[1] Para todo este capítulo debe consultarse el completísimo y original libro antológico de F. Díaz-Plaja Si mi pluma valiera tu pistola… (Barcelona, Plaza y Janés, 1979). Para Machado, cfr. Aurora de Albornoz, Poesía de guerra de Antonio Machado (San Juan de Puerto Rico, eds. Asomante, 1961), y Bernard Sesé, Antonio Machado (Madrid, Credos, 1980, vol 2, pp. 869 y ss).. También Luis Romero, El final…, ob. cit. en núm. 5 del c. 2, pp. 85 y ss., 142 y ss. Los versos de Orwell en C. Eby, Between the bullet and the lie, Nueva York, Holt, 1969, p. XV. <<
[2] El legado histórico y testimonial de Azaña vive en los cuatro tomos de sus Obras completas, editadas en México por Oasis, con introducciones hagiográficas y acríticas del profesor Juan Marichal. No se ha escrito aun el estudio convincente que merece la figura de Azaña en guerra y posguerra. Sus testimonios esenciales son los citados en el texto. Entre toda la abundante publicística de guerra que difundió don Ángel Ossorio y Gallardo destacan A un militar del otro lado (Barcelona, 1936), Carta al cardenal Verdier (Barcelona, 1938) y la parcialisima autobiografia La España de mi vida, editada en Buenos Aires ya en 1941. No hay en toda esa producción un trabajo cultural serio. El importante borrador de J. Besteiro en A. Saborit, Julián Besteiro (México, Ed. Modernas, 1961, pp. 411 y ss).. La formidable retractación de L. Araquistain es Sobre la guerra civil y en la emigración (Madrid, Espasa-Calpe, 1983, ed. Javier Tusell). S. Carrillo trata de exculparse por los crímenes de Paracuellos ante Ian Gibson en Paracuellos, cómo fue, donde acusa a Serrano Poncela (Barcelona, Argos-Vergara, 1983, pp. 40-265), pero su responsabilidad queda establecida con nueva documentación en el capítulo Paracuellos y la represión: Carrillo es culpable de mi Historia de la guerra civil española (Madrid, Época, 1 987, pp. 369 y ss).. Las andanzas finales de R. Alberti a la sombra de Negrín en La arboleda perdida, II (Barcelona, Seix Barral, 1987), donde se refiere como de pasada a su condición de poeta áulico y propagandístico en la guerra civil. Sobre la captura y destino del poeta Miguel Hernández, la referencia definitiva está en J. Rubio Asilos y canjes durante la guerra civil española (Barcelona, Planeta, 1979, pp. 324 y ss).. M. E. Koltsov desplegó una notable actividad como publicista en la zona republicana (varios folletos de edición PCE). Su Diario fue editado en 1963 por Ruedo Ibérico, en París. También Ehrenburg publicó varios folletos, entre ellos No pasarán (Buenos Aires, Pampa, 1938). La difusión de sus folletos, como los de Koltsov, es una buena pista para detectar el alcance de la propaganda soviética durante la época. Regler, hundido moralmente por las purgas de Moscú mientras combatía junto a Madrid en la batalla de la niebla, sector de las Rozas (1937), publicó en Nueva York, 1940, The great crusade (Longmans), con prólogo de Hemingway. Sobre Koestler, cuya doble aventura en España es alucinante, nada mejor que su autobiografía publicada en España por Alianza Editorial. Koestler es uno de los casos más deformados por el pobre H. R. Southworth en su libelo El mito de la cruzada de Franco (París, ruedo Ibérico, 1963), que destruiré definitivamente en mi prevista obra sobre los intelectuales en la guerra de España, es un catálogo de formalismos y de ignorancias históricas muchas veces flagrantes. <<
