3 de octubre, 22.30

Esperaba que saltara de alegría con el triunfo del guerrero al oír esa confesión, doctora Rose, pero no dice nada. Simplemente se limita a observarme, y aunque se ha entrenado para que sus rasgos no delaten nada, tiene poco poder para controlar la luz que aparece en sus ojos, por muy impenetrables que sean. Vuelvo a ver ese brillo por un instante, y me dice que quiere oír lo que me acabo de decir a mí mismo.

Era incapaz de recordar a mi hermana porque no quería recordarla. Así deben de ser las cosas. Cuando no queremos recordar, optamos por olvidar. Salvo que a veces no es la verdad lo que no necesitamos recordar. Y, en otros casos, nos dicen que olvidemos.

No obstante, esto es lo que creo: los episodios de mi abuelo eran el Tema Tabú por Excelencia en Kensington Square, y aún así los recuerdo con toda claridad. Recuerdo perfectamente lo que los causaba, la música que mi abuela utilizaba con la intención de evitar que se produjeran, su existencia y el caos que les seguía, y las secuelas durante las que las lágrimas abundaban a medida que los enfermeros se lo llevaban al campo para poder librarle de ellos. Con todo, nunca hablábamos de esos episodios. Por lo tanto, ¿por qué me acuerdo de mi abuelo y de sus episodios, y no de mi hermana?

«Su abuelo tiene más importancia en su vida que su hermana —me dice, a causa de la música. Interpreta el papel principal en el drama de su historia musical, a pesar de que una parte de su papel se produzca en la ficción que es la Leyenda de Gideon Davies. Reprimir su recuerdo, tal y como parece haber reprimido el de Sonia…».

«¿Reprimir? ¿Por qué reprimir? ¿Está de acuerdo con el hecho de que no me acordaba de mi hermana porque yo no quería, doctora Rose?».

«La represión no es una elección consciente —me dice con un tono de voz tranquilo, compasivo y sosegado—. Está asociada a un estado emocional, psicológico o físico demasiado difícil de soportar, Gideon. Por ejemplo, si de niños hemos presenciado algo terrible o incomprensible para nosotros, el acto sexual entre nuestros padres lo ilustraría muy bien, lo eliminamos de nuestro conocimiento consciente porque a esa edad no tenemos las herramientas para hacer frente a lo que hemos visto, o para asimilarlo de un modo que tenga sentido para nosotros. Incluso de adultos, la gente que sufre accidentes horribles normalmente no tiene recuerdos de la catástrofe, por el simple hecho de que es horrible. No elegimos de forma consciente borrar un recuerdo de nuestra mente, Gideon. Sencillamente lo hacemos. La represión es la forma que tenemos de protegernos a nosotros mismos. Es el modo en que nuestra mente se protege a sí misma de algo que aún no está preparada para afrontar».

Entonces, ¿qué —qué— es lo que aún no estoy preparado para afrontar de mi hermana, doctora Rose? Sin embargo, me acordé de Sonia, ¿no es verdad? Cuando estaba escribiendo sobre mi madre, me acordé de ella. Tan sólo había reprimido un detalle sobre ella. No sabía que tenía síndrome de Down hasta que vi esa fotografía.

Por lo tanto, el hecho de que lo fuera debe de tener importancia en todo esto, ¿no cree? Debe de tenerla, porque es el único detalle que no pude recordar por mí mismo. Fui incapaz de desenterrarlo. Nada me llevó a hacerlo.

«Tampoco fue capaz de recordar a Katja Wolff», me replica.

Así pues, Katja Wolff guarda relación con el hecho de que Sonia tuviera síndrome de Down, ¿no es verdad, doctora Rose? No puede ser de otra manera.