1954
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SOY CONSCIENTE DE QUE ESTA ES UNA DURA DOCTRINA

SYNGMAN RHEE
(1875-1965)

Al término de la Segunda Guerra Mundial, Corea fue liberada del dominio japonés. Las Naciones Unidas dividieron la península de Corea en dos países: Corea del Norte, un estado comunista con régimen de partido único, respaldado por la Unión Soviética, y Corea del Sur, una nación democrática. El primer mandatario de Corea del Sur, designado a instancias de los Estados Unidos, fue Syngman Rhee. Había vivido en los Estados Unidos durante muchos años, tras marchar en su juventud de Corea, y era conocido en el mundo occidental por su decidida defensa de la independencia y de la unificación de su país. Era, además, un vehemente anticomunista.

En 1948, Syngman Rhee fue elegido presidente de Corea del Sur. Su gobierno fue prácticamente dictatorial. Los comunistas y otros grupos de la oposición fueron objeto de una violenta represión y miles de ellos murieron asesinados.

En 1950, los norcoreanos invadieron el sur y conquistaron Seúl después de tres días de operaciones bélicas. Syngman Rhee huyó de la capital. Las Naciones Unidas decretaron la constitución de una fuerzas multinacional que interviniera en conflicto, mientras que China envió tropas en apoyo de Corea del Norte.

Tras meses de enfrentamiento, la guerra llegó a un punto muerto y, en 1953, se acordó un armisticio. Se restableció la frontera previa a la guerra, flanqueada por una zona desmilitarizada de cuatro kilómetros de ancho. En 1954, Syngman Rhee realizó un viaje a los Estados Unidos, para presionar en favor de la unificación de Corea, en el que proclamó también la necesidad de destruir el comunismo en todo el mundo. El 28 de julio, Rhee se dirigió al Congreso. Rechazó las recomendaciones de sus asesores de revisar su discurso, diciendo «He venido a los Estados Unidos para decir lo que pienso… y voy a hacerlo, a mi manera».

— EL DISCURSO —

En el frente coreano, las armas guardan silencio por el momento, enmudecidas aún por el insensato armisticio que el enemigo está utilizando para afianzar su fuerza. Ahora que la Conferencia de Ginebra ha llegado a su fin sin resultado alguno, como se predijo en su día, parece procedente declarar el final del armisticio.

[…]

Dentro de unos años, la Unión Soviética estará en posesión de los medios necesarios para derrotar a los Estados Unidos. Debemos actuar ahora. ¿Dónde podemos actuar? Podemos actuar, ciertamente, en extremo Oriente. […] El frente coreano constituye sólo una pequeña parte de la guerra que deseamos ganar: la guerra por Asia, la guerra por el mundo, la guerra por la libertad sobre la Tierra.

[…]

El regreso de la China continental al mundo libre daría lugar automáticamente a un final victorioso de las guerras en Corea e Indochina y alteraría el equilibrio de poderes, de forma que los soviéticos no se atreverían a alzarse en guerra contra los Estados Unidos. A menos que recuperemos China, la consecución de la victoria final del mundo libre es impensable. Las tropas soviéticas podrían intervenir para defender a China, pero ello sería excelente para el mundo libre, dado que justificaría la destrucción de los centros soviéticos de producción por parte de las fuerzas aéreas estadounidenses, antes de que la Unión Soviética pudiera fabricar un número ingente de bombas de hidrógeno. Soy consciente de que ésta es una dura doctrina. Pero los comunistas han hecho que este mundo sea duro, que sea un mundo terrible, en el que ser blando significa convertirse en esclavo […] Hemos de recordar […] que no se puede restaurar la paz en un mundo mitad comunista y mitad democrático. Vuestra trascendental decisión es ahora necesaria para que Asia sea un continente seguro para la causa de la libertad, para resolver automáticamente el problema comunista mundial en Europa, África y los Estados Unidos.

— LAS CONSECUENCIAS —

El intransigente mensaje, especialmente la sugerencia de ataque a China, sorprendió a su audiencia. La reacción al discurso fue, en general, negativa, y más tarde Syngman Rhee se referiría a dicha alocución como el «peor error» de su vida. Los Estados Unidos no reanudaron las hostilidades contra Corea del Norte y la península permaneció dividida.

Syngman Rhee regresó a su país y continuó aplicando una política represiva, llegando incluso a modificar la constitución para poder ser elegido jefe del estado un número ilimitado de veces.

En 1960 accedió a un cuarto mandato como presidente, en un entorno de crecientes rumores sobre fraude en las votaciones. Una oleada de insurrección se extendió por todo el país. La policía se enfrentó a los que se alzaron en protestas y abrió fuego sobre ellos. Grupos estudiantiles dirigieron una campaña para derrocar a Rhee, que finalmente renunció, el 26 de abril de ese año. Abandonó Corea para exiliarse en Hawai, donde fallecería como consecuencia de un derrame cerebral en 1965. Corea del Sur se enfrentó a años de inestabilidad y sucesivos gobiernos militares hasta que, en 1987, se produjo la transición a la democracia.