[1] Ovidio, Metamorfosis, III, 135-137. <<

[2] (a-b) por más riquezas, realezas e imperios que tengan en sus manos. <<

[3] La anécdota, en efecto muy corriente, tiene su fuente última en Heródoto, I, 86 (cfr. I, 32); Montaigne parece basarse más bien en Plutarco, Solón, 28, 2-6. <<

[4] Plutarco, Máximas de espartanos, 211a. <<

[5] Idem, Paulo Emilio, 37, 4. <<

[6] Según una conocida leyenda, Dionisio el Joven, expulsado por Timoleón del poder, acabó como maestro en Corinto (cfr. Cicerón, Tusculanas, III, 12, 27; Plutarco, Timoleón, 14-15). <<

[7] Pompeyo; cfr. Cicerón, Tusculanas, I, 35, 86; Plutarco, Pompeyo, 77. <<

[8] Francesco Guicciardini, Historia de Italia, IV, 14. <<

[9] María Estuardo (1542-1587), viuda de Francisco II de Francia, reina de Escocia y pretendiente católica del trono de Inglaterra, que fue decapitada el 18 de febrero de 1587 por orden de Isabel I. <<

[10] La idea de envidia divina, habitual en la cultura clásica, se encuentra ya en Heródoto, I, 32, 1-2 y VII, 10e; cfr. también, por ejemplo, Lucrecio, V, 1120 ss., y Horacio, Odas, II, 10, 9-12. <<

[11] Lucrecio, V, 1233-1235. <<

[12] Cfr. Séneca, Cartas a Lucilio, 91, 6. <<

[13] Macrobio, Saturnales, II, 7, 3. <<

[14] (a-b) riquezas <<

[15] En el original, «hablar francés». Cfr. Séneca, Cartas a Lucilio, 26, 5. <<

[16] Lucrecio, III, 57-58. <<

[17] Séneca, Cartas a Lucilio, 26, 4. <<

[18] Ibidem, 26, 5. Montaigne pone palabras muy similares en boca del agonizante La Boétie: «Me interrumpió para rogarme que… mostrara con los hechos que los razonamientos que habíamos sostenido juntos, mientras estábamos sanos, no los teníamos sólo en la boca, sino grabados bien adentro del corazón y del alma, para ponerlos en práctica a la primera ocasión que se nos presentara. Agregó que ésta era la verdadera práctica de nuestros estudios y de la filosofía» (Carta sobre la muerte de La Boétie). <<

[19] Metelo Escipión, descendiente de los dos Escipiones Africanos, que se suicidó para no caer en manos de César, que lo había derrotado (cfr. ibidem, 24, 9). <<

[20] Plutarco, Máximas de reyes y generales, 194a. Se trata de tres generales. <<

[21] Aunque alguna vez se han remitido estas palabras a Étienne de La Boétie, al parecer Montaigne se refiere a Enrique de Guisa, asesinado por orden del rey Enrique III en 1588. <<

[22] (b) seguramente <<