[1] Plutarco, Pirro, 34, 8. <<

[2] G. B. Fulgoso, IV, 5. <<

[3] Cfr. J, Froissart, Chroniques, II, 191; N. Gilíes, Annales, París, 1562, I, f. 117V; II, f. 130r. <<

[4] Petrarca, Canzoniere, 102, 9-11. El poeta toscano se refiere a la anécdota de César y la cabeza de Pompeyo que Montaigne narra a continuación. <<

[5] Plutarco, Pompeyo, 80, 7. <<

[6] Lucano, IX, 1037-1039. En efecto, el autor de la Farsalia insiste en que la actitud de César fue fingida. <<

[7] Aforismo de Publilio Sirio citado en Aulo Gelio, XVII, 14, 4. <<

[8] Recuérdese la célebre teoría hipocrática de los cuatro humores (véase Hipócrates, La naturaleza del hombre). <<

[9] Catulo, 66, 15-18. <<

[10] Tácito, Anales, XIV, 4 (pero Tácito no descarta que pudiera tratarse de simple disimulo). <<

[11] Montaigne evoca un pasaje de Ramón Sibiuda, Libro de las criaturas, 17, que utiliza la misma imagen para referirse a la creación continua de Dios: «[Dios] crea continuamente [el mundo], como el sol crea continuamente sus rayos en el aire». <<

[12] Lucrecio, V, 281-283. <<

[13] Heródoto, VII, 45-46; cfr. Plinio el Joven, Cartas, III, 7, 13; Valerio Máximo, IX, 13, ext. I. <<

[14] Lucrecio, III, 182-185. <<

[15] Cfr. Plutarco, Timoleón, 4, 8 y 5. <<