AGRADECIMIENTOS

Agradecimientos de Howard

Me gustaría agradecer a mi Señor y Salvador Jesucristo por todas las bendiciones. Gracias a mis ángeles guardianes que me mantuvieron vivo en los momentos de peligro.

Estoy muy agradecido a la gente del condado de Wayne, Georgia, que siempre me han apoyado y han sido una fuente de fortaleza, motivación e inspiración.

Quiero dar las gracias especialmente a mis pacientes, que me han permitido ser su quiropráctico. Os quiero a todos.

Gracias a mi coautor, Steve Templin, que resucitó un proyecto muerto en este libro y trabajó sin descanso para perfeccionarlo.

Realmente he sido bendecido por haber tenido dos carreras que fueron/son excepcionales y que verdaderamente me encantan. Soy feliz cada día por ir a trabajar y ayudar a la gente que, por muy cursi que suene, fue la razón por la que me convertí primero en SEAL.

Dios bendiga Estados Unidos y a los hombres y mujeres que luchan por ellos.

Agradecimientos de Steve

He sido bendecido. Durante el entrenamiento del BUD/S con la clase 143, conocí a Howard Wasdin. Acabábamos de terminar otro día brutal de entrenamiento, y Howard preguntó: «¿Quién quiere venir a correr conmigo a la playa?». Pensé que estaba loco. «¡¿Acaso no hemos tenido suficiente por hoy?!». Aún más locos estaban los tipos que le siguieron. Howard y yo nos hicimos amigos. Salíamos con la gente por Tijuana los sábados, y me arrastraba a la iglesia los domingos. Nuestros caminos se separaron cuando me herí y me reincorporé a la clase 144, pero nunca le olvidé.

Años después, mientras esperaba un vuelo en el aeropuerto internacional de Los Ángeles, me metí en la librería para matar el tiempo y pronto me encontré en medio de la zona de temas bélicos (había cogido el excelente libro de Mark Bowden Black Hawk derribado). Miré el índice para ver si aparecía algún SEAL. Para mi sorpresa me encontré con el nombre de Howard. «Ni hablar». Estaba seguro de que alguien escribiría el resto de su historia, y yo sería uno de los primeros en comprarlo. Sin embargo los años pasaron y no hubo libro. Gracias a Facebook volví a conectar con Howard. Tuve suerte de que había esperado para contar su historia. Ser el coautor de su biografía ha sido el viaje de una vida; ¡gracias, Howard!

Me siento dichoso de que mi mujer, Reiko, y mis hijos, Kent y Maria, me hayan dado un anticipo del cielo. Por supuesto no podría haber venido a este mundo sin mi madre, Gwen, que siempre ha estado ahí para apoyarme y dejarme hacer las cosas a mi manera; alguno de mis primeros y más preciados recuerdos se remontan a explorar el desierto de Arizona solo antes de ser lo suficientemente mayor como para ir al colegio. Estoy agradecido a mi padre, Art, por las veces en que estuvo ahí para mí. Mi abuelo Robert me enseñó cómo negociar un descuento de un 10 por ciento en un bote de pintura en la ferretería. Mi abuelo me quería como a un hijo, y yo le quería como un padre. Estoy seguro de que mirará este libro desde arriba con una sonrisa; escribir ha sido mi sueño desde los primeros años del colegio. Carol Scarr nos dio excelentes consejos de escritura a Howard y a mí, en los primeros borradores del libro y ha sido una gran amiga.

Hubiera sido difícil investigar y escribir sin el apoyo de la Universidad Meio, donde soy profesor asociado. Scott Miller de Trident Media Group nos mostró a Howard y a mí toda la profesionalidad que un agente puede mostrar y más. Leyó nuestro manuscrito durante sus vacaciones de Semana Santa; cuando volvió al trabajo encontró nuestro primer editor en veinticuatro horas. Marc Resnick, de St. Martin’s Press, eclipsó a los demás para cerrar el acuerdo y ha mantenido su entusiasmo, haciendo que el proceso haya sido una alegría.

Me siento profundamente honrado de que el general Henry Hugh Shelton (retirado) sacara tiempo de su apretada agenda para apoyarnos. También el mayor de la Delta Force que escribió Kill Bin Laden, Dalton Fury, nos ofreció su ayuda en la fase inicial, por lo que le estoy agradecido. Gracias también a Randy «Kemo» Clendening (antiguo operador del Team Two) por su ayuda.

Me gustaría agradecer a Debbie Wasdin por su amistad y ayuda. Eryn Wasdin me hizo de chófer y consiguió que sonriera.

Mientras trabajaba con Howard para terminar el libro, Tammie Willis, un masajista autorizado de Absolute Precision, me dio el mejor masaje que he recibido en mi vida; eres increíble, Tammie. El resto del equipo de Absolute Precision también fue maravilloso: Miki, Kelly y todo el mundo.

Gracias a la gente del condado de Wayne, Georgia, que me hizo sentir como en casa durante mi estancia.