[1] Cfr. Plutarco, Alejandro, I, 2. <<
[2] Séneca, Cartas a Lucilio, 53, 11-12; La providencia, 6, 6. <<
[3] Cfr. Plutarco, Alejandro, I, 2. <<
[4] Cfr. Diogenes Laercio, IX, 62, que afirma, rotundo, que su vida era consecuente con sus principios. <<
[5] Ibidem, 63. <<
[6] Ibidem, 62. <<
[7] Ibidem, 67. <<
[8] Ibidem, 66. <<
[9] Tibulo, Priapea, 82, 4. <<
[10] Cfr. Henri Estienne, Apologie pour Hérodote, I, 15. <<
[11] Los sacerdotes de Cibeles se castraban; véase, por ejemplo, J. L. Vives, «Comentario» a san Agustín, La ciudad de Dios, II, 4. Montaigne se ha referido ya a los sacrificios religiosos al final de I, 29, y en unas páginas de II, 12. <<
[12] Cfr. Cicerón, Tusculanas, V, 27, 78; Plutarco, Si el vicio puede causar infelicidad, 3, 499c. <<
[13] Propercio, III, 13, 17-22. <<
[14] C. Guichard, Funérailles et diverses manieres d’ensevelir…, Lyon, 1581, p. 382 y ss. <<
[15] Plutarco, Alejandro, 69, 6-7. <<
[16] Idem, Si el vicio puede causar infelicidad, 3, 499 c. <<
[17] Montaigne alude al predestinacionismo protestante; cfr., por ejemplo, Lutero, El siervo albedrío (I, 4), que asume incluso el concepto de Hado de Virgilio. <<
[18] Cfr. el influyente planteamiento de Boecio, que formula así lo que llama la «antigua recriminación contra la Providencia»: «En efecto, si Dios prevé todo y no puede en modo alguno equivocarse, se produce necesariamente aquello que la Providencia ha previsto que debe producirse» (Consolación de la filosofía, V, 3, 4-5; V, 4, 1; trad. L. Pérez Gómez, Madrid, 1997). <<
[19] Cfr. ibidem, 6, 19-21: «Ni siquiera los hombres consideran necesario aquello que ven. ¿Es que, en realidad, tu mirada añade alguna necesidad a las cosas que ves presentes? En modo alguno. Entonces, por hacer una comparación entre el presente divino y el presente humano, de la misma manera que vosotros veis ciertas cosas en este vuestro presente temporal, así él ve todas las cosas en su presente eterno» (trad. cit.). <<
[20] Cfr. ibidem, 3, 8: «Dicen [algunos escritores paganos y cristianos], en efecto, que un acontecimiento se producirá no precisamente porque la Providencia haya previsto que ocurra, sino más bien al contrario, porque aquello que suceda no puede pasar desapercibido a la Providencia divina» (trad. cit.). <<
[21] Cfr. ibidem, 6, 32: «Así pues, se producirán sin duda alguna todos los acontecimientos que Dios sabe con antelación que se producirán, pero algunos de ellos proceden de la libre elección, y éstos, aunque se produzcan, con la existencia no pierden su propia naturaleza, según la cual, antes de que sucedieran, habrían podido no producirse» (trad. cit.). <<
[22] Cfr., en II, 12, la respuesta a los primeros objetores del libro de Sibiuda. <<
[23] Los reformados sostenían que el hombre es justificado sólo por la fe, no por las buenas obras. Se encuentra una interesante alusión a este tema en el capítulo III, 12. <<
[24] Jean de Joinville, Vie de Saint Louis, 30. <<
[25] La disputa enfrentó a un dominico partidario de Savonarola y a un franciscano; cfr., por ejemplo, Francesco Guicciardini, Historia de Italia, III, 15; 1. Gentillet, Anti-Machiavel, II, 9. <<
[26] N. Calcóndila, Historia de la decadencia del Imperio griego, VII, 8. <<
[27] Montaigne recuerda tal vez la conversión de su amigo Florimond de Raemond al catolicismo tras el llamado milagro de Laon (1566). Puede pensarse también en el caso, referido por Jean Bodin (en Démonomanie des sorciers, I, 2), de un amigo suyo (pero en realidad parece que él mismo) que, a los treinta y siete años, experimentó la aparición de un ángel. <<
[28] N. Calcóndila, Historia de la decadencia del Imperio griego, VIII, 8. <<
[29] (c1) un gran príncipe que saca noblemente provecho de ella si la fortuna continúa respaldándole. [Montaigne se refiere con toda probabilidad a Enrique de Navarra]. <<
[30] Juan de Jaureguy atentó contra Guillermo de Orange, dirigente holandés protestante opuesto a Felipe II, en 1582; Baltasar Gérard logró matarlo en julio de 1584 en Delft. <<
[31] Montaigne se refiere al atentado por la espalda que Poltrot de Méré, gentilhombre hugonote, llevó a cabo contra Francisco de Guisa el 18 de febrero de 1563. <<
[32] Se trata de nuevo de Baltasar Gérard. <<
[33] (c1) el medio más seguro para merecer el paraíso [Montaigne se refiere a la célebre secta de los hashashin]. <<
[34] Bernard de Girard du Haillan, Histoire genérale des rois de France, IX, 1. <<
[35] Ibidem, 6. <<