DANNTO escuchó las revelaciones de Candleman, luego se llevó la mano a la boca para cubrir un eructo antes de responder:
—Es un placer hallarse en peligro si, haciéndolo, puedo hacer avanzar la Sturch y preparar la llegada temporal del Precursor.
Hizo una momentánea pausa para dar un mordisco a un canapé de pasta de hormiga y luego dijo:
—Por supuesto, hay una cierta cantidad de especulación entre nosotros los urielitas acerca del significado de la palabra «temporal».
»Algunos de nosotros piensan que puede no significar necesariamente la aparición física de Sigmen, real sea su nombre, en esta escena terrestre. Es posible que temporal tenga un significado esotérico. Puede significar su aparición en algún otro sentido. Por todo lo que sé, él mismo no usa la palabra «aparición» en su Tiempo y la línea del mundo. En vez de ello, si recuerdo correctamente, escribió «llegada». Eso, hay que conceder, puede significar muchas cosas además de aparición.
»Puede entenderse como que debemos tomar los viajes por el tiempo de Sigmen no como viajes cronológicos, sino alegóricos. Así, esa gente que se vuelve histérica acerca del Día que se Detendrá el Tiempo y la aparición literal de Isaac Dannto pueden sentirse decepcionados cuando el tiempo no se detenga.
»Es posible que la verdad sea que esa Detención del Tiempo significa que la Unión Haijac y su Sturch pueden triunfar sobre todas las naciones de la Tierra, que puede que las conquistemos, que destruyamos sus falsas religiones y estados, y erijamos la auténtica Sturch. Así, en ese sentido, puede decirse que Sigmen ha regresado y que el tiempo se ha detenido. Ocurriría así porque llegaría la auténtica estasis. No habría más de este cambio eterno que es la marca del barbarismo y la bestialidad de las otras naciones.
Candleman se había estado agitando nervioso. Cuando Dannto hizo una pausa, interrumpió:
—Abba, soy lo suficientemente fiel a ti y a la Sturch que representas. No puede haber duda de eso. En consecuencia, me duele oírte pronunciar palabras que bordean el pensamiento irreal. Esta interpretación alegórica de las obras del Precursor fueron en su tiempo algo que jamás hubiera surgido de los labios de un jac. De otro modo, hubiera terminado en H.
»No, no te enfurezcas. Es cierto. Pero ahora, durante los últimos veinte años o así, nosotros los literalistas hemos visto con creciente alarma que más y más urielitas hablan de significados esotéricos, apuntando que quizá las cosas no sean exactamente como están descritas. Quiero dejar claro, aquí y ahora, que a mí, y a otros literalistas, no nos gusta oír hablar de eso. Nos parece algo que entra directamente en la irrealidad. Es un signo de la degeneración de los tiempos. De hecho, es exactamente lo que el Precursor predijo. Dijo que habría extrañas doctrinas y gente intentando retorcer sus palabras. Dijo que tuviéramos cuidado de ellos. Dijo que ese pensamiento desembocaría en una moral degenerada, en la gente alejándose de la realidad.
»Y tiene razón. Porque en los últimos años hemos visto la resurrección del baile, a las mujeres llevar ropas indecentes, lápiz labial y maquillaje, el abandono del velo femenino en la calle. Veo todas esas cosas y se me revuelve el estómago.
—No parece haber afectado tu apetito —hizo notar Dannto.
Habló con voz tranquila, como si el discurso del uzzita no le hubiera afectado en absoluto. Leif se sorprendió de que no se encendiera, porque las palabras de Candleman eran una crítica directa de Halla Dannto. Él mismo debería protestar, pensó, porque Ava también estaba siendo censurada. Pero decidió que el desprecio del silencio heriría más al hombre.
—El tema —dijo Dannto— no está tan claro como tú lo planteas. Sigmen, real sea su nombre, fue más bien ambiguo en sus afirmaciones respecto a las características de esa Detención del Tiempo. Sugiero que leas sus obras de nuevo con ese pensamiento en mente. Hallarás que tanto literalistas como alegoristas tienen buenos argumentos, y ambos pueden citar capítulo y versículo y autoridades extraescriturales para apoyar sus afirmaciones.
»Digo que sólo hay una forma de decirlo. Aguardar y ver. Estoy seguro, sin embargo, de que una adhesión inflexible a la Sturch es la forma de asegurarnos de ser recompensados el Día que se Detendrá el Tiempo. Sea cual sea la forma de la llegada del Precursor, recompensará a sus auténticos creyentes por su fe.
