EN esta obra han colaborado extensamente varias personas, y, como es costumbre, quiero dar las gracias a mi agente Jeffrey Simmons por infundirme ánimos y sugerirme ideas sin detrimento de su buen humor. Patricia Parkin, en Grafton, contribuyó con magníficas ideas. Jeremy y Nicoletta Johns fueron inagotable fuente de información, humor y correcto italiano. El doctor John Healey, de la Universidad de Durham, hizo maravillas con el arameo. Damien O'Muiri mejoró mi irlandés. Eveleen Coyle animó mi estancia en Dublín, realizando posteriormente inapreciables comprobaciones de datos. Mi esposa, Beth, leyó innumerables veces el manuscrito con atenta mirada y aguda inteligencia. A todos, mi más profundo agradecimiento.