34

El resto del día transcurre como un sueño. Callie ha vuelto; Marilyn está bien. El agente Oldfield me asegura antes de marcharse que jamás permitirá que Jack Jr. le haga a Marilyn lo que hemos visto a Barnes hacer en ese vídeo. Todo está listo para recibir el paquete que Jack Jr. nos remitirá mañana. Seguimos con nuestra rutina.

Pero cuando me dirijo en coche a casa de Alan y Elaina me doy cuenta de que estoy un tanto alterada. No dejo de pensar en la coincidencia de esas fechas. Tengo la sensación de haber dado un salto atrás en el tiempo. Sabiendo que mientras Ronnie Barnes sonreía ante la cámara, yo estaba gritando y Matt se moría. Que cuando Barnes clavaba el cuchillo en el cuerpo de esa pobre mujer, Joseph Sands me clavaba la navaja en la cara.

Mientras eso sucedía, Jack Jr. ya se había puesto manos a la obra.

Y sabía lo que me estaba ocurriendo a mí.

Eso es lo que más me preocupa. ¿Cuánto hace que Jack Jr. se ha fijado en mí? ¿Va a convertirse en otro Joseph Sands?

Tengo miedo. No me importa reconocerlo. Estoy aterrorizada.

—¡Maldito seas! —grito asestando un golpe al volante con tanta fuerza que la palma de mi mano se queda insensible. Estoy temblando de pies a cabeza.

—Eso es mejor —me digo sin dejar de temblar—. Agárrate a eso, Smoky.

De modo que sigo alimentando esa rabia, enfureciéndome más y más con Jack Jr. por hacer que sienta temor.

Esa estrategia no consigue disipar del todo mi temor.

Pero me ayuda a controlarlo de momento.