42. Risa

UNOS MINUTOS ANTES, Risa ha respondido a la petición del Almirante y se ha acercado a su avión para llevarle unas aspirinas. La recibe el Almirante, que efectivamente, tal como ella le había dicho a Connor, ni siquiera sabe cómo se llama. Ahora el Almirante habla con ella y le dice que la experiencia que está teniendo allí es mejor que la que puede tener ninguna persona de su edad en el mundo exterior. Risa le cuenta sus ideas de convertirse en médico del ejército, y el Almirante se muestra encantado. Después se queja del dolor del hombro, y le pide esas aspirinas que ha traído. Ella le da una pero, solo por si acaso, decide comprobar su tensión arterial. Él la felicita por ser tan concienzuda en su trabajo.

Fuera del avión hay un alboroto que le impide concentrarse en la tensión arterial del Almirante. Los alborotos no son infrecuentes. Sea lo que sea, Risa sospecha que la cosa terminará en vendas y bolsas de hielo para alguno de ellos. Su trabajo no se agota nunca.