1917
-
LLAMAMIENTO AL EJÉRCITO ROJO

VLADÍMIR LENIN
(1870-1924)

Vladímir Ílich Uliánov, Lenin, se implicó en las actividades de los círculos revolucionarios socialistas desde su juventud. Sus actividades no pasaron desapercibidas por las autoridades, por lo que, en 1895, fue detenido y deportado a Siberia, desde donde marchó al exilio.

Lenin regresó a Rusia en 1905, cuando las protestas contra el régimen absolutista del zar Nicolás II se extendían por todo el país. Sin embargo, el zar se mantuvo en el poder y Lenin volvió a Europa occidental. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914, el pueblo ruso respaldó inicialmente a Nicolás II, si bien ese apoyo fue atenuándose hasta que, en marzo de 1917, se produjeron masivas manifestaciones en contra de la guerra, que obligaron al zar a abdicar.

Lenin, que por entonces se hallaba en Suiza, anhelaba regresar a Rusia. Los alemanes, con la esperanza de que las actividades revolucionarias menguaran la capacidad bélica rusa, le concedieron permiso para que atravesara su territorio en un tren sellado que, en un trayecto rápido y sin paradas, lo condujo hasta la neutral Suecia, desde donde pasaría a Rusia.

En noviembre (octubre según el calendario juliano ruso) de 1917, los bolcheviques de Lenin depusieron al gobierno provisional con apoyo de los sóviets (consejos obreros). Lenin instauró un gobierno comunista, que concertaría la paz con Alemania. Para defender la revolución se formó el Ejército Rojo, en tanto que los grupos opositores se unieron para constituir el llamado Ejército Blanco, que contaba con apoyo de potencias extranjeras, a las que bolcheviques les inspiraban desconfianza. La subsiguiente guerra civil rusa habría de ser un amargo e infamante enfrentamiento, durante el cual Lenin instituyó un régimen de «comunismo de guerra». La industria fue nacionalizada y los obreros debieron hacer frente a la más estricta disciplina, imponiéndose el trabajo obligatorio. El Ejército Blanco avanzaba hacia el centro del poder comunista en la Rusia central. El 29 de marzo de 1919 pronunció un discurso ante tropas del Ejercito Rojo, exhortándolas a continuar la lucha.

— EL DISCURSO —

¡Camaradas! ¡Hombres del Ejército Rojo! Los capitalistas de Gran Bretaña, los Estados Unidos y Francia están dirigiendo la guerra contra Rusia. Pretenden vengarse de la republica soviética de los trabajadores y los campesinos por haber sojuzgado el poder de los latifundistas y los capitalistas, para que ello sirva de ejemplo a todas las naciones del mundo. Los capitalistas de Gran Bretaña, Francia y los Estados Unidos están enviando dinero y municiones a los terratenientes rusos para que puedan atacar la fuerza del sóviet con tropas procedentes de Siberia, del Don y del norte del Cáucaso septentrional, con el fin de restaurar el gobierno del zar y el poder de los latifundistas y los capitalistas. Pero eso no sucederá. El Ejército Rojo ha cerrado filas, se ha levantado en armas y ha expulsado a las tropas de los terratenientes y a los oficiales de la Guardia Blanca de las tierras del Volga, ha reconquistado Riga y casi la totalidad de Ucrania y marcha hacia Odessa y Rostov. Un pequeño esfuerzo más, unos meses más de lucha, y la victoria será nuestra. El Ejército Rojo es fuerte porque marcha, unido y con convicción, a la batalla por la tierra de los campesinos, por el gobierno de los trabajadores y campesinos, por el poder del sóviet.

El Ejército Rojo es invencible, puesto que ha unido a millones de campesinos y obreros y éstos han aprendido a luchar, han asumido la disciplina de los camaradas, no pierden el ánimo, resisten los pequeños reveses con tenacidad y marchan con mayor coraje contra el enemigo, convencidos de que este pronto caerá vencido.

[…]

¡Camaradas! ¡Hombres del Ejército Rojo! Manteneos inquebrantables, firmes y unidos. Marchad con arrojo contra el enemigo, y la victoria será nuestra. El poder de los latifundistas y los capitalistas, abatido en Rusia, caerá derrotado en todo el mundo.

— LAS CONSECUENCIAS —

Los comunistas respondieron a la ofensiva de las tropas blancas. Uno de los camaradas de Lenin en los movimientos revolucionarios, Liev (León) Trotsky, reformó el Ejército Rojo, instaurando en él una férrea disciplina. Los desertores eran ejecutados y los soldados de los que se sospechaba que podían huir en la batalla eran asignados a las unidades menos fiables. Además de tener que afrontar el caos de la guerra civil, Rusia padeció en 1921 una devastadora hambruna, que causó millones de muertos.

El Ejército Blanco fue finalmente derrotado en 1922. La guerra había arrasado el país, pero Lenin había conseguido imponer el control de los comunistas en Rusia y en los territorios de su entorno. La nueva entidad política se llamó Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Su artífice no viviría el tiempo suficiente para gobernar el estado que había creado. Sufrió varios derrames cerebrales, tras el último de los cuales quedó mudo y postrado en cama. Lenin se vio obligado, pues, a abandonar la posición de liderazgo que ocupaba en la Unión Soviética y murió el 21 de enero de 1924, en su hacienda, cercana a Moscú. Fue reemplazado por una troika de tres dirigentes, uno de los cuales era Stalin, llamado a convertirse en el líder de facto del estado soviético durante casi treinta años.