[1] Aquí, como en el primer capítulo, Montaigne parece tener presente a Maquiavelo, El Príncipe, 25: «De ahí que… dos hombres consigan el mismo resultado a pesar de actuar de manera opuesta y que, en cambio, de otros dos, aun actuando de manera idéntica, el uno alcance su propósito y el otro no» (trad. M. A. Granada, Madrid, 1990). <<
[2] Jacques Amyot (1513-1593), Grand aumonier de France, es decir, primer capellán de la corte real, fue el famoso traductor de Plutarco, y de otros autores al francés. El príncipe aludido es Francisco de Guisa, natural de la Lorena, en aquel momento principal dirigente del partido católico. El episodio narrado corresponde a septiembre u octubre de 1562, durante la primera guerra civil. <<
[3] En esta narración Montaigne parafrase a Séneca, La clemencia, 1, 9. <<
[4] Es el mismo argumento que utilizan el canciller Michel de L’Hospital (1506-1573) ya en julio de 1560 ante el Parlamento de París, y luego Sébastien Castellion (1515-1563) en su Conseil a la France désolée (1562), para recomendar la tolerancia en Francia como remedio al conflicto religioso. También Michel de Castelnau (c. 1520-1592), en sus Memorias, alega el ejemplo de Augusto ante Cinna para defender esa misma política. <<
[5] Francisco de Guisa fue asesinado en Orleans sólo unos meses más tarde, el 18 de febrero de 1563, por el hugonote Poltrot de Méré (véase II, 29, al final). <<
[6] Montaigne discrepa, pues, del planteamiento de Maquiavelo: «[La fortuna] muestra su poder cuando no hay una virtud organizada y preparada para hacerle frente y por eso vuelve sus ímpetus allá donde sabe que no se han construido los espigones y los diques para contenerla» (El Príncipe, 25, trad. M. A. Granada, Madrid, 1990). <<
[7] Montaigne se ocupa también de esta idea al final de II, 2. <<
[8] Cfr. el capítulo I, 25. <<
[9] Cfr. Plutarco, Sila, 6, 8-9. <<
[10] Es el caso de Agesilao, Epaminondas, Temístocles y otros según Plutarco. <<
[11] Séneca, Cartas a Lucilio, 4, 8. Cfr. Maquiavelo, El Príncipe, 19: «Asesinatos de este tipo, que se ejecutan por resolución de un ánimo obstinado, son inevitables por los príncipes, porque todo aquel a quien no le preocupe morir le puede atacar…» (trad. M. A. Granada, Madrid, 1990). Véase también Jean Bodin, République, IV, 7. <<
[12] Plutarco, Máximas de reyes y generales, 176f - 177a; Dión, 56, 2-3. <<
[13] Plutarco, Alejandro, 19, 5-7; Quinto Curcio, III, 6; Arriano, Alejandro, II, 4, 8-11. <<
[14] Enrique de Navarra, futuro Enrique IV de Francia (según una nota de Florimond de Raemond). <<
[15] Enrique de Guisa (de nuevo según Raemond). <<
[16] Tito Livio, XXVIII, 17, 2-7. <<
[17] Idem, XXII, 22, 14; citado por Justo Lipsio, Políticas, IV, 14. <<
[18] La anécdota se refiere a Luis XI; cfr. Philippe de Commynes, Mémoires, II, 5-7. <<
[19] Lucano, V, 316-318. <<
[20] El pueblo es un monstruo según un topos clásico; cfr., por ejemplo, Horacio, Cartas, I, 1, 76. <<
[21] Montaigne tenía quince años cuandoTristan de Moneins, lugarteniente del rey en Guyena, fue asesinado por la multitud en Burdeos en agosto de 1548, en plena revuelta de la gabela (se protestaba por la implantación del impuesto sobre la sal en regiones tradicionalmente exentas). <<
[22] Montaigne se refiere a la revista anual de ciudadanos de Burdeos en armas que tuvo lugar en mayo de 1585, durante su segundo mandato como alcalde, cuando el riesgo de insurrección liguista era muy alto. <<
[23] Cfr. Suetonio, César, 75, 86, <<
[24] Plutarco, Máximas de reyes y generales, 175f - 176a. <<
[25] (c1) con su justo gobierno [cfr. Giovanni Villani, Historie, II, 12, 8; Maquiavelo, Historias florentinas, II, 36; Discursos sobre la primera década de Tito Livio, III, 6]. <<
[26] Cfr. Apiano, IV, 4, 26; los tres triunviros son Octavio, Antonio y Lépido. <<