio el Joven, Cartas, III, 16. <<
[8] Ibidem. <<
[9] Marcial, I, 13, 1-4. <<
[10] Cfr. Tácito, Anales, XV, 62-64, que Montaigne amplifica. <<
[11] En estas últimas frases, Montaigne se aparta del texto de Tácito y se acerca, en cambio, a las palabras que él mismo atribuye a La Boétie en su lecho de muerte: «Me interrumpió para rogarme… que mostrara en los hechos que los razonamientos que habíamos sostenido juntos mientras estábamos sanos no los teníamos sólo en la boca, sino grabados bien adentro en el corazón y en el alma, para llevarlos a la práctica a la primera ocasión que se presentara. Agregó que ésa era la verdadera práctica de nuestros estudios y de la filosofía» (Carta sobre la muerte de La Boétie). En general, todo este relato evoca poderosamente ciertos momentos de dicha carta. <<
[12] (a) —pues tenía en aquel entonces unos ciento catorce años—. <<
[13] Parece tratarse de una alusión a obras de éxito como las Histoires tragiques de Pierre Boaistuau (1559), o las de F. de Belleforest (1565-1583). <<
[14] (a-b) o como Ariosto redujo a una serie un gran número de fábulas distintas. <<
[15] Se creía que, al morir, el alma abandonaba el cuerpo por la boca. <<
[16] Séneca, Cartas a Lucilio, 104, 1-5. <<