Esta vez, la ceremonia transcurrió sin grandes impedimentos. Casanova se puso hecho una furia cuando se enteró de que le había devuelto los anillos a Alex, y pretendía impedir la boda solo. Pero no lo hizo, sobre todo porque le mezclé unas cuantas píldoras de Martha en la comida.[19]
Alex me llevó a la boda, a pesar de las protestas de Nina. Naturalmente, no creía en serio que yo era su mujer Kim reencarnada, pero consideraba que yo ya formaba parte de la familia.
Así pues, vi cómo Alex y Nina subían al altar. La novia estaba preciosa con su vestido arreglado.
Oí cómo el sacerdote volvía a hacerles la pregunta del «Quieres».
Primero contestó Alex: «¡Sí, quiero!».
Luego Nina susurró: «Sí, quiero… de todo corazón».
Lo miraba completamente enamorada.
En aquel momento lo tuve claro: Nina aprovecharía su oportunidad y disfrutaría de una vida familiar feliz.
Una oportunidad que yo también tuve cuando era humana.
Y que no aproveché.
Había malgastado mi vida humana.
Y al llegar a esa conclusión se produjo un crac.
Bueno, no se produjo realmente un crac, pero ¿cómo describir el ruido que hace el corazón al romperse?
A lo mejor así: es el ruido más espantoso que existe.
Y el dolor más brutal, con mucho.
Un dolor mortal.