Flota vengadora

Vinieron de la negrura del espacio, desde una distancia inimaginable. Convergieron en Venus y lo barrieron. Cada uno de los dos millones y medio de seres de aquel planeta, todos colonos de la Tierra, murieron en cuestión de minutos, y toda la flora y fauna de Venus desapareció con ellos.

Era tal el poder de sus armas que hasta la misma atmósfera del planeta, repentinamente condenado, ardió y se evaporó. Venus estaba doblegado e inerme, y fue tan inesperado el ataque y tan rápidos y devastadores los resultados, que no pudo hacerse un solo disparo de defensa.

Seguidamente, se dirigieron hacia el siguiente planeta, hacia el exterior: la Tierra.

Pero no fue lo mismo. La Tierra estaba preparada; por supuesto, no porque hubiera tenido margen para hacerlo en los contados minutos que transcurrieron desde la llegada de los invasores al sistema solar, sino porque en aquel entonces, el año 2820, la Tierra se encontraba en guerra con su colonia marciana, que había crecido hasta alcanzar la mitad de la población terrestre, y combatía por su independencia. En el momento del ataque a Venus, las flotas de la Tierra y Marte maniobraban para entrar en combate cerca de la luna.

Pero la batalla terminó antes que cualquier otra de la Historia. Una flota conjunta de naves terrestres y marcianas, unidas ante la emergencia, salieron al encuentro de los invasores y los encontraron entre Venus y la Tierra. Eramos numéricamente superiores y los invasores fueron barridos del espacio, totalmente aniquilados.

En las siguientes veinticuatro horas se firmó la paz entre la Tierra y Marte, en la capital terrestre de Alburquerque: una paz solida y duradera, basada en el reconocimento de la independencia de Marte, y sellada con una alianza perpetua entre los dos mundos, ahora los únicos planetas habitables del sistema solar, frente a cualquier agresión extraña. Comenzaron a elaborar planes para la creación de una flota vengadora que encontrase la base de los atacantes y los destruyera antes de que enviaran otra flota contra nosotros.

Los instrumentos terrestres y las naves de patrulla detectaron la llegada de los invasores, aunque no a tiempo para salvar Venus, y la lectura de los instrumentos mostró la dirección de donde habían venido los extraños, e indicó, aunque no mostró exactamente la magnitud, que procedían de una distancia inimaginable.

Una distancia que habría resultado imposible de salvar si no hubiera sido por el C-plus Drive, inventado recientemente, que permitía a una nave acelerarse hasta una velocidad muy superior a la de la luz. Se trataba de un modelo no experimentado todavía porque la guerra Marte-Tierra había agotado los recursos de ambos planetas, y el C-plus Drive no tenía objeto dentro del sistema solar, dado que se requerían vastas distancias para acelerar a mayor velocidad que la luz.

Ahora…, sin embargo, tenía un propósito definido; la Tierra y Marte combinaron sus esfuerzos y sus tecnologías para tratar de enviar una flota contra el planeta originario de los invasores y acabar con él. Tomaría diez años, y se estimaba que el viaje consumiría diez más.

La flota vengadora, no muy grande en número pero increíblemente poderosa en armamento, dejó Puertomarte en el 2830.

No volvió a saberse nada de ella.

Y no fue hasta un siglo más tarde cuando se conoció su posición, y sólo gracias al razonamiento deductivo de Jon Spencer 4, un gran historiador y matemático.

»Sabemos —escribió Spencer— desde hace algún tiempo, que un objeto que exceda la velocidad de la luz viaja hacia atrás en el tiempo. Por tanto, la flota vengadora alcanzó su destino, de acuerdo con nuestra cronología, antes de haber iniciado su jornada.

»No sabíamos, hasta ahora, las dimensiones del universo en que vivimos. Pero mediante la experiencia de la flota vengadora, podemos deducirlas ya. En una dirección, por lo menos, el universo mide Cc millas de un extremo a otro. En diez años, viajando hacia adelante en el espacio y hacia atrás en el tiempo, la flota cubrió exactamente esa distancia, 186.334186.334 millas. La flota, siguiendo la línea recta, viajó circunnavegando el universo, hasta su punto de partida, y llegó allí diez años antes de haber salido. Destruyó el primer planeta que encontró, y también la flota que salía a su encuentro, y, al hacerlo, con seguridad dio la orden de cese el fuego en el instante en que la flota Tierra-Marte lo alcanzaba.

»Es ciertamente una asombrosa paradoja reconocer que la flota vengadora estaba encabezada por el almirante Barlo (quien también tuvo a su cargo la flota terrícola durante el conflicto marciano-terrestre), en los momentos en que las flotas combinadas de Marte y la Tierra se asociaron para destruir a quienes pensaban que eran invasores extraños, y que muchos otros hombres en ambas flotas, durante aquel día memorable, más tarde formaron parte del personal de la flota vengadora.

»Es interesante especular qué hubiera sucedido si el almirante Barlo, al final de su jornada, hubiera reconocido Venus en lugar de destruirlo. Pero tal especulación es fútil, pues no podría haberlo hecho, porque ya la había destruido, y, de no ser eso cierto, no hubiera actuado como almirante de la flota enviada para vengar la destrucción. El pasado no puede alterarse.