[3] He incluido un estudio monográfico sobre Orwell en un libro de análisis y miscelánea histórica, de próxima aparición. Me referí a su obra en varios trabalos publicados en YA el año 1984. El verdadero Malraux de la guerra civil está en I. Hidalgo de Cisneros, Memorias 2 (París, Globe, 1964, p. 324), mucho más que en L’Espoir (París, Gallimard, 1962, en mi edición de consulta; edición original, 1937). La mejor obra sobre Hemingway en la guerra es la de J. L. Castillo Puche, Hemingway in Spain (Nueva York, Doubleday, 1974). Tuve la satisfacción de autorizar la publicación de la obra de Neruda Confieso que he vivido (Barcelona, Seix Barral, 1974); véase pp. 174 y ss. Sobre Bernanos, sus Cementerios y su contexto, cfr. mi Historia de la guerra civil (época, 1976, pp. 192 y 541). Seix Barral ha publicado Guerra en España, inéditos de Juan Ramón Jiménez, anunciados por Cambio-16 el 14 de enero del 1985. Sobre Casals, cfr. J. M. Corredor, Conversations avec Pablo Casals (París, Michel. 1955) y A. Forsee Pablo Casals (Nueva York, Crowell, 1965). Buñuel y sus distancias en A. Sánchez Vidal, Buñuel, Lorca, Dalí (Barcelona, Planeta, 1988, pp. 363 y ss).. La llama de Arturo Barea adquiere un cierto valor de ambientación (Buenos Aires, Losada, 1951). El artículo citado de Serrano Plaja en Díaz-Plaja, Si mi pluma…, p. 177. Allí figuran los trabalos de propaganda de casi todos los autores siguientes de nuestra relación, que citamos en su aparición original. Como Los escritores y la guerra de Max Aub, p. 142. La Hemeroteca Municipal de Madrid y el Servicio Histórico Militar conservan colecciones completas del Blanco y Negro rojo con los artículos de Julián Marías. <<
[4] Sobre Cambó como jefe y financiero de la red secreta de Franco en Europa ya aduje en op. cit. pruebas sorprendentes. La cita de su invocación a la Cruzada en E. Vegas Latapié, Los caminos del desengaño (Madrid. Tebas, 1987, p. 471). Pedro Sainz Rodríguez se refiere a esta época en su libro Testimonio y recuerdos (Barcelona, Planeta, 1978). Ramón Serrano Suñer ha vivido durante décadas obsesionado por borrar el carácter radicalmente totalitario de su actuación en 1937-1942: aun así el testimonio de su libro Entre Hendaya y Gibraltar (Barcelona, Nauta, 1973) es valiosísimo. Como el de Maximiano García Venero en su libro citado, que publicó en París (Ruedo Ibérico, 1967), seguido allí mismo por esa antología de disparates y resentimientos que volcó H. R. Southworth en su Antifalange. Citas de Pedro Laín Entralgo en Díaz Plaja, ob. cit. en núm. 1, pp. 172, 249, etc. También en esa fuente, citas de D. Ridruejo, cuyo mejor testimonio es Casi unas memorias (Barcelona, Planeta, 1976). Allí precisamente se encuentra el testimonio de la pugna entre monárquicos y populistas por la Editorial Católica (p. 194) por medio de un submarino de Sainz Rodríguez, Francisco Herrera Oria, «pasado al grupo de los alfonsinos». Sobre Giménez Caballero, véase sus colosales Memorias de un dictador (Barcelona, Planeta, 1979). Uno de los artículos más significativos sobre el compromiso de Pemán en D. Plaja, ob. cit. en núm. 1, p. 228. El Poema de la bestia y el ángel fue publicado en segunda edición, en Madrid, Ediciones Españolas, 1939. Jesús Pabón firma varios artlculos en Noticiero de España, que le glosa su libro citado en el núm. 80, de 25 de marzo de 1939. <<