—La realidad sea suya y mía —murmuró Candleman con la cabeza baja. Luego, alzándola de pronto y mirando intensamente, dijo—: Pero hay mucha gente que está decidida a hacer reales los pseudofuturos. Los israelitas y los lindanos, por supuesto; Jacques Cuze es otro; y todavía hay, creo, un cuarto. Por ejemplo, en una ocasión, durante una caza debajo de la ciudad, hallamos una cripta llena de cuerpos. Tallada en la piedra había una sola figura, un pez. No fue hasta entonces que conectamos este pez con otros que habían sido informados en las paredes de la ciudad de la superficie.
—¿Qué significa el pez? —preguntó Dannto.
Leif se sintió interesado también. Era la primera vez que oía hablar de aquello.
—Te lo diré —dijo Candleman con voz relamida—. Mi teoría es que Jacques Cuze…
—Oh, no, volvemos de nuevo a eso —murmuró Dannto, en voz tan baja que sólo Leif lo oyó.
—es el líder religioso de los pocos cristianos que quedan en Europa, todos los cuales se hallan bajo tierra. La cabeza visible de la Iglesia del Santo Timbuctú en África ha prometido a Cuze que, si tiene éxito en su rebelión, restaurará la antigua religión francesa aquí, quizá se trasladará a París y la convertirá en su capital. Por supuesto, una causa y una promesa así son inútiles, pero Cuze y los timbuctuanos son irrealistas y piensan como tales.
Leif parpadeó. Esto era nuevo para él.
—¿Sobre qué hechos basa su teoría? —preguntó.
—Sobre lo que es obvio —respondió Candleman con un irritado agitar de su huesuda mano—. No puede haber otra interpretación.
»Los bantúes, siendo cristianos, aún utilizan palabras de raíz griega y latina para sus escritos científicos y teológicos. La palabra griega para pez es ichthyos. Las primeras dos letras son la iota y la chi, I y X. Estas letras, me ha dicho un experto lingüista, son las más cercanas a las letras del alfabeto romano J y C. I y X son iguales a J y C, que son las iniciales de Jacques Cuze. La I corresponde a Ioannos, que es Juan en griego. La X corresponde a chusis, la palabra helénica para curso de agua. El curso de agua trae a colación a los peces, naturalmente, y así corresponde al submundo, puesto que chusis, por una extensión de su significado, puede entenderse también como un río subterráneo.
»Es así de simple. El pez corresponde a IX, Ioannos Chusis; Juan Curso de agua; Jacques Cuze. Así, el símbolo del pez es el lazo entre el patriota clandestino francés y la iglesia de Timbuctú.
Leif se sintió dividido entre la risa y la admiración por la habilidad de la mente humana para racionalizar.
—Vaya —se maravilló Dannto—, ocurre todo esto, y la única razón que encuentro es que Halla fue una víctima de esa gente. Quizá. Dime, Jake, ¿qué hay de la iglesia a la que pertenecen la mayoría de africanos? ¿Los primitivos? Después de todo, los miembros del Santo Timbuctú residen en un estado comparativamente pequeño; no tienen casi ni la energía ni las facilidades para el trabajo subterráneo que hacen los primitivos.
Candleman alzó sus palmas hacia arriba.
—Realmente no lo sé. Todo lo que averigüé fue a raíz de una charla de una hora con un experto lingüista, uno de esos que saben un poco de todo. No tuve tiempo de estudiar el asunto como hubiera debido. Mis días y mis noches estaban ocupados por una ingente cantidad de trabajo administrativo y por mi caza de Cuze.
—Pero podría decir las diferencias si los viera —dijo Leif—. Los timbuctuanos lucharán; los primitivos son pacifistas absolutos.
—Sé que lo son —dijo Candleman—. Forman un continente listo para ser desplumado. Si los izzies no se interponen entre ellos y nosotros, podemos tener de la noche a la mañana dos tercios de África. Una vez sean vencidas las Repúblicas Israelíes, y tengo confianza de que el regreso de Sigmen verá eso, lo único que tendremos que hacer será dirigirnos a la región al sur del mar del Sahara y tomarla.
—La resistencia pasiva se cobrará su tributo —dijo Leif.
Nadie le pidió que se explicara; estaban demasiado ansiosos por hablar de sus propias teorías.
Dannto no creía que los bantúes pudieran ser una fuerza clandestina muy importante; el color de su piel les impedía toda actividad en Europa.
