[1] El tema aparece ya en la carta-dedicatoria que Montaigne dirige a Michel de L’Hospital en 1570 (presentando una de las obras de La Boétie). El futuro autor de Los ensayos atribuye a la fortuna el eventual acierto en la elección de un cargo político en los Estados corruptos: «La fortuna, que, por la inconstancia de su variado movimiento, se ha encontrado por esta vez con el curso de la razón». <<
[2] F. Guicciardini, Historia de Italia, VI, 2-4. El duque Valentino no es otro que César Borgia (1475-1507). Cfr. Maquiavelo, El príncipe, 7 y 26, que señala que, dada su gran virtù, sólo «una extraordinaria y extrema malignidad de la fortuna» impidió su triunfo, y que, «en el momento más álgido de sus acciones, [fue] reprobado por la fortuna» (trad. Miguel A. Granada, Madrid, 1981). <<
[3] (a) amorem. / Posset ut abrupto uiuere coniugio [hasta que pudiese vivir rotos los vínculos; Catulo, 68, 81-83 y 84]. <<
[4] G. y M. du Bellay, Mémoires, II, f. 64. <<
[5] La anécdota es un lugar común; véase, por ejemplo, Pedro Mexía, Silva de varia lección, I, 40. <<
[6] J. Bouchet, Annales d’Aquitaine, II, 4. <<
[7] Ibidem, III, 1. <<
[8] G. y M. du Bellay, Mémoires, II, f. 56. <<
[9] Cfr. Valerio Máximo, I, 8 ext. 6; Plinio, VII, 51; Plutarco, Cómo sacar provecho de los enemigos, 5, 89c. <<
[10] Plinio, XXXV, 36, 102-103; anécdotas muy similares en Plutarco, La fortuna, 4, 99b (para él se trata sólo de un caso excepcional); y en Sexto Empírico, Esbozos pirrónicos, I, 12, 28. <<
[11] Jean Froissart, I, 10, 8. <<
[12] Verso de Menandro tomado de la compilación de Jean Crespin (Gnómica, III); Montaigne lo traduce tras citarlo. <<
[13] Cfr. Plutarco, Banquete de los siete sabios, 2, 147c; La paz del alma, 6, 467c. <<
[14] Plutarco, Timoleón, 16, 5-11. <<
[15] Es decir, la fortuna. <<
[16] Apiano, Guerras civiles, IV, 4, 21. <<