Agradecimientos

Antes de dar las gracias a los archiveros y bibliotecarios que me ayudaron en mi labor de investigación, quiero dejar constancia de lo agradecido que estoy a Anne Baker por permitirme ver su colección de cartas (y los cuadros) de Samuel W. Baker y los diarios africanos de su esposa Florence. También me ayudaron sus hijos Julian y David Baker, así como el primo de ambos, Ian Graham-Orlebar, que me mostraron sus documentos Baker. Estoy también muy agradecido a Peter Speke, que reside cerca del emplazamiento de la casa en la que se crio su famoso antepasado, y me mostró sus cuadros de John Hanning Speke y las pistolas, el sextante, el reloj y otros efectos del explorador. Su hijo, Geoffrey Speke, y Dan Cook me dejaron ver el ejemplar que tenía Speke de su propio libro, What Led to the Discovery of the Source of the Nile, con una coda impresa muy esclarecedora, que no se encuentra en los ejemplares vendidos al público. Me gustaría dar de nuevo las gracias a los miembros de la familia Livingstone (a los vivos y a los ya fallecidos) que me ayudaron a preparar mi biografía hace ya muchos años, y a la familia adoptiva de Henry M. Stanley, cuya vida escribí más recientemente.

Francis Harris, jefa de la Sección de Manuscritos Modernos de la British Library, me permitió amablemente consultar la Colección Quentin Keynes, recientemente comprada por la biblioteca, antes incluso de ser catalogada del todo. Ya había visto muchos de los documentos de Burton cuando Quentin Keynes todavía vivía, pero en esta ocasión tuve la oportunidad de leer muchos otros por primera vez. Me siento muy agradecido hacia Sheila Mackenzie, conservadora superior del Departamento de Manuscritos de la Biblioteca Nacional de Escocia, por ayudarme a encontrar lo que buscaba en el Archivo Blackwood, que contiene, además de muchas cartas fascinantes, tesoros tales como el manuscrito original y las pruebas de imprenta del Journal of the Discovery of the Source of the Nile, de Speke, los documentos de James A. Grant, y otros manuscritos relevantes, y además por enviarme sus fotocopias. Me gustaría también dar las gracias a Robin Smith del NLS. Una conversación con el Dr. Adrian Wisnicki acerca de su obra «reflectante» sobre los cuadernos de campaña y los diarios de Livingstone me indujo a investigar de nuevo algunos de ellos. Karen Carruthers, del David Livingstone Centre, me puso en contacto con Anne Martin, archivera voluntaria del centro, que atendió a todas mis peticiones de información específica y de extractos literales del Diario de Unyanyembe y de los cuadernos de campaña de Livingstone y me suministró otras informaciones acerca de las diferencias entre estos textos y los pasajes de la versión publicada de los Last Journals del gran explorador. Alan Jutzi, conservador jefe de la Sección de Rarezas de la Huntington Library, y Gayle Richardson, de la misma institución, respondieron a todas mis preguntas y me enviaron fotocopias de documentos de su amplísima Colección Burton. Mathilde Leduc-Grimaldi, del Museo Real de África Central, se comportó de la misma manera en relación con Henry M. Stanley. Sarah Strong, de la Royal Geographical Society, me ayudó en mis numerosas investigaciones que llevé a cabo durante mis múltiples visitas a Kensington Gore para estudiar las cartas y diarios conservados en los vastísimos archivos de la institución, que contienen manuscritos de puño y letra de todos los exploradores del Nilo. Vaya también mi agradecimiento a Lucy McCann, archivera de la Library of Commonwealth and African Studies at Rhodes House de la Biblioteca Bodleaiana, por enviarme las fotocopias de la correspondencia de Horace Waller.

Deseo dar la gracias especialmente a Julian Loose, de Faber & Faber, y a Chris Rogers, de Yale University Press, por encargarme el presente libro, y también a Kate Murray-Browne, de Faber, por las excelentes sugerencias editoriales y por la escrupulosa atención que dedicó al texto y a todas las fases de producción del libro. Mi agradecimiento también para el equipo de producción de Faber y para Donald Sommerville por sus atentos comentarios textuales y la agudeza de sus correcciones. No me cansaré nunca de dar las gracias a mi esposa, Joyce, por apoyarme una vez más mientras preparaba otro magnum opus que lo exigía todo de mí.

Wendy Cawthorne, de la Geological Society de Londres, me proporcionó informaciones muy útiles acerca de sir Roderick Murchison. Mi agradecimiento también para Dan Mitchell, de las Colecciones Especiales del University College de Londres, y para Jane Baxter, bibliotecaria de la Local Studies Library de Richmond, Surrey, por responder a mis diversas preguntas sobre las cartas de Burton; Stephanie Davidson, archivera del West Yorkshire Archive Service, hizo lo mismo en relación con Speke. Mi reconocimiento también para Alicia Clarke, directora del Sanford Museum, Florida, a todo el personal de la Wellcome Library, de la London Library y del Public Record Office, Kew.