Dos

Mi querida Jean:

Bueno, ya te advertí que no podría escribir demasiado. Pero hay un avión que llega mañana contra toda expectativa, así que todo el mundo está escribiendo cartas esta noche. Pero ¡sorpresa! Yo mismo estaré en el avión.

Esto no significa que vuelva a casa todavía, aunque al menos da la impresión de que no he de invernar bajo la capa de hielo antártica. Me complace hasta cierto punto… Estamos bloqueados en el trabajo actualmente. Te explicaré los detalles cuando te vea, pero por el momento todo lo que ha sucedido es que nuestras pruebas con ratas no han dado los resultados esperados. De momento dejo aquí a Abu a cargo de los experimentos, aunque no creo que logre regresar aquí hasta después de que acabe el invierno. Abu tiene todas mis notas, pero temo que en cuanto yo deje libre el camino él se encargará personalmente de los problemas.

¡Mi noticia es más misteriosa! Al parecer el gobierno me manda volver. Han enviado aquí dos hombres muy extraños para recogerme. No comprendo a los americanos, supongo que nunca los comprenderé… Uno es un hombre muy moreno llamado Musgrove, ancho de espaldas y con brazos enormes. No habla mucho, sólo merodea y tiene un aspecto amenazador. El otro día lo vi con un rifle, pero no pude imaginar qué pretendía con él. El otro hombre, sin embargo, es el que me da miedo de verdad, aunque no veo nada claro en su acción. Tiene un hábito bastante desconcertante de marcharse en medio de la conversación, como si se esforzara en producir algún efecto.

Siempre estoy pensando que espera la oportunidad de abalanzarse, aunque él sabrá si no tiene alguna obsesión conmigo. De todas maneras, espero que el misterio de aclare cuando lleguemos a Washington. Aunque esto también es un poco raro. Cuando pregunté a ese hombre (a propósito, se llama Astourde) adónde íbamos, dijo que a Brasil. Supongo que se refería a Río de Janeiro, ya que ésa fue una de nuestras últimas paradas a la ida.

No te alarmes por esto, querida Jean. Estoy convencido de que no tiene importancia. Simplemente, su conducta es muy desconcertante. Cuando llegue a Washington te llamaré por teléfono inmediatamente, y lo más probable es que incluso me oigas antes de que recibas esta carta.

Me iré pronto a la cama pues saldremos dentro de unas diez horas. El avión llegará en los próximos minutos. Al parecer habría llegado antes de no ser por un vendaval que ha estado soplando en los últimos días. Aquí abajo nunca llegamos a enterarnos del estado del tiempo.

Mi cariño para Timothy y Jane. Les compraré algunos regalos antes de volver. Y tú…, cuídate y no te preocupes. Estaré en contacto. Adiós por ahora.

Todo mi amor,

Li.