[1] Lucano, III, 362-363. <<

[2] Plutarco, Pericles, I, 1. <<

[3] Lucano, VI, 220-223. <<

[4] Tito Livio, XXV, 37, 9; los dos capitanes eran Publio y Cneo Escipión. <<

[5] Cicerón, Tusculanas, III, 26, 62. <<

[6] (c1) del Helesponto, lo encadenó e hizo decir de él mil villanías, y escribió <<

[7] Plutarco, El refrenamiento de la ira, 5, 455d-e; cfr. Heródoto, VII, 35. <<

[8] Séneca, La ira, III, 21, 1-4; cfr. Heródoto, I, 189. <<

[9] Según Séneca (La ira, III, 21, 5), había estado prisionera (custodita) en esa casa; «placer» es quizá un error por «desplacer», o acaso Montaigne entiende la frase de Séneca en sentido positivo. <<

[10] La anécdota se refiere, probablemente, a un rey español (el carácter orgulloso de los españoles es un tópico bien establecido de la época); cfr. Robert Burton, Anatomía de la melancolía, III, 4, 2, 1. <<

[11] Suetonio, Augusto, 16, 2. <<

[12] Ibidem, 23, 1-2. <<

[13] Heródoto, IV, 94, 4 (se trata, concretamente, de los getas). <<

[14] Eurípides, citado por Plutarco, La paz del alma, 4, 467a (según la traducción francesa de Jacques Amyot). <<