CHARLES DE GAULLE
(1890-1970)
Charles de Gaulle sirvió como oficial en la Primera Guerra Mundial y pasó dos años en Alemania como prisionero de guerra. Al terminar la contienda, De Gaulle continuó sirviendo en el ejército, pero sus audaces ideas sobre la necesidad de emprender una reforma del estamento militar de alcance le generaron numerosas enemistades, por lo que, cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, aún ostentaba sólo el rango de coronel.
En mayo de 1940, los alemanes invadieron Francia. El ejército invasor estaba integrado por fuerzas plenamente integradas constituidas por carros blindados, infantería, artillería y apoyo aéreo y formaba una máquina bélica en perfecta cohesión. En comparación con ella, el ejército francés, aunque de mayores dimensiones, aparecía como manifiestamente anticuado. De Gaulle, al mando de un regimiento de carros de combate, fue uno de los pocos comandantes que consiguió que los alemanes retrocedieran, hecho que le valió la promoción a general de brigada; sin embargo, este tipo de éxitos fueron escasos.
Los alemanes consiguieron la victoria en los Países Bajos, abatieron las defensas francesas de la línea Maginot y forzaron la evacuación de las tropas británicas en Dunkerque. El 14 de junio cayó París. Dos días más tarde el primer ministro francés dimitía. De Gaulle, a diferencia de muchos otros integrantes del ejército y del gobierno, se oponía abiertamente a cualquier posible idea de rendición, mientras el nuevo jefe del estado en Francia, el general Philippe Pétain (que había sido comandante en jefe del ejército francés durante la Primera Guerra Mundial), consideraba que la posición de Francia era insostenible y era partidario de firmar la paz con Alemania. Cuando De Gaulle tuvo noticia de estos planes, huyó a Londres para continuar la guerra contra Alemania desde el exilio. El 18 de junio de ese mismo años de 1940 se dirigió al pueblo francés a través de la BBC, la radio gubernamental británica.
— EL DISCURSO —
… Hablando desde el pleno conocimiento de los hechos, os pido que me creáis cuando os digo que la causa de Francia no está perdida. Los mismos factores que nos llevaron a la derrota pueden algún día conducirnos a la victoria.
Porque, recordad esto, Francia no resiste sola. No está aislada. Tras de ella hay un vasto imperio, y puede hacer causa común con el Imperio Británico, que domina los mares y continúa en la lucha. Al igual que Inglaterra, Francia puede hacer uso ilimitado de los inmensos recursos industriales de los Estados Unidos.
Esta guerra no se limita a nuestro desafortunado país. El resultado de la contienda no ha quedado decidido por la batalla de Francia. Ésta es una guerra mundial. Se han cometido errores, se han producido retrasos y se ha padecido un sufrimiento indecible, pero el hecho sigue siendo que todavía existe en el mundo todo cuanto necesitamos para aniquilar a nuestros enemigos algún día.
Hoy, nosotros somos aplastados por el peso rotundo de las fuerzas mecanizadas lanzadas contra nosotros, pero aún podemos mirar hacia un futuro en el que una fuerza mecanizada incluso mayor nos conduzca a la victoria. Está en juego el destino del mundo.
Yo, el general De Gaulle, actualmente en Londres, hago un llamamiento a todos los oficiales y hombres franceses que se encuentren en suelo británico, o que puedan estarlo en el futuro, con o sin sus armas; hago un llamamiento a todos los ingenieros y profesionales cualificados de las fábricas de armamento que se encuentren en suelo británico, o que puedan estarlo en el futuro, para que se pongan en contacto conmigo.
Suceda lo que suceda, la llama de la resistencia francesa no debe morir, y no morirá.
— LAS CONSECUENCIAS —
El llamamiento de De Gaulle no tuvo una audiencia muy amplia, pero su mensaje de negativa a claudicar ante los alemanes lo convirtió en la cabeza visible de la Francia Libre. Sus discursos emitidos por la radio proclamaban que la causa no estaba perdida, a pesar de lo desesperado de la situación francesa. En territorio francés, Alemania había ocupado todo el norte de Francia y Pétain presidía una república de régimen colaboracionista en el sur, con capital en la ciudad de Vichy. Inspirados por el espíritu de De Gaulle, miles de hombres y mujeres franceses se unieron a la resistencia, y muchos más se integraron en las Fuerzas Francesas Libres en el extranjero. Como consecuencia de sus actividades rebeldes, el régimen de Vichy condenó a muerte por traición in absentia a De Gaulle. Con el apoyo británico, el general y su familia fijaron su residencia en el Reino Unido.
Después del desembarco en Normandía del Día D, De Gaulle encabezó el Ejército de la Francia Libre en su liberación de París. Cuando la guerra terminó, se convocaron elecciones en octubre de 1945 y De Gaulle fue elegido jefe del gobierno. En junio del año siguiente dimitía, frustrado por las limitaciones que le imponía el poder ejecutivo. De Gaulle volvería al poder como presidente en 1958 y se mantendría en el cargo hasta 1969. Bajo su mandato se sentaron las bases de lo que más tarde sería la Unión Europea, mediante la firma de tratados con la República Federal de Alemania. En 1970, de Gaulle murió de forma repentina en su casa de campo. Toda la nación lloró al que había sido su defensor y liberador.
ORDEN DEL DÍA
Dwight D. Eisenhower (1890-1969) supervisó una de las maniobras más complejas y exigentes de la historia militar: el desembarco de más de un millón de hombres en las costas de Normandía. El 6 de junio de 1944, fecha conocida como Día D, Eisenhower emitió una orden dirigida a su ejército. En ella indicaba: «que se llegue a la destrucción de la máquina de guerra alemana, se consiga la eliminación de la tiranía nazi sobre los pueblos oprimidos de Europa y se alcance la seguridad de todos nosotros en un mundo libre». Acababa diciendo: «Los hombres libres del mundo marchan juntos hacia la victoria. Tengo plena confianza en vuestro valor, devoción por el deber y capacidad en la batalla. No aceptaremos otra cosa más que la victoria total». El desembarco del Día D, si bien causó un elevado número de bajas, fue finalmente un éxito. A continuación, Eisenhower dirigiría a los aliados en la liberación del resto de Francia. Sus logros militares lo condujeron a la presidencia de su país, que ocuparía durante dos mandatos. Es recordado como uno de los mejores generales y como una de las personalidades políticas más respetadas de los Estados Unidos.