Candleman respondió que podían alquilar a Cuze y los traidores jacs para que hicieran su trabajo.
—Quizá —dijo Leif con aire brillante— JC pueda interpretarse como Jacs Cristianos. En una ocasión hubo un grupo que intentó obtener el reconocimiento legal dentro de la Haijac como una iglesia separada de la organización eclesiástica bantú, leal a la Unión y que consideraba África como herejes.
—Tonterías —dijo Dannto—. Eso fue hace un siglo, si recuerdo bien la historia que me enseñaron en la escuela. Todos fueron a H y nunca volvió a saberse de ellos.
—Si los franceses pueden ocultarse bajo tierra durante dos siglos y medio, esa gente podría hacer lo mismo durante uno.
Los otros dos hombres se mostraron desdeñosos hacia la idea; era navegar contra el viento de sus teorías.
—No —dijo Dannto—, el Precursor, en uno u otro sentido, ha viajado a lo largo de los campos de presentación, hacia atrás y hacia delante. Fue al futuro, regresó, escribió libros sobre él, estableció la Haijac y su puntal, la Sturch, y luego partió de nuevo hacia el tiempo. Predijo el futuro; todos los acontecimientos desde entonces han verificado sus anuncios. El último día está sobre nosotros; el Día que se Detendrá el Tiempo estará pronto aquí. Si la presencia real de Sigmen va a ser o no necesaria, no lo sé.
»Pero sí sé que en su Tiempo y la linea del mundo mencionó, más bien crípticamente, al siniestro Poscursor, su antagonista, el hombre que intentará deshacer todas sus buenas obras, tanto en el pasado como en el presente y futuro. Sólo hay esa mención, pero desde entonces un puñado de apócrifos han saltado en torno a este Poscursor. Muchos de ellos han sido investigados y catalogados como auténticos y no objetos de duda por la Sturch.
»Aunque Sigmen no mencionó el nombre del Poscursor, sabemos ahora que es el de Jude Changer, contemporáneo de Sigmen y viajero al revés por el tiempo.
»Es mi opinión, respaldada por los hechos, de que JC se refiere a Jude Changer.
Alzó una gruesa mano para acallar la protesta de Candleman.
—Concederé que este hombre puede ser el mismo que Jacques Cuze, actuando bajo ese nombre a fin de ocultar su auténtica identidad. Pero, por ególatra que sea, tiene que hacernos saber de una forma siniestra quién es en realidad.
El QB zumbó, y la imagen de un uzzita se formó en la caja. Su mensaje: Thorleifsson seguía sin aparecer.
Aquello terminó la reunión.
Candleman saltó en pie, y las aletas de su nariz vibraron.
—Quizá me creas ahora, abba —le dijo al urielita—. Las posibilidades son que mi lugarteniente ha sido asesinado mientras estaba tras la pista de Cuze. Debo actuar de inmediato. Nunca descansaré hasta que sepa qué le ocurrió.
—Quizá —dijo Leif, pensando en las cenizas de Thorleifsson arrastradas por el desagüe a las cloacas— haya ido al mundo subterráneo en persecución del francés.
—Tonterías, doctor. ¿Sin notificármelo?
Candleman se dirigió hacia la puerta de la habitación donde dormía Halla y, antes de que nadie pudiera protestar, entró en ella. Leif se puso en pie de un salto y fue a toda prisa tras él.
Halló al uzzita de pie al lado de la cama, mirándola intensamente. La enfermera estaba al otro lado de la habitación; no había hecho ningún intento de impedir que Candleman entrara.
Leif pudo contener a duras penas su furia.
—Se le ha dicho —exclamó en un susurro estrangulado— que la señora Dannto no debe ser molestada. No deseo tener que repetírselo de nuevo.
Candleman se inclinó ligeramente sobre la hermosa cabeza con su corona de llameante cabello extendida sobre la blanca almohada. Luego se enderezó y salió sin una palabra.
Leif notó que sus puños se cerraban; le hubiera gustado aplastarlos contra aquella dura boca.
Cuando el uzzita hubo salido, Leif se volvió a la enfermera.
—Puede volver a su planta —dijo—. Ya no es necesaria aquí.
La enfermera, un dragón de ochenta años, abrió la boca para protestar, vio lo que significaba aquel rostro que tenía ante ella y salió sin una palabra. Leif sospechaba que trabajaba para Candleman. Esto le proporcionaba una buena excusa para despedirla; era una ironía que el propio Candleman hubiera proporcionado la razón.