[5] La mayoría de las citas que corresponden al epígrafe anterior se toman de Noticiero de España o de la antología Si mi pluma…, de F. Díaz-Plaja, citada en la nota 1. La última etapa de Unamuno se estudia en mi biografía Francisco Franco (Barcelona. Planeta, 1982, tomo 3, pp. 38 y ss). Para la cooperación de intelectuales de Francia y Gran Bretaña es esencial la colección del Noticiero y de Occident, fuentes (sobre todo la primera) en teramente desconocidas para Southworth. (Véase para Belloc los números de Noticiero de 11 de febrero y de 1 8 de marzo de 1939). Para las citas de G. B. Shaw, ibíd., 11 de marzo (núm. 78). Para Ramón Pérez de Ayala, cfr. Díaz-Plaja. ob. cit., p. 725 y el importante libro (muy silenciado) de Marino Gómez Santos Españoles sin fronteras (Barcelona, Planeta, 1983, p. 162). Para Gregario Marañón es útil la mi sma fuente (p. 188), así como su artículo anticomunista en Buenos Aires, La Nación, 3 de enero de 1938. Occident le publicó uno muy significativo el 10 de enero de 1939. Las adiciones de Ortega en La rebelión de las masas las veo en Austral, edición de 1972. Su actuación durante la guerra en M. Ortega Ortega y Gasset, mi padre (Barcelona, Planeta, 1984). La evocación de Falla en Pedro Sainz Rodríguez, Semblanzas (Barcelona, Planeta, 1988, p. 84), en M. G. Santos, ob. cit., p. 210 y en Antonio Iglesias, Manuel de Falla (Madrid, Alpuerto, 1983). Las experiencias de Ignacio Agustí en Ganas de hablar (Barcelona, Planeta, 1974), uno de los más sugestivos libros de memorias de la España contemporánea. Las andanzas del equipo Ridruejo por Cataluña en Casi unas memorias (p. 163). Sobre la adhesión total de José María Sat a la causa nacional (parte de su obra pictórica de guerra pude contemplarla en la espléndida colección Samaranch en Barcelona), nada más ilustrativo que el encargo que le hizo el cardenal Gomá para aludir al martirio de España en un retablo encargado para el pabellón de la Santa Sede en la exposición de 1937 en París. Obras esenciales de Sert habían sido destruidas absurdamente en Cataluña. Sert colaboró con D’Ors en la restitución a España de los tesoros del Prado. <<
[6] Para los intelectuales de la Tercera España es particularmente importante el libro de M. Gómez Santos Españoles sin fronteras que acabamos de citar; p. 35 para Sánchez Albornoz, p. 66 para Azorín. Las depuraciones en las citadas fechas en el BOE de Burgos y en el trabajo de Marc Baldó y Lacomba publicado dentro del volumen La II República, una esperanza frustrada (Valencia, lnstit. Alfonso el Magnánimo, 1987, pp. 283 y ss).. Para Menéndez Pidal véase también M. Gómez Santos, ibid., p. 90. Sobre las andanzas de Salvador Dalí, véase el libro ya citado de A. Sánchez Vidal Buñuel, Lorca, Dalí (Barcelona, Planeta, 1988, pp. 364 y ss)..
Por otra parte, y como colofón, deseo subrayar que la revista Razón Española ha dedicado una atención lúcida al problema de los intelectuales en la guerra civil, por ejemplo en el número 9, de enero de 1 985 (Sender y la guerra de España, por E. Pujals), número 11 (Machado en guerra, por G. Fernández de la Mora), número 13 (Los poetas ingleses y la guerra de España, por E. Pujals), número 14 (El desengaño republicano de Manuel Machado, de M. d’Ors, y También huyó Juan Ramón, de A. Maestro), número 18 (Los intelectuales y el alzamiento, por A. Landa) y número 28 (Lírica de la guerra civil y La guerra civil vista por Pemán, de S. Mata). En genera l estoy de pleno acuerdo con las apreciaciones de esos artículos. <<
[7] Albino Meraglio, Centinela y antídoto contra gafes y cenizos mayores, Venecia, Imp. Aldo Manucio, 1509, cap. VI, p. 23. <<