Un día le pregunté a la cebra:
«¿Eres una cebra blanca con rayas negras
o una cebra negra con rayas blancas?».
La cebra, mirándome, me preguntó:
«¿Tú eres un hombre inquieto con momentos tranquilos
o un hombre tranquilo con momentos de inquietud?
¿Eres un tipo descuidado de maneras ordenadas
o un tipo ordenado de maneras descuidadas?
¿Eres un hombre feliz con momentos tristes
o un hombre triste con momentos felices?».
Nunca más le preguntaré a la cebra sobre sus rayas.
SHEL SILVERSTEIN