ADOLF HITLER
(1889-1945)
El don de Adolf Hitler como orador fue esencial para su ascenso al poder en el ámbito político y lo marcó como líder natural. Se convertiría en canciller en 1933 y en presidente en 1934. Siendo ya de modo incuestionable la máxima autoridad de Alemania, estableció que todos los soldados debían formular un juramento de lealtad hacia él. Hitler estaba resuelto a revertir los términos del Tratado de Versalles, que había impuesto a su país severas sanciones económicas y a unir a todos los pueblos de habla alemana, obteniendo para ellos el necesario espacio vital (Lebensraum) en las tierras del este. Alemania envió tropas a Renania, anexionó Austria a su territorio e invadió con éxito Checoslovaquia, incorporando al propio los respectivos ejércitos de las zonas ocupadas.
El siguiente objetivo de Hitler era Polonia. Aunque Gran Bretaña y Francia habían garantizado la independencia polaca, Hitler no creía que británicos y franceses se movilizaran contra él. Mientras se preparaba la invasión, Alemania firmó un pacto de no agresión con la Unión Soviética (conocido como pacto Molotov-Ribbentrop), que incluía cláusulas secretas en las que se establecían planes para la partición de Polonia. Con el fin de crear un casus belli, y permitir que Hitler proclamara que actuaba en legítima defensa, fuerzas alemanas, supuestamente polacas, atacaron una torre de telecomunicaciones alemana el 31 de agosto de 1939. A primera hora de la mañana siguiente la Luftwaffe realizó las primeras incursiones en el cielo de Polonia y el ejército alemán marchó sobre territorio polaco. Ese mismo día, Hitler se dirigió al Reichstag.
— EL DISCURSO —
Esta noche por primera vez soldados del ejercito regular polaco han disparado sobre nuestro territorio. A las 5.45 horas de esta mañana, las tropas alemanas comenzaron a responder al fuego y, a partir de ahora, cada bomba será contestada con otra bomba. Quien lucha con gas venenoso es combatido con gas venenoso. Quien quebranta las reglas humanitarias de la guerra sólo puede esperar que nosotros hagamos lo mismo. Llevaré adelante esta lucha, no importa contra quién, hasta que la seguridad del Reich y sus derechos queden garantizados.
[…]
No pido a ningún alemán más de lo que yo mismo estuve dispuesto a hacer en todo momento durante cuatro largos años (en referencia a la Primera Guerra Mundial, en la que Hitler combatió). No habrá privaciones para los alemanes a las que yo mismo no me someta. A partir de ahora, toda mi vida pertenece más que nunca a mi pueblo. Desde este momento soy solamente el primer soldado del Reich alemán. He vuelto de nuevo a vestir el uniforme que fue para mí el más sagrado y el más respetado. No me lo quitaré hasta que la victoria sea segura, o bien no sobreviviré hasta el final.
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Como nacionalsocialista y como soldado alemán, me apresto a esta lucha con corazón ferviente. Toda mi vida no ha sido más que una larga lucha por mi pueblo, por su resurrección, por Alemania. Solamente existe una consigna para esa lucha: la fe en este pueblo. Hay una palabra que nunca he conocido: la palabra capitulación.
[…]
Sin embargo, todo aquel que piense que puede oponerse a este mandato nacional, directamente o indirectamente, sin duda caerá. No aceptaremos nunca a los traidores. Somos fieles a nuestro viejo principio. Es poco importante que vivamos nosotros, pero es esencial que viva nuestro pueblo, que viva Alemania. El sacrificio que se nos demanda no es mayor que el sacrificio realizado por muchas generaciones anteriores. Si formamos una comunidad estrechamente unida mediante vínculos inquebrantables, dispuestos a todo, resueltos a no capitular nunca, podremos superar todos los obstáculos y dificultades, Deseo concluir con la declaración que una vez hice cuando inicié la lucha por el poder en el Reich. Dije entonces: «Si nuestra perseverancia es tan fuerte que ninguna adversidad y ningún sufrimiento puedan llegar a someterla, nuestra voluntad y nuestra fuerza de alemanes nos conducirán a la victoria».
— LAS CONSECUENCIAS —
La acusación formulada por Hitler en el sentido de que Polonia había sido la que provocó la entrada de las fuerzas alemanas en su territorio era por completo ficticia. En repuesta a la invasión, Gran Bretaña y Francia declararon la guerra a Alemania el 3 de septiembre, aunque la decisión de los aliados de hacer frente a Hitler llegaba demasiado tarde para Polonia. Los ejércitos alemanes aniquilaron la resuelta resistencia polaca y avanzaron con rapidez, al tiempo que los soviéticos entraban en territorio polaco por el este. En octubre de 1939, la hasta entonces independiente Polonia había sido repartida entre las dos potencias y borrada del mapa. Los éxitos militares alemanes continuarían en Dinamarca y Noruega. Los Países Bajos serían los siguientes en caer y, en junio de 1940, Francia se rendía a las fuerzas del Reich. Hitler dominaba Europa y Gran Bretaña era el único país del continente que le hacía frente.
En 1941 Hitler invadió la Unión Soviética y, el mismo año, declaró la guerra a los Estados Unidos, tras el ataque de sus aliados japoneses a Pearl Harbor. Con la aprobación de Hitler, los nazis emprendieron el exterminio sistemático de la población judía de Europa. Seis millones de judíos fueros ejecutados, junto con millones de integrantes de otras etnias y minorías que los nazis consideraban «indeseables».
A partir de 1942 la tendencia de la guerra comenzó gradualmente a cambiar. Tras el desembarco del día D en Normandía, los aliados iniciaron su avance hacia Alemania desde dos frentes, por el este y por el oeste. Muchos pensaban que Hitler estaba conduciendo a Alemania al desastre. En abril de 1945 la guerra estaba ya absolutamente perdida para los alemanes. El mandatario alemán se refugiaba aislado en su búnker de Berlín, mientras las fuerzas aliadas tomaban Berlín por los dos frentes. El 29 de abril, Hitler contrajo matrimonio con la que había sido su amante durante años, Eva Braun, y, al día siguiente, los dos se suicidaron. Finalmente, Alemania se rindió a los aliados el 8 de mayo. El legado de Hitler fue un continente devastado y un enfrentamiento que había causado millones de víctimas, tanto militares como civiles.