GOLDA MEIR
(1898-1978)
Golda Meir nació en Kiev, pero su familia emigró a los Estados Unidos huyendo de la violencia antisemita. En aquel país, se implicó abiertamente en las actividades del sionismo, movimiento que abogaba por el establecimiento de un estado judío en Palestina. En 1921 se trasladó a Palestina, que por entonces se encontraba bajo la administración británica, y entró a formar parte allí de una comunidad agrícola o kibutz. Los británicos intentaban mantener la paz entre árabes palestinos y colonos judíos; la violencia y los desencuentros entre las tres partes implicadas estaban a la orden del día. Meir se convirtió en una de las más influyentes personalidades políticas judías en Palestina.
En 1947, Gran Bretaña accedió a ceder el control de Palestina a las Naciones Unidas. Su plan para Palestina era la división del territorio en dos estados separados, uno árabe y otro judío. Ninguna de las facciones respaldaron el plan en su totalidad. Cuando, el 30 de noviembre, las Naciones Unidas votaron formalmente para llevar a la práctica dicho plan, la violencia latente en Palestina se desencadenó, hasta desembocar en una guerra civil. Los británicos, que se encontraban inmersos en el proceso de organización de su retirada, no coordinaron convenientemente sus esfuerzos para poner coto a la violencia.
En 1948, Golda Meir viajó a los Estados Unidos con objeto de recabar donaciones para adquirir armamento destinado a proteger a los 700.000 judíos asentados en Palestina. El 2 de enero, se dirigió al Consejo de Federaciones Judías en Chica go.
— EL DISCURSO —
He tenido el privilegio de representar a la comunidad judía palestina en éste y en otros países cuando los problemas a los que nos enfrentábamos eran los de crear más kibutz o atraer a más judíos, pese a los obstáculos políticos y a los disturbios con los árabes. Siempre hemos confiado en que, al final, venceríamos, en que todo lo que estábamos haciendo en el país conduciría a la independencia del pueblo judío y a la creación de un estado judío. Mucho antes de que nos atreviéramos a pronunciar ese término, sabíamos lo que nos estaba reservado. Hoy, hemos llegado a un punto en el que las naciones del mundo nos han comunicado su decisión: el establecimiento de un estado judío en una parte de Palestina.
Ahora, en Palestina, luchamos para que esta resolución de las Naciones Unidas sea una realidad, pero no porque deseemos luchar. Si hubiésemos tenido opción, habríamos elegido la paz para construir en paz. No tenemos alternativa.
[…]
Quiero deciros, amigos, que la comunidad judía en Palestina va a luchar hasta el final. Si tenemos armas con las que luchar, lucharemos con ellas, y si no, lucharemos con piedras en las manos.
[…]
Amigos míos, estamos en guerra. No hay judío en Palestina que no crea que, al final, obtendremos la victoria. Ése es el espíritu del país… Sabemos lo que les sucedió a los judíos de Europa durante la pasada guerra. Y cada judío del país sabe también que dentro de unos meses se establecerá un estado judío en Palestina. Sabíamos que el precio que tendríamos que pagar sería lo mejor para nuestro pueblo. A día de hoy ha habido más de 300 muertos. Y habrá más. No hay duda de que habrá más. Pero tampoco hay duda de que el espíritu de nuestros jóvenes es tal que no importa cuántos árabes invadan el país, su espíritu no flaqueará. Sin embargo, ese espíritu valiente, por sí solo no puede hacer frente a fusiles y ametralladoras. Los fusiles y las ametralladoras sin ese espíritu no valen de mucho, pero el espíritu sin armas puede con el tiempo quebrarse con el cuerpo.
[…]
Os he hablado sin un ápice de exageración. No he tratado de pintar el cuadro de la situación con falsos colores. He querido reflejar el espíritu y la certeza de nuestra victoria, por un lado, y la terrible necesidad de seguir adelante en la lucha, por otro.
— LAS CONSECUENCIAS —
El viaje de Golda Meir fue todo un éxito: recaudó cincuenta millones de dólares. Esos fondos resultarían cruciales. El 14 de mayo de 1948 Israel se declaró independiente y Meir fue una de las personas firmantes de la declaración de independencia. Al día siguiente, una coalición de naciones árabes intentaron invadir el nuevo estado. Los israelíes pudieron contener el ataque. En junio se declaró una tregua el 28, pero ambas partes utilizaron la pausa en los combates para adquirir más armas y reclutar más hombres. Después de otra tregua entre julio y octubre, la contienda continuó hasta marzo de 1949. El estado de Israel había sobrevivido, pero a costa de miles de vidas. El dinero recaudado gracias al esfuerzo de Golda Meir en los Estados Unidos había sido esencial. David Ben-Gurion, el primero en desempeñar el cargo de primer ministro de Israel, afirmó que «algún día, cuando se escriba la historia, se dirá que hubo una mujer judía que consiguió el dinero que hizo posible la creación del estado».
Después de la guerra, Meir siguió participando en las tareas de gobierno, convirtiéndose en 1969 en la nueva primera ministra de Israel. A lo largo de su carrera hubo de hacer frente a otros muchos desafíos, manteniendo siempre como objetivo la salvaguarda de su nación. Murió en 1978. Queda fuera de toda duda la importancia del papel que desempeñó en la fundación de Israel.