El emperador Dorado
La mentira se alza sola, el solitario engaño
con la espalda vuelta, da igual la dirección
de tu reticente acercamiento, y con cada paso
tu objetivo sigue adelante, tu zancada se pierde
el sendero se pliega sobre sí mismo, una y otra vez
caminas y lo que se alzaba solo ante ti,
errante como una desgracia, un pronunciamiento accidental,
ahora revela su legión de hijos, esta masa
que hierve en hebras y nudos y, rodeado,
no puedes coger aliento, no puedes moverte.
El mundo es tu obra, y un día,
amigo mío, te alzarás solo entre
un mar de muertos, la adquisición de tus palabras
todas sobre ti y el viento te abrirá con una carcajada
un nuevo sendero, que llevará al tormento interminable;
el solitario engaño es su soledad, la mentira es
la mentira que se alza sola, las hebras y los nudos
de la multitud se tensan en recto juicio
con el que tú, otrora, con tanta libertad estrangulaste
a cada cual que decía la verdad, cada voz disidente.
Así que ahora alivia tu sed en mi compasión
y vete al otro mundo muerto de sed en el yermo.
—Fragmento encontrado el día que
la poetisa Tesora Veddict fue arrestada por
los patriotas (seis días antes de su Ahogamiento)