SARAMAGO DE LA PALABRA

José Saramago es un mago de la palabra y no sólo de la escrita. Quien le ha escuchado en una conferencia, en una tertulia, conoce bien la silbante dulzura de su discurso, la seductora cadencia con que desgrana los sonidos. No hace mucho reconocía él en Sevilla durante una de esas charlas, que cada vez se preguntaba más a menudo si es posible hablar de literatura, si ésta no dice todo lo que tiene que decir por sí misma. Nadie tiene la respuesta y, mientras tanto, todos lo seguimos haciendo. Esta vez me toca hacerlo con el grato propósito de presentar un texto del propio Saramago, una defensa del libro apasionada y sin complejos, una auténtica declaración de amor.

Lo mejor con un libro, título de la campaña que propone al ciudadano viajar mientras viaja, no es para Saramago sólo un eslogan, sino una verdad vivida en primera persona. Para él la lectura es una devoción que, como el propio amor, acepta mal los verbos conjugados en imperativo. La concibe como una actividad que, si bien no resulta imprescindible —«mi abuelo, el hombre más sabio que he conocido, era analfabeto»—, pone a nuestro alcance lo mejor de la humanidad. Saramago nos recomienda charlar con otros sobre lo que leemos, volver una y otra vez a las páginas que nos cautivaron y no creer del todo a aquellos que afirman que no pueden leer porque los libros son caros o que una imagen vale más que mil palabras.

Ha sabido dar a sus libros un tono severo y piadoso combinando en ellos una sencillez infantil y una madurez aplastante. Sabe contar y permanecer cerca del corazón y —otra paradoja— de la historia. Los miembros de la Academia Sueca ya le agradecieron, en nombre de todos, su esfuerzo por volver comprensible una realidad huidiza con «parábolas sostenidas por la imaginación, la compasión y la ironía». En palabras de nuestro recordado Fernando Quiñones, la escritura del autor de Memorial del convento nos ofrece una «fertilidad imaginativa y temática que hace de su lectura un gustazo».

José Saramago no nos recomienda todos los libros, sino una selección inteligente, deliberada de nuestras lecturas que ha de perfilar nuestra individualidad. Con estas páginas, él nos invita a sumergirnos en el placer de leer, en la magia de la palabra; yo os invito a conocer sus obras. Será, sin duda, una decisión inteligente.

CARMEN CALVO

Consejera de Cultura

JUNTA DE ANDALUCÍA