EPÍLOGO

Se había acabado. Estaba a punto de empezar. Limbo esperaba. Limbo y el rescate de aquel mundo. Fredda Leving sonrió mientras se inclinaba hacia Calibán y colocaba el ojo de repuesto en su sitio. El ojo se iluminó con el mismo azul intenso que su pareja.

—Ya está —dijo—. Ahora echemos un vistazo a ese brazo estropeado tuyo.

—Gracias por su ayuda, doctora Leving. Se coloca en una situación muy grave por mí. Tengo la sensación de que le debo mucho.

—¿Sí? —dijo ella, riendo—. Eso es muy interesante. Me parece que ya has integrado tu propia Tercera Ley de auto conservación. Tal vez esa sensación de deuda marque el principio de la integración de tu Segunda Ley. Me pregunto cuál será. —Le cogió el brazo y lo guio hasta colocarlo recto. Usó una pequeña herramienta que zumbó levemente, y la coraza exterior del brazo se abrió—. No es demasiado grave —dijo, ausente, echando un vistazo a los mecanismos dañados—. Mientras esperamos a que esa Segunda Ley arraigue, ¿puedo sugerirte un modo de pagar esa deuda?

—¿Cómo?

Ella miró aquellos ardientes ojos azules.

—Ven conmigo —dijo—. Ven a Limbo. Esta ciudad no es lugar para ti. No creo que aquí te sientas jamás cómodo y seguro. —Calibán reflexionó sobre ese punto.

—No, es cierto. No creo que llegue a ser feliz en Hades. ¿Pero qué haré en Limbo? ¿Para qué serviré?

Fredda volvió a reírse.

—Sí, desde luego estás desarrollando un sentido del deber aparte del yo. Me muero de ganas por ver qué sucederá a continuación. —Pero entonces su voz se hizo seria—. Serás de gran utilidad en Limbo, Calibán. Tienes una mente de primera, y tu punto de vista es único. Los robots de Tres Leyes, los de Nuevas Leyes, colonos, espaciales… todos tenemos nuestros puntos ciegos. Tú podrás ver las cosas como nadie más puede verlas.

»Únete a nosotros, Calibán. Ven conmigo a la ciudad de Limbo, en la isla de Purgatorio, y ayúdanos a impedir que este planeta se vaya al infierno.

El robot Calibán miró a los ojos de su creadora, y asintió.

—Doctora Leving —dijo—. No se me ocurre un lugar mejor adonde ir.