[1] Cfr. Platón, Fedro, 267a; Plutarco, Vida de los diez oradores, 838f; idem, Máximas de espartanos, 208c. <<

[2] Plutarco, Máximas de espartanos, 208c. <<

[3] Idem, Pericles, 8, 5. <<

[4] Cfr. Tácito, Diálogo sobre los oradores, 40; Montaigne sigue aquí, y más adelante, el discurso final de Materno (defensor de la poesía, que asocia con la estabilidad imperial). <<

[5] Quintiliano, II, 15, 19. <<

[6] Platón, Gorgias, 463b y passim; cfr. Quintiliano, II, 15. <<

[7] Cfr. Guillaume Postel, La République des Turcs, 1560, p. 36. <<

[8] Cfr. Quintiliano, II, 16, 4. <<

[9] Cfr. Tácito, Diálogo sobre los oradores, 41. <<

[10] Cfr. ibidem, 40. <<

[11] Cfr. ibidem, 37. <<

[12] Tito Livio, X, 22, 6-7. <<

[13] Cfr. Tácito, Diálogo sobre los oradores, 40. <<

[14] Cfr. ibidem, 41. Para Materno en la sociedad imperial de su tiempo reina, la salud social, y, por tanto, la retórica se ha vuelto irrelevante. Como vemos, Montaigne recoge esta tesis con cierta prudencia. <<

[15] Cfr. ibidem, 40. <<

[16] Cario Carafa, sobrino del papa Paulo IV, fallecido en 1561. <<

[17] Juvenal, V, 123-124. <<

[18] Terencio, Adelfos, III, 3, 425-429. <<

[19] Plutarco, Paulo Emilio, 28, 7-8. <<

[20] Palacio maravilloso descrito en el Amadís de Gaula (II, 1; IV, 2). Montaigne expone su desafección por los libros de caballerías en I, 25 (hacia el final) y en II, 10. <<

[21] Por ejemplo, a los miembros del Parlamento de París se les llamaba a veces «senatores». <<

[22] Pietro Aretino (1492-1556), el famoso poeta y satírico italiano